Elecciones locales

El presidente turco Erdogan sufre la derrota electoral más dura de su vida

La inflación, por encima del 60%, ha empobrecido a muchos ciudadanos turcos, cansados de la corrupción y víctimas del terremoto

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha sufrido la derrota más severas de su vida política. Su partido AKP ha vivido como una auténtica debacle los resultados de las elecciones locales de este domingo en Turquía, en las que el partido opositor CHP (de centro izquierda) revalidó su posición en Estambul y en la capital, Ankara, y doblegó a la formación de Erdogan en otras ciudades importantes de Anatolia. El presidente había convertido la elección de la alcaldía de Estambul en un referéndum sobre su liderazgo y ha perdido. El ganador ha sido el actual alcalde, Ekrem Imamoglu, del CHP, quien se erige ahora como el gran rival de Erdogan para las próximas elecciones presidenciales.

A nivel nacional, el opositor CHP de Imamoglu -una formación fundada por Kemal Ataturk- es ya la fuerza política más fuerte de Turquía por primera vez en más de 20 años. De las diez ciudades más pobladas del país, que suman a la mitad de la población, el AKP únicamente logra mantener tres. “Turquía ha decidido optar por una nueva política”, declaró este domingo Özgür Ozel, líder del CHP.

Los expertos ven las elecciones como un punto de inflexión para Turquía. Soli Özel, de la Universidad Kadir Has, explica al diario alemán "Tagesspiegel" que el resultado es un “cambio tectónico difícil de imaginar” y ofrece una de las razones sobre el varapalo del oficialismo. A su juicio, la derrota se debe a que buena parte de los votantes del AKP se quedaron en casa el domingo: "¿Cómo te sientes cuando eres víctima de un terremoto a quien le prometieron una nueva casa y no te la han dado, o si eres un pensionista que tiene una pequeña pensión para sobrevivir?”, afirma el experto, quien considera que mientras tanto "el gobierno se entrega al lujo", por lo que "algo así molesta a la gente". Turquía y Siria sufrieron un potente terremoto el 6 de febrero de 2023 que dejó más de 60.000 muertos. Hasta 700.000 personas siguen viviendo en campamentos de contenedores gestionados por el Gobierno, y varias decenas de miles más en asentamientos informales.

Uno de los elementos clave de estas elecciones señalados por observadores es la situación de crisis económica que vive el país, donde la inflación está por encima del 65%. La razón de la fuerte subida de los precios es la política económica que Erdogan ha impulsado en el pasado, con tipos de interés bajos. En encuestas difundidas por algunos medios turcos, muchos se quejan de que se acuestan con hambre o de que tienen que volver a trabajar a los 70 años porque su pensión no es suficiente para sobrevivir.

La corrupción también ha sido otro argumento que ha sobrevolado la campaña electoral. Además, la competencia del partido islamista YRP, fundado por Fatih Erbakan, hijo del mentor político de Erdogan, ha acabado dañando las aspiraciones del AKP. El YRP es un partido religioso conservador que ha sabido atraer el voto de los turcos insatisfechos con las políticas económicas de Erdogan hasta el punto de haber "robado" al AKP dos provincias de Anatolia.

Murat Somer, de la Universidad Ozyegin de Estambul, explica al mismo diario que la oposición turca ha aprendido de la derrota contra Erdogan en las elecciones presidenciales y parlamentarias del de mayo de 2023. “Este puede ser el principio del fin de la era Erdogan”, afirma Somer, quien asegura que el presidente se ha peleado con tantos aliados en los últimos años que ahora está “acorralado”.