Rehenes

Qatar y Estados Unidos, los artífices del pacto entre Israel y Hamás

El poderoso emirato del Golfo es a la vez firme apoyo de Hamás y estrecho socio de Washington

Desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza todas las miradas diplomáticas se posaban en un poderoso y contradictorio actor regional: el emirato de Qatar.

La pequeña y poderosa monarquía árabe, capaz de acoger desde hace años a los líderes de la organización terrorista palestina y financiar organizaciones islamistas radicales en todo el mundo y, a la vez, mantener una estrecha relación con Estados Unidos –Qatar cuenta con la mayor base estadounidense en Oriente Medio- y Europa, ha sido clave en el acuerdo alcanzado este miércoles entre Tel Aviv y Hamás.

Las largas y complejas negociaciones –formadas por un reducido número de altos funcionarios del máximo nivel tanto cataríes como estadounidenses- permitirán un alto el fuego de cuatro días –el cual entrará en vigor a las diez de la mañana hora local- y la liberación, por un lado, de medio centenar de rehenes civiles de la organización islamista y más de ciento cincuenta presos palestinos en cárceles israelíes, por otro.

“El Estado de Qatar anuncia el éxito de los esfuerzos de mediación conjunta junto a la República Árabe de Egipto y Estados Unidos entre Israel y Hamás que han resultado en una pausa humanitaria”, aseguraban ayer fuentes oficiales de la opulenta e influyente monarquía absoluta del Golfo.

Dos son los principales apoyos políticos y financieros de Hamás en la región: la República Islámica de Irán y Qatar, patrocinadores respectivos del islam chií y suní –lo que no les impide coincidir en el apoyo a la organización terrorista emparentada con los Hermanos Musulmanes.

Doha es clave en el funcionamiento administrativo de la estructura gubernamental tejida por Hamás en la Franja desde su victoria en 2006. Un año más tarde, Turquía y Qatar fueron los dos únicos países que apoyaron la expulsión de Gaza de la Autoridad Palestina.

El actual líder de Hamás Ismail Haniyeh –reside desde 2016 en la capital catarí, Doha (es el caso de varios líderes de la rama política de la organización en al menos los últimos diez años). En 2019 las autoridades israelíes cifraban en 1.100 millones de dólares la aportación financiera de Qatar a Hamás sólo en el período 2012-2018.

Los contactos entre Qatar y Estados Unidos comenzaron tan pronto como, tras la masacre perpetrada en suelo israelí –unas 1.400 personas fueron asesinadas-, Hamás llevaba a cabo el secuestro a 240 personas desde Israel –de las cuales 220 permanecen, sin que se conozca su estado actual- hasta sus refugios en el interior de Gaza.

El acuerdo alcanzado entre Tel Aviv y la organización islamista palestina permitirá no sólo el cese de las hostilidades durante cuatro jornadas, sino la entrada de varios centenares de camiones con ayuda humanitaria y alimentos al interior de Gaza.

Qatar, que lleva años desarrollando el soft power gracias a su imparable penetración en la economía mundial, se apunta un tanto innegable ante su socio estadounidense y la comunidad internacional. En cualquier caso, tanto Hamás como Israel han mostrado su aparente voluntad de seguir combatiendo. Una cosa parece segura: Doha seguirá trabajando entre bambalinas.