Política exterior
Xi Jinping reactiva el diálogo entre Corea del Norte y EE UU
Pekín consolida su relación bilateral con el líder Juche y le urge a reunirse con Donald Trump.
Pekín consolida su relación bilateral con el líder Juche y le urge a reunirse con Donald Trump.
Como si de su más fiel consejero se tratara, el líder norcoreano, Kim Jong Un, volvió ayer de una visita de tres días al mandatario chino, Xi Jinping. Si el año pasado Kim viajó a Pekín días antes de su encuentro con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en lo que se interpretó como una visita preparatoria para aquella cumbre, la reunión de esta semana entre ambos líderes comunistas ha vuelto a poner el foco en un probable e inminente cara a cara entre Trump y Kim. Y no es solo cosa de los analistas, sino que ayer el presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, también ha visto en ese viaje una clara señal para un próximo encuentro en el que negociar los términos de la desnuclearización de la península y salvar un proceso que para Kim, se halla en «punto muerto».
Así es como éste calificó frente a su gran aliado y socio comercial Xi la actual situación, a su parecer ralentizada por EE UU a propósito. Sin embargo, como ya adelantó en su discurso de Año Nuevo, el líder Juche también se mostró abierto a continuar las conversaciones y a encontrarse con el magnate norteamericano. Citado por una agencia china, Kim dijo tener «esperanza de que todas las partes otorguen gran importancia a las preocupaciones legítimas de Pyongang y respondan de manera positiva, mientras trabajan juntas en una solución integral al problema de la península».
Aprovechando esa determinación, China salió para echarle un capote. Xi le dijo a Kim que apoya la celebración de la cumbre y tildó el momento de «oportunidad histórica» para lograr «un acuerdo político en la península». El líder del gigante asiático aprovechó la oportunidad y realizó un llamamiento a las dos naciones para que se «aproximen a un punto medio». Además, aseguró que está dispuesto a jugar un «papel positivo y constructivo» en un proceso que en junio logró un vago acuerdo sobre la desnuclearización de la península.
Desde entonces, las buenas intenciones no se han materializado y ambos países se acusan mutuamente de frustrar un proceso del que en realidad no se estableció una hoja de ruta. De ahí la necesidad de una segunda cumbre, en la que se fijen los pasos a seguir y las condiciones detalladamente, de manera que todas las partes involucradas sepan a qué atenerse. Hasta ahora, los dos firmantes han estado pidiendo que actúe primero la otra parte debido a años de hostilidad y desconfianza mutuas. Washington considera que la desnuclearización debe ser completa e irreversible, mientras que Pyongang la entiende de manera diferente y exige la retirada de unas sanciones económicas impuestas por el país norteamericano que no le dejan despegar.
Mientras, Xi esperará activamente a que se termine de fraguar el encuentro. Después, quizás visite Pyongyang, adonde ha sido invitado por el propio Kim y que, según medios norcoreanos, habría aceptado visitar. Su viaje al reino Ermitaño –todavía sin confirmar por Pekín– está en el aire, pero de una u otra manera despertará el recelo de Washington, «tranquilizará a Kim sobre el compromiso de China con su relación y representará el inicio de una nueva era en las relaciones bilaterales», dijo Zhao Tong, del Centro Carnegie-Tsinghua de Política Global en Pekín.
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