Televisión
Parejas tóxicas y dependientes: así es el análisis de la Isla de las Tentaciones
Este programa de parejas es un reflejo de la realidad social donde los celos, infidelidades y baja autoestima están a la orden del día.
En La isla de las tentaciones, cinco parejas en crisis deciden poner a prueba la fortaleza de su relación. Los miembros de la relación se separan en dos casas donde conviven con un grupo de solteros y solteras que serán su “tentación”. Este reality desata pasiones y es motivo de estudio en cuanto a las relaciones de pareja.
El programa suscita la polémica de si el formato puede suponer un mal ejemplo para la audiencia dado el carácter inestable de sus concursantes que es espoleado por grandes cantidades de alcohol (es más interesante para la audiencia perder las inhibiciones que ver a treinta concursantes filosofando sobre la vida).
¿Existe el amor a prueba de todo? Desde luego, esa no es una respuesta que se pueda aclarar en esta Isla, ya que las cinco parejas participantes presentan patrones de celos, dependencia y conductas tóxicas.
Lara Ferreiro, psicóloga de Ashley Madison, ha querido analizar los perfiles psicológicos de lo que ella denomina “el circo de las tentaciones”. Su análisis y el comportamiento de las parejas del reality viene a confirmar el estudio de esta plataforma de casados infieles que asegura que el 2021 va a ser el año de la infidelidad más que el de los divorcios.
Lola: la lanzadora de cuchillos
Su espectáculo es de los más deseados para los que estamos congregados en el televisor. Cuando pensábamos que se había aclarado sus ideas, Lola hace un giro de guion tan sorprendente que nos deja perplejos. Lola ha demostrado ser mala amiga y vengativa. Ha traicionado a la inocente Lucía liándose con el chico que a ella le gustaba.
Lola también es una persona dependiente emocional, reconoce que ha estado sólo tres meses sin pareja durante toda su vida. No sabe estar sola. Ella cree que sólo a través de un hombre puede realizarse y sin ellos su vida, no tendría sentido. No tiene identidad propia y quiere encontrarla en la isla a través de ir probando diferentes tentadores.
Lola es influenciable, sumisa, tiene ganas y necesidad de explorar el mundo. Se deja envolver por un hombre como Carlos y se olvida de su novio Diego rápidamente, aún prometiéndole horas antes en la hoguera de confrontación que le demostraría su amor. Su palabra es muy frágil y tiene muy poca credibilidad.
Tiene rasgos poco empáticos, se siente menos culpable al ver a Diego liarse con Carla, en lugar de sentir dolor y llorar. De carácter narcisista, se está priorizando a si misma por encima de todo, probablemente en su vida fuera de la isla, ella priorizaba a los demás, pero ahora se ha ido al otro polo por compensación.
Manuel: el trapecista
Manuel es el trapecista del circo y realiza acrobacias arriesgadas sobre el trapecio. Se lio con dos mujeres en la isla y ha puesto en riesgo su relación con Lucía por sus ganas de divertirse e inmadurez.
Su propia madre le aconsejó que se comportara bien en la isla, pero hasta ella sabía que iba a acabar liándola, como así ha sido. Manuel es un desagradecido que no ha tenido elegancia a la hora de gestionar su relación emocional con Lucía.
Manuel se hace la víctima y dice que es Fiama quién le besa y él se deja llevar, en lugar de reconocer que él también quería besarla. Tiene rasgos narcisistas. Dice que es el mejor, pero por debajo el tiene capas invisibles de inseguridad. La relación con Fiama es superficial y tendrá poco recorrido por el perfil de ambos.
Incluso puede que no haya habido una química sexual real entre ellos: Fiama dijo que para esos pocos segundos que duró, no le había compensado acostarse con él.
Antes de entrar en la isla, Manuel no estaba enamorado de Lucía y ha ido a la isla a dinamitar la relación. Que las imágenes que ella la hicieran reaccionar. Él no quería hacer el trabajo sucio y mancharse las manos con ella, ¡cuanta valentía y madurez!
El momentazo de Manuel corriendo tras Lucía pidiéndole perdón es para poder lavar su culpa por lo que ha hecho y no porque lo sienta de verdad a largo plazo.
Lucía: la bufón
Lucía se lleva el papel menos amable del “circo de las tentaciones”. El bufón nunca queda en buen lugar ya que se burlan todos de él. Ella se ha sacrificado por Manuel, incluso se ha peleado con su propia familia. Lucía quiere olvidarle y liberarse del rencor que siente por él. Es una mujer más fuerte de lo que parece a priori.
Ella tiene tanto dolor dentro y en fondo esperaba lo que Manuel ha hecho que en la hoguera de confrontación ni siquiera ha llorado. Se ha mantenido fuerte y entera a nivel emocional. El duelo por la pérdida de Manuel lo ha empezado a procesar.
Lucía era una persona adicta a Manuel, que le ha perdonado todo antes de entrar. En la isla de las tentaciones, ella ha empezado a sentirse segura y se ha dado cuenta que ella era el premio de la relación con Manuel y no él.
Lucía se va sola de la hoguera de las tentaciones: eso es dignidad.
Fiama: la domadora de leones
Parece una gatita inofensiva, pero por dentro es una leona y sabe domar a los de su especie, leones como Manuel. Fiama sabe moverse en los realities, es una gran veterana y sabe como enamorar a alguien. Fiama se siente halagada por ser la deseada, pero para ella no es más que un juego. Ella sabe hacerlo y conoce muy bien las reglas del juego ya que ha estado anteriormente allí.
Manuel se siente él mismo con Fiama pero ella pone cara de susto cuando Manuel le dice que quiere irse con ella y no sabe si está enamorada de él. Fiama podría estar utilizando a Manuel para luego hacer platós de televisión. Al final, se van juntos pero no serán más que un capricho.
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