Conflicto Israel-Palestina
La sombra del 7-O: violencia sexual como estrategia de guerra
Un informe apunta al uso sistemático de este tipo de violencia por parte de Hamás en los ataques del 7 de octubre de 2023 contra Israel
El 7 de octubre de 2023 pasará a la historia como el día en que comenzó uno de los episodios más sangrientos del prolongado conflicto entre Israel y Palestina. Hamás y grupos afines lanzaron una ofensiva sorpresa desde la Franja de Gaza, que se cobró la vida de cerca de 1.400 personas, mientras otras 251 fueron tomadas como rehenes, reanudando así un enfrentamiento armado que sigue lejos de concluir.
Pronto se cumplirán dos años de la operación bautizada como 'Inundación de Al Aqsa', pero sus consecuencias siguen muy presentes. Entre misiles y disparos tuvieron lugar algunas de las escenas más oscuras de la ofensiva, que han vuelto al foco mediático tras la publicación de 'Una búsqueda de justicia: el 7 de octubre y más allá', un informe elaborado por el Proyecto Dinah que recopila evidencias de que Hamás habría empleado la violencia sexual de forma sistemática y como arma de guerra durante las incursiones del 7-O, y más tarde, contra las personas capturadas. En él se recogen testimonios de víctimas y testigos del horror, entre los que figura el de Amit Soussana, una de las primeras rehenes en hacer público los abusos sufridos durante el cautiverio.
Amir Soussana, superviviente: "Me puso la pistola en al frente"
La abogada israelí fue secuestrada de su domicilio y trasladada hasta Gaza, donde permaneció semanas encadenada del tobillo. En una entrevista con el New York Times, Soussana narra cómo uno de sus captores abusó de ella: "Se me acercó y me puso la pistola en la frente". Posteriormente, tras golpearla, recuerda: "Me obligó a cometer un acto sexual con él".
Amenazas de violación y matrimonio forzado, acoso sexual verbal y tocamientos no consentidos, han sido otros de los horrores que los supervivientes reconocen haber experimentado y que, como apunta Mónica Echevarría, experta en violencias de género, también deben considerarse violencia sexual. Echevarría explica a LA RAZÓN que este tipo de vejaciones en conflictos armados "se tratan de discursos de poder que se ejecutan como forma de aleccionamiento a las mujeres, a las comunidades y a los grupos contrarios", en este caso el pueblo israelí.
De acuerdo con el informe, durante el 7 de octubre se tiene constancia de actos de violencia sexual en al menos seis ubicaciones, entre las que figura el festival Nova. Celebrado en un recinto próximo a la frontera con la Franja, el evento musical -que congregó a cerca de 3.400 asistentes- se convirtió en uno de los escenarios más cruentos. En él fueron asesinadas más de 370 personas, y también se ha documentado al menos un intento de violación, denunciado por una de las asistentes. No fue el único.
Un reporte, publicado en esta ocasión por la oficina de Pramila Patten, Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, concluye que "en múltiples lugares de la periferia de Gaza, se identificó un patrón de víctimas, en su mayoría mujeres, encontradas completamente o parcialmente desnudas de cintura para abajo, con las manos atadas a la espalda y/o atadas a estructuras como árboles y postes, y ejecutadas a tiros". También señala que "en el festival de música Nova y sus alrededores, existen motivos razonables para creer que ocurrieron múltiples incidentes de violencia sexual, y que las víctimas fueron sometidas a violaciones" y "hay más testimonios de personas que presenciaron al menos dos incidentes de violación de cadáveres de mujeres".
Hamás ha negado que sus soldados o simpatizantes hayan llevado a cabo este tipo de actos contra mujeres, no obstante las afirmaciones de la ONU y Dinah Project se suman a las acusaciones del fiscal de la Corte Penal Internacional, Karin Khan, contra tres dirigentes del grupo islamista, a los que considera responsable de hablar planeado e instigado, "la violación y otros actos de violencia sexual, como crímenes de lesa humanidad y también como crímenes de guerra".
Violencias de "menor valía"
Este tipo de violencia es recurrente en conflictos armados por todo el mundo, como han denunciado víctimas y asociaciones, que a menudo tienen que vencer al estigma para poder dar a conocer lo que muchas mujeres y hombres han ocultado por miedo, trauma, o al haber sido silenciados. Aun así, los expertos coinciden en reconocer que queda mucho trabajo por hacer ante este tipo de casos. "En el marco de los conflictos, las violencias sexuales han sido tratadas como violencia de menor valía (...) frente al asesinato, la tortura, el secuestro, la desaparición forzada", señala Echevarría.
Jessica Nevo, socióloga argentino-israelí, pone sobre la mesa los retos a los que se enfrenta el sistema judicial. "Las cortes no siempre están adaptadas a las necesidades de las víctimas", reconoce a LA RAZÓN. Nevo lleva 40 años colaborando y educando en materia de violencia sexual a jueces, fuerzas de seguridad y trabajadores sanitarios: "La policía y las cortes a veces se refieren a los crímenes de violencia contra las mujeres bajo el mismo esquema que si hubo un robo de un banco o un robo con violencia (...) ha llevado mucho tiempo tratar de explicar cuáles son las razones por las que las víctimas no van en seguida a contar que han sido atacadas". Un comportamiento que está relacionado con el sentimiento de vergüenza inculcado desde la sociedad, relata.
"Lo que pasó en Israel el 7-O es que Israel no estaba preparado, como ninguna sociedad está preparada para un tipo de ataque masivo de un grupo tan grande (...) hubo muchas evidencias forenses que no pudieron ser guardas", dificultando así la identificación de los responsables y su posterior enjuiciamiento. "No siempre se va a saber si un determinado terrorista de Hamás atacó sexualmente a una mujer", agrega Jessica Nevo, que también recuerda cómo en el festival Nova "las mujeres fueron violadas y después asesinada", por lo que no hubo posibilidad de recoger sus testimonios.
Cambios en el sistema
En este sentido, desde el Proyecto Dinah reclaman un cambio de paradigma en el trato de la violencia sexual. Recomiendan el reconocimiento de la misma en conflictos como categoría jurídica específica, así como la ampliación de las pruebas admisibles, más allá del testimonio de las víctimas. Ante las evidencias, el grupo de investigadores israelíes también reclama la aplicación de la responsabilidad penal conjunta en ataques masivos como el 7-O, así como la inclusión de Hamás en la lista de la Secretaría General de la ONU de entidades responsables del uso estratégico de la violencia sexual como arma de guerra.
"Hoy, casi dos años después, la gente todavía se pregunta si realmente ocurrió. Si realmente violaron, quemaron, asesinaron, secuestraron (...) Si los hombres también sufrieron daños", explica Ilana Gritzewsky, secuestrada durante más de 50 días por Hamás, en un evento. Gritzewsky concluyó con una advertencia: "Sí. Sucedió. Y sigue sucediendo".
Se calcula que al menos 59 personas siguen en manos del grupo terrorista, de los cuales tan solo 24 permanecerían con vida. Entre ellos se encuentra la pareja de Gritzewsky. Mientras tanto, continúan las negociaciones entre Israel y Hamás de cara a la consecución de un nuevo alto el fuego que ponga fin a la cruenta ofensiva en Gaza y permita la liberación del resto de los rehenes.