Caracas

Miguel Ángel Villarroel, el mejor postor para la casa de la Pantoja

La tonadillera vive, según su abogado, momentos de incertidumbre a la espera de la decisión de los tribunales
La tonadillera vive, según su abogado, momentos de incertidumbre a la espera de la decisión de los tribunaleslarazon

El empresario venezolano Miguel Ángel Villarroel, que pertenece a una de las familias más influyentes de su país, quiere comprar la casa madrileña de la artista

Podría ser el milagro que estaba esperando, la salvación por la que lleva rezando los últimos meses. Desde que el Tribunal Supremo confirmara la condena de dos años de cárcel que le impuso la Audiencia de Málaga al considerar que en el delito de blanqueo de capitales no concurrió continuidad delictiva sino que fue único y no continuado, Isabel Pantoja ha estado buscando vías de escape para evitar dar con sus huesos en prisión. Aconsejada y apoyada por su tío Agustín y su madre, doña Ana, la artista ha tratado de recaudar la cuantía total de la multa de 1.147.000 euros vendiendo algunas de sus propiedades. Sus esperanzas se centraban en la finca de La Moraleja, cuya venta podría costear ya por sí sola el total de la sanción. Y el cielo parece haber escuchado sus plegarias: un joven empresario millonario procedente de Venezuela sobresale ya como el mejor postor para adquirir la archifamosa propiedad de la familia. Miguel Ángel Villarroel Sierraalta pertenece a una de las familias más importantes de Venezuela. Nacido en Caracas en 1973, en la cuna era ya miembro de la «jet set» de la capital. Este abogado y empresario que se especializó en Derecho Penal en París es además fundador y presidente de la junta directiva del Venezuelan Business Club, una organización de espíritu emprendedor que le llevó a mudarse a Miami, donde reside desde hace algunos años junto a su mujer y sus hijos. En la «high society» del corazón de Florida consiguió mantener el mismo estatus que en Caracas, cuyo origen se encuentra, además de en su abultada cuenta corriente, en su apellido. Y es que su padre, el doctor Mario Villarroel Lander, ha sido presidente de Cruz Roja Internacional e incluso cuenta con una cátedra a su nombre en Madrid debido a su dedicación al Derecho Internacional y a su defensa de los Derechos Humanos. Miguel Villarroel, el segundo de los cuatro hijos que su padre tuvo junto a Norka Sierraalta, parece haber decidido seguir los pasos de su progenitor y en abril de 2012 fue elegido segundo vicepresidente de la Cruz Roja Venezolana, aunque también participa en la empresa familiar, Villarroel Sierraalta, desde 1996.

Los motivos del traslado

Pero aunque es un fiel y devoto enamorado de Venezuela (y firme seguidor de la figura de Simón Bolívar), el resto de su familia reside en Madrid, y su deseo es mudarse a la capital española cuanto antes. El Venezuelan Business Club que preside cuenta también con una delegación española y sus negocios son internacionales, por lo que la mudanza a Europa le ayudaría a afianzar ciertas relaciones. Villarroel busca una zona residencial de lujo en el extrarradio capitalino, lo que le ha llevado a interesarse por la finca que con tanta presteza ha puesto a la venta Isabel Pantoja. «Miguel aún no está seguro de la compra. No es que no pueda permitírsela, es que no desea ser parte del circo mediático que conllevaría su adquisición», asegura su círculo íntimo. Sería precisamente su salto a la primera plana del «cuore» lo que estaría frenando a este devoto padre de familia en su millonaria inversión. «Echa de menos a los suyos y le encanta la propiedad de la Pantoja, pero sí es cierto que el interés de la Prensa y los problemas de la artista con la Ley le echan para atrás», asegura uno de sus amigos en Madrid. A pesar de ello, la semana pasada viajó hasta Madrid para estudiar la adquisición de la finca y aprovechó para reunir en una gran fiesta a su familia y amigos españoles, entre quienes no faltó José Luis Rodríguez «El Puma», a quien la familia Villarroel ha apoyado en su lucha contra la grave enfermedad pulmonar que padece desde el año 2000.

Aunque los medios de comunicación hablaban de un oligarca mexicano como posible comprador, lo cierto es que son los Villarroel los que están a la espera de que Hacienda levante el embargo que pesa sobre la propiedad de La Moraleja. La tonadillera pedía dos millones de euros para poder así afrontar la multa del caso blanqueo, liquidar la hipoteca de 500.000 euros que pesa sobre la finca y destinar los 300.000 restantes a Hacienda. Quizá en un futuro las coplas que tronaban entre las cuatro paredes de la mansión serán sustituidas por animadas rancheras.