Elecciones en Estados Unidos

Trump pisa el freno

El magnate recula y hace público su apoyo a la reelección de Paul Ryan y John McCain para ganarse el favor del «establishment». Trata de cerrar heridas en el partido para batir a Clinton

El «merchandising» pro- Trump se ha convertido en una auténtica revolución
El «merchandising» pro- Trump se ha convertido en una auténtica revoluciónlarazon

El magnate recula y hace público su apoyo a la reelección de Paul Ryan y John McCain para ganarse el favor del «establishment». Trata de cerrar heridas en el partido para batir a Clinton

Necesita al «establishment». Por mucho que Donald Trump se erija como el verso libre del Partido Republicano y se empeñe en darles con la puerta en las narices a los hombres fuertes de la formación, a fin de cuentas es consciente de que necesita la maquinaria conservadora para alcanzar su meta, la Casa Blanca, y más ahora que las últimas encuestas le dan 13 puntos por debajo de su contrincante demócrata Hillary Clinton. Así, en la madrugada de ayer, durante un mitin en Green Bay, al norte de Wisconsin, optó por anunciar su respaldo a la candidatura de Paul Ryan (presidente de la Cámara Baja), John McCain (senador por Arizona) y Kelly Ayotte (senadora por New Hampshire) para las primarias a las que los tres conservadores se someterán para repetir en sus puestos en el Congreso en los comicios del 8 de noviembre. Esta semana, el magnate aseguró que prefería a otros candidatos lo cual irritó sobremanera al «establishment» ya que especialmente Ryan y McCain son dos políticos de peso en el partido, incluso el primero, podría estar ya preparando su propia carrera presidencial para dentro de cuatro años. «Me gusta Paul, pero vivimos momentos horribles y es necesario un liderazgo muy fuerte. Aún no he llegado allí», dijo literalmente indicando que todavía no había tomado una decisión aunque prefería a su rival, Paul Nehlen. Es más, ese «todavía no he llegado allí» eran las mismas palabras que el presidente de la Cámara Baja pronunció hace meses cuando los periodistas le preguntaron sin respaldaría la candidatura de Trump si lograba la nominación.

Ryan no era su hombre, hasta ayer, cuando respaldó su candidatura y dijo estar deseoso de «trabajar juntos por el cambio real y para volver a hacer a América grande». «Tendremos muchos desacuerdos, pero discutiremos como amigos», dijo mientras leía el discurso, algo poco frencuente en Trump que no sigue ningún guión.

Sobre el senador de Arizona, John McCain, a quien ha disparado dardos envenenados durante las primarias y de quien se burló por haber sido capturado en la Guerra de Vietnam («A mí me gusta la gente que no se deja atrapar», dijo), afirmó durante su «speech» que apoya «totalmente su reelección». «Tengo una gran estima al senador, por su servicio a nuestro país y como cargo electo», apunto. Hace un par de días aseguraba que «McCain no ha hecho un buen trabajo con los veteranos». Una incongruencia más del histriónico Trump quien con la decisión de apoyar a estos pilares políticos del partido busca dar unidad a los republicanos. La estrategia ahora es luchar juntos contra la rival real, Hillary Clinton, pero las salidas de tono del empresario no facilitan la «operación antidemócrata» y sigue dando alas a la ex secretaria de Estado a quien los estadounidenses parecen estar más interesados en depositar su confianza.