
Hablan los expertos
Guía definitiva sobre celulitis: así identificas tu tipo y así deberías tratarla según una experta
Identificar el tipo de celulitis que tienes puede ser muy beneficioso a la hora de seguir unos cuidados específicos para su tratamiento

Aunque parezca una enemiga común, la celulitis no se presenta siempre de la misma forma. De hecho, cada tipo tiene sus propias causas, apariencia y, lo más importante, su tratamiento ideal. La buena noticia es que conocer exactamente qué clase de celulitis padeces puede marcar un antes y un después en la eficacia de los cuidados y tratamientos que sigas. Porque no, no todas las cremas ni masajes valen para todo el mundo.
Gema Cabañero, fundadora de la Clínica Antiaging & Estética Avanzada que lleva su nombre, lo tiene claro: solo un diagnóstico preciso puede garantizar resultados visibles. A través de un enfoque holístico, su método pionero 'Innerwellness' analiza desde el interior para ofrecer un plan personalizado. Y en el caso de la celulitis, la clave está en identificar a qué tipo nos enfrentamos: ¿es blanda, compacta o edematosa?
Así es como identificas tu tipo de celulitis (y cómo debes tratarla)
Antes de actuar, toca observar. La celulitis no es solo un tema estético: es un trastorno metabólico que se gesta en las profundidades de la piel. 'Aunque se ve en las capas superficiales, su origen está en la hipodermis', explica Gema Cabañero. Allí, el aumento del tamaño de los adipocitos, esas células que almacenan grasa, puede comprometer la circulación y favorecer la acumulación de toxinas. El resultado: la temida piel de naranja.
Celulitis blanda
Es la más común y también la más fácil de reconocer. Se presenta como una piel flácida y con textura esponjosa, visible al estar de pie y que se mueve con el cuerpo. Afecta sobre todo a muslos, glúteos, abdomen y brazos. Aparece habitualmente a partir de los 30, sobre todo en personas sedentarias, con retención de líquidos o que han sufrido cambios bruscos de peso.
¿Cómo tratarla?
Mejorar la tonificación muscular con ejercicio regular, evitar el sedentarismo y estimular la piel con masajes drenantes es clave. También es útil incorporar nutricosmética con activos drenantes y reafirmantes.
Celulitis dura o compacta
A menudo se esconde en cuerpos tonificados y jóvenes, adherida al músculo y sin flacidez visible. 'Es más difícil de pellizcar, más dolorosa y menos evidente, pero está ahí', explica la experta. Sus causas suelen ser hormonales, genéticas o relacionadas con procesos como la pubertad o el embarazo. Un enemigo silencioso en su aparición es la glicación, un proceso que daña las fibras de colágeno y elastina, endureciendo los tejidos.
¿Cómo tratarla?
Aquí se requiere un abordaje más técnico, con aparatología que active la circulación y rompa los nódulos. Tratamientos avanzados con tecnología de láser frío, infrarrojos y estimulación mecánica profunda pueden ayudar a suavizar su aspecto. Además, una fórmula nutricosmética con antioxidantes como NADH y vitamina C puede potenciar sus efectos desde dentro.
Celulitis edematosa
La más compleja. Se manifiesta con hinchazón, sensación de pesadez y retención de líquidos, sobre todo en piernas, tobillos y rodillas. Es menos común pero más difícil de tratar, y suele estar ligada a problemas circulatorios.
¿Cómo tratarla?
Además de ejercicio moderado y masajes drenantes, es fundamental reducir el sodio en la dieta e incorporar infusiones diuréticas como el té verde. Aquí, los tratamientos con acción drenante profunda y una estrategia de nutricosmética que incluya ingredientes como algas kelp o semillas de judía pueden marcar la diferencia.
Plan celulitis, de 180 the concept (228 euros)

Una propuesta basada en la nutricosmética funcional que combina más de 19 activos naturales, entre ellos, algas Kelp, NADH, L-Arginina, ortosifón, nopal o semillas de judía, con una finalidad clara: reducir la retención de líquidos, combatir los radicales libres y estimular los procesos internos que ayudan a alisar la piel. Este tipo de abordaje no solo es eficaz frente a la celulitis más visible, como la blanda o edematosa, sino que también resulta útil en casos de celulitis por glicación, esa forma más resistente en la que las fibras de colágeno se han visto alteradas por el exceso de azúcar en el organismo. La clave está en la constancia y en integrar este tipo de fórmulas como complemento a los tratamientos estéticos o al ejercicio físico regular. Porque cuando se trabaja en sinergia, los resultados se notan.
Como ves, no existe un único camino para mejorar la celulitis, pero sí un punto de partida común: el conocimiento. Saber qué tipo tienes te permite actuar con inteligencia, sumando gestos cotidianos (alimentación, actividad física, hidratación) a tratamientos de última generación y fórmulas orales específicas. Y es que, en cuestiones de piel, la constancia es tan importante como la tecnología. Porque al final, entender tu celulitis es el primer paso para empezar a despedirte de ella.
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