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Los socialdemócratas ganan en Finlandia por la mínima

Los populistas remontan con su nuevo líder y quedan a solo un escaño de la victoria electoral.

El líder socialdemócrata, Antti Rinne
El líder socialdemócrata, Antti Rinnelarazon

Los populistas remontan con su nuevo líder y quedan a solo un escaño de la victoria electoral.

Los finlandeses castigaron ayer cuatro años de austeridad dando su confianza al Partido Socialdemócrata (SDP), que ganó por un estrecho margen sus primeras elecciones desde 1999. Los resultados oficiales dibujan un fragmentado «Eduskunta» (Parlamento) en el que por primera vez ningún partido alcanza el 20% de los votos, lo que augura unas difíciles negociaciones para formar Gobierno en el país nórdico.

Los socialdemócratas fueron los más votados con 17,7% y 40 escaños, apenas a unas décimas de los ultraderechistas Verdaderos Finlandeses (VP), con el 17,5% y 39 escaños, que han sabido aglutinar el malestar del electorado. «Esperaba un mejor resultado, hay que decirlo con justicia. Esperaba alcanzar el 20%», se lamentaba anoche un resignado Anti Rinne, el líder de los socialdemócratas.

Los conservadores del Partido de la Coalición Nacional quedan relegados a la tercera posición (17% y 38 escaños), mientras que los centristas del primer ministro en funciones, Juha Sipila, fueron los grandes perdedores al caer hasta el 13,8% (30 escaños). «No le demos más vueltas. Es una derrota clara», reconocía Kimmo Tiilikainen, un portavoz del partido que venció en 2015.

El giro extremista del nuevo líder populista, Jussi Halla-aho, ha logrado frenar la caída de la ultraderecha tras su escisión y salida del Gobierno en 2017 y repetir prácticamente el resultado de hace cuatro años. «Es fantástico teniendo en cuenta las encuestas de hace cuatro meses. Los votantes y escaños irán creciendo. Vamos a ver qué ocurre antes de hablar de gobiernos», señalaba exultante Halla-aho a la televisión pública Yle.

Los futuros socios de los socialdemócratas también aumentan sus apoyos en el próximo Parlamento. Sobre todo Los Verdes, que, con el 11,5% de los apoyos, son el partido que más sube, y la Alianza de Izquierdas, que suma un 8,2%. Sin embargo, un eventual Ejecutivo roji-verde suma 78 de los 200 escaños en un Parlamento donde la mayoría absoluta son 101, por lo que Rinne tendrá que buscar al menos el apoyo de dos pequeñas formaciones, el Partido Popular Sueco (4,5% y 9 escaños) y los cristianodemócratas (3,9% y 5 asientos).

«Quizás veamos una suerte de inclinación a la izquierda, pero no creo que se trate de un cambio importante», explica a France Presse la columnista política Sini Korpinen. Y es que Finlandia está más que acostumbrada a las coaliciones de Gobierno amplias entre partidos de ambos lados del espectro político. En 2011, por ejemplo, seis formaciones se unieron para dejar en la oposición a la derecha populista, que había provocado un terremoto electoral al convertirse en la tercera fuerza política del país nórdico con su discurso contra los rescates al sur de Europa.

En esta ocasión, la «número dos» socialdemócrata, Sanna Marin, descarta un pacto con la extrema derecha. «Es difícil para mí imaginar a los Verdaderos Finlandeses y al SDP en el mismo Gobierno. Es un partido conservador de derecha», explicó.

Los grandes perdedores de la noche, los centristas, serán la llave del nuevo Gobierno finlandés, dado que ni la izquierda ni la derecha en solitario alcanzarían la mayoría absoluta en el nuevo Parlamento.