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El Egeo se traga a otros 34 refugiados, 11 de ellos niños
Se trata del tercer naufragio en dos días en esta región, donde los fuertes vientos golpean las rudimentarias embarcaciones
La cifra de muertes en el mar Egeo, entre Grecia y Turquía, en lo que va de año alcanza las 117. Un contador de víctimas en el Mediterráneo que aumenta cada semana. Ayer murieron otras 34 personas, entre ellas quince menores de edad, según los últimos datos facilitados por la Guardia costera helena, que al cierre de este diario continuaba con las tareas de búsqueda. Entre los fallecidos había diez mujeres, nueve hombres, seis niños y cinco niñas. Muy probablemente se trataba de familias enteras que se dirigían a la isla griega de Farmakonisi, para alcanzar suelo europeo y poder construir una nueva vida a salvo de la guerra. La embarcación de madera en la que viajaban 120 exiliados volcó de madrugada por el sobrepeso. Los guardacostas pudieron rescatar a 68 personas y otras 29 lograron alcanzar las playas griegas a nado.
En la costa norte de Lesbos, LA RAZÓN presenció ayer la llegada de tres botes en menos de media hora. Las embarcaciones de plástico de unos seis metros llevaban a bordo más de 30 personas. Al llegar a tierra firme, la mayoría de refugiados califican de «terrorífico» ese trayecto de entre cinco y siete horas. El bote suele acabar medio desinflado, con muchas posibilidades de hundirse si el recorrido se alarga más de lo previsto.
La isla de Farmakonisi, donde ha tenido lugar la enésima tragedia, se sitúa a unos 12 km de Turquía, pero las condiciones climáticas en la zona eran pésimas, con vientos de una fuerza 7 en la escala Beaufort. Esa ruta, sin embargo, no es la más habitual, comparada con la masiva entrada de unos 700 exiliados diarios a la isla de Lesbos, a tan sólo 7km de la costa turca. Se trata del tercer naufragio con muertos durante el fin de semana en esa región marítima del Egeo oriental. Cuatro menores desaparecieron el sábado al volcar un bote de plástico cerca de Samos. Un naufragio en que los guardacostas pudieron salvar ilesas a 24 personas. Una patrulla de Frontex –la agencia europea de protección de fronteras– rescató a 32 inmigrantes, pero no lograron encontrar a un joven de 20 años que desapareció.
Sin duda, tal y como afirman los recién llegados a suelo europeo, «esa es la peor etapa del trayecto» hacia el norte de Europa. Pero el camino guarda todavía muchos obstáculos y más aún que los estados se planteen reforzar sus fronteras. En la isla de Lesbos, unos 5.000 exiliados esperan hasta tres días para recibir los documentos necesarios y obtener el pasaje en ferry y así partir hacia Atenas. La primera ministra helena, Vassiliki Thanou, anunció ayer en su visita a la isla la creación de un nuevo centro de acogida para agilizar los trámites. Según un responsable de Acnur, el sábado registraron a 2.800 personas, pero sólo partieron a la capital griega 1.400. Y el caudal de llegadas continúa. Una dinámica que imposibilita aliviar de forma definitiva la situación sin mayores recursos.
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