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¿Me puede poner un filtro permanente por favor?
Las redes sociales son un espejo donde los jóvenes buscan su ideal de belleza, pero ¿qué hacer cuando piden someterse a una cirugía estética antes de los 20?
“Mami, por mi graduación me gustaría como regalo operarme la nariz, la quiero igual que mi foto con filtros de Instagram”, dice, mostrando su móvil con una imagen que tengo que suponer que es de ella. En ese momento te quedas bloqueada, coges aire para ganar tiempo y piensas en la respuesta adecuada que debes dar. “¿Pero estás segura, hija?” Dices con aparente calma. Cuando en realidad lo que quieres decir es “¡pero qué estás diciendo! ¿estás loca?”. En el fondo, no te sorprende del todo. Lleva mucho tiempo hablando de lo poco que le gusta su perfil, de cómo le gustaría tener una nariz distinta, que si esta ‘influencer’ se ha operado y está guapísima. Pero de eso a plantear una operación… ¿Qué hago? ¿Se lo prohíbo?
Cada vez son más los jóvenes, tanto hombres como mujeres, que acuden a la consulta de un cirujano plástico con la decisión de someterse a una operación de estética.
El 15 % de los pacientes padece un trastorno psicológico llamado dismorfofobia
En los últimos tres años, el porcentaje ha crecido un 15 %. Pero ¿a qué es debido este aumento? La influencia de las redes sociales es clave, como también las series y los programas tipo ‘realities’ de televisión que nos muestran personajes con unos físicos casi imposibles. Acuden a las consultas pidiendo una BBL, o lo que es lo mismo, un levantamiento de glúteos brasileño para tener los deKim Kardashian, la nariz de Bella Hadid o los pectorales de Liam Hemsworth. Y lo más llamativo, demandan parecerse a su ‘yo’ filtrado.
La idea es parecerse lo más posible a sus fotos filtradas o a los personajes que siguen en sus redes
La doctora Raquel Moreno Pentinel, especialista en medicina estética de La Clínica Eres, explica que “antes venían mujeres de una media de 30 años en adelante, ahora lo hacen muchas chicas de 20 años o menos”. La doctora apunta que las jóvenes cada vez quieren los rasgos más exagerados. “Desean imitar los perfiles filtrados de Instagram: labios muy voluptuosos, cejas altas, pómulos pronunciados y nariz muy afinada”. Raquel Moreno comenta que en vez de querer sacarse partido, lo que quieren es imitar. La idea es parecerse lo más posible a sus fotos filtradas o a los personajes que siguen en sus redes. La doctora advierte del peligro de ‘estandarizar la belleza’ e intenta aconsejar a sus pacientes más jóvenes que no se dejen influir por las modas y las redes sociales, que pidan asesoramiento e intenten buscar la proporción y la armonía.
Jimena tenía 15 años cuando comenzó a ‘odiar’ su nariz. “Era una época en la que empezábamos a subir fotos a las redes”, comenta la joven. “Con los filtros me veía monísima, me encantaba. Pero en las fotos normales solo me fijaba en la nariz y no me gustaba”. Jimena afirma que la decisión la tomó ella sola, sus amigas intentaron quitarle la idea de la cabeza, pero ella lo tenía claro. Mónica, su madre, le aconsejó que esperara, que sus facciones cambiarían, pero no se opuso. Siguió subiendo fotos, con filtro claro, y pasaron los años. “En cuanto cumplí los 18, les pedí a mis abuelos la operación como regalo de mayoría de edad. Jamás me he arrepentido, estoy feliz”. Jimena sí aconseja que no se tome la decisión a la ligera, que no te influyan. “No hay que olvidarse de que entras en un quirófano, y eso es muy serio”.
¿Pero hasta qué punto es posible no dejarnos influir? “Vivimos en una sociedad en la que se da cada vez más importancia a la imagen y esto afecta a todas las edades”. Afirma José Luis Martín del Yerro, cirujano plástico. “Durante la adolescencia es cuando se toma consciencia de ello, buscan una mayor confianza en ellos mismos y la manifiestan”, apunta el doctor.
¿Y cuáles son los pasos a seguir cuando una persona joven acude a la consulta? “El primer consejo es reflexionar, que piense realmente si desea ese cambio de verdad y ante la mínima duda, recomiendo que espere”. Comenta Martín del Yerro. También se realiza una exploración psicológica del paciente. “Analizamos si el rendimiento es normal, si posee un círculo de amigos sano y si es una persona madura y equilibrada”. Destaca además la importancia del apoyo total de los padres. “En ese momento los padres deben dejar de tirar para atrás de su hijo o hija y apoyarle, no se debe entrar nunca a un quirófano con la oposición familiar”. Según confirma el doctor, la operación más demandada es la rinoplastia. ¿Pero existe una edad mínima legal para someterse a una operación de estética? La respuesta es no. Aunque en España sí existe un consenso entre los cirujanos plásticos en no realizar operaciones de aumento de pecho en mujeres menores de 18 años salvo en casos muy concretos: “Esta profesión no es un negocio”, afirma Martín del Yerro. “Las personas no son clientes, son pacientes”. Respecto a la influencia de las redes sociales, el doctor destaca una parte positiva de este fenómeno que es, por un lado, que la cirugía estética se ha ‘popularizado’ y ha dejado de ser algo elitista y al alcance de unos pocos y ‘normalizado’; si hay un famoso que habla sin tapujos de su operación, por qué no voy a contarlo yo. “Su problema tiene solución”, apunta el cirujano. Pero Martín del Yerro ve el riesgo de que se banalice y se transmita el mensaje de que pasar por un quirófano es algo intrascendente. Y no lo es.
A la hija de Lucía, ni un piropo sobre su nariz del mismísimo Mario Casas le hizo desistir de la decisión de operarse. “Desde los 16 años mi hija empezó a decirme que aborrecía su nariz” comenta Lucía. “Yo le decía que le daba personalidad y que una operación era algo muy serio”. Pero su hija lo tenía decidido, y hace unos días, con 20 años cumplidos, se sometió a una rinoplastia, pagada con sus ahorros. “Opté por apoyarla y acompañarla en todo el proceso”, afirma Lucía. “El postoperatorio ha sido duro y largo, pero ella está feliz con su nuevo aspecto. Anoche le pregunté si se arrepentía y me dijo que no”, comenta la madre, “pero si tuviera que volver a pasar por el quirófano, no lo haría”
La psicóloga Lara Ferreiro, recomienda que, salvo en situaciones muy excepcionales, los jóvenes no se sometan a este tipo de operación antes de los 22 años. “La estructura de su personalidad y sus facciones no están del todo formadas hasta esa edad.” Ferreiro confirma que el impacto de las redes sociales es un factor innegable. Según la psicóloga, el 25 % de los jóvenes suben sus fotos con filtros, claro reflejo de una baja autoestima. Su yo filtrado les gusta más que su yo real. “Antes, un paciente acudía con una foto de un famoso pidiendo parecerse a él. Hoy, una de cada diez personas acude con su propia foto filtrada”, apunta Lara Ferreiro. Y destaca que el 15 % de los pacientes padecen dismorfofobia.Se trata de un trastorno psicológico en el que la persona cree que tiene un defecto físico más grave de lo que es realmente. ¿Y cómo sabemos si lo padecemos? La psicóloga apunta varios factores: si piensas más de una hora al día en tu físico, sientes que nunca eres lo suficiente guapa o atractivo, te comparas continuamente con los demás o al mirarte en un espejo miras solo tu defecto, es muy probable que lo sufras. Sí, lo sé, tienes a una persona en la cabeza, ¿no? Yo también.
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