Política

Brexit

«Prórroga técnica» hasta las elecciones europeas de mayo

Bruselas asume que se llegará a la cumbre del 21 de marzo sin pacto y sólo daría dos meses de margen a Londres.

El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, posa junto a Federica Mogherini, ayer, en Bruselas
El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, posa junto a Federica Mogherini, ayer, en Bruselaslarazon

Bruselas asume que se llegará a la cumbre del 21 de marzo sin pacto y sólo daría dos meses de margen a Londres.

Los Veintisiete están haciendo de la templanza su mejor baza de negociación. Tras semanas de bloqueo, los negociadores de Reino Unido y la UE se vieron este lunes las caras en Bruselas. Un intento de deshielo que tan sólo ha conseguido imágenes para la galería, pero que ha vuelto a evidenciar que en los dos lados del Canal de la Mancha se hablan lenguajes diferentes. Fuentes diplomáticas reconocen fuera de micrófono que las espadas siguen en alto y que quizás no lleguen a bajarse hasta que las dos partes bordeen el filo de la navaja. Lo más probable, tal y como están las cosas, es llegar a la cumbre programada para los días 21 y 22 de marzo con las negociaciones abiertas. Sólo una semana antes del límite para un Brexit caótico que termina el 29 de marzo. En este escenario, la opción de la prórroga del artículo 50 tan sólo sería una posibilidad real si estuviéramos hablando de un lapso de tiempo corto, meramente técnico, que sirva para validar el acuerdo alcanzado.

«No va a haber una prórroga indefinida ni para permitir una evolución política interna en Reino Unido ni un segundo referéndum», reconocen fuentes diplomáticas, para quienes una prórroga larga «sería ontológicamente imposible» y sólo contribuiría a «prolongar una agonía». Por el momento, la única extensión posible sería hasta el 26 de mayo de 2019, antes de las elecciones europeas. Tanto desde el punto de vista político como técnico –ya que todavía no se ha encontrado una solución jurídica que aclare el estatus de los eurodiputados británicos ante una eventual nueva legislatura–. Los tratados exigen que –si Reino Unido sigue formando parte de la UE el 26 de mayo– los ciudadanos británicos tengan derecho a elegir a sus representantes a la Eurocámara.

La posibilidad de sacar un conejo de la chistera para solventar este escollo todavía no se ha producido y todo indica que los ánimos de encontrar una solución son cada vez menores.

En las cancillerías europeas se preparan para negociar hasta el último minuto –una tradición típicamente comunitaria– y consideran que sólo la inminencia del abismo será capaz de provocar una solución. En el escenario de las próximas semanas, se resignan a un nuevo bloqueo. Los 27, tras el último varapalo del jueves en Westminster, desconfían de que Theresa May cuente con el respaldo de su Parlamento y de ahí la cierta desgana con la que en Bruselas han tenido lugar los últimos contactos. «Lo que no vamos a aceptar son negociaciones de ida y vuelta: que May llegue con nosotros a un acuerdo y que luego vuelva a Londres para saber si tiene los suficientes apoyos y vuelta a renegociar», explican fuentes diplomáticas. Ante las dificultades, la única certeza es que ninguno de los dos bandos desea un Brexit a las bravas el próximo 29 de marzo, aunque los dos se estén preparando para ello con planes de contingencia. Mientras, los 27 siguen aferrados a su estrategia de permanecer unidos y no caer en el nerviosismo. Parece que el paso del tiempo se ha convertido en el mejor aliado y la única estrategia sensata.