Ciencia
¿Cuánto pesa el fuego?
Si viviéramos en un planeta sin atmósfera, el fuego se quedaría pegado al suelo
Si viviéramos en un planeta sin atmósfera, el fuego se quedaría pegado al suelo
De todas las terribles o beneficiosas características del fuego, no cabe duda de que el peso no es precisamente la que más ha de preocuparnos. Nadie morirá aplastado por el fuego o cocinará un pollo al «peso». Pero el fuego pesa y habrá que decirlo, aunque nuestro sentido común nos diga que no se trata más que de una reacción química y, por lo tanto no debe pesar. ¿Cuánto pesan el picor o el olor?
Además de plasma y otras sustancias químicas que arrastra la combustión, el fuego es fundamentalmente aire caliente. Muy caliente.
Según la Ley de los gases ideales, la densidad de un gas es inversamente proporcional a la temperatura. En la mayoría de las hogueras, la densidad del aire dentro de una llama es una cuarta parte de la densidad del aire libre. Si calculamos que el aire a nivel del mar pesa más o menos 1,3 kilos por metro cúbico, tendremos que un metro cúbico de fuego pesa 0,3 kilos.
Ahí tienen ustedes la explicación de por qué las llamas siempre van hacia arriba. Pesan menos que el aire que las rodea. Flotan del mismo modo que flotan las burbujas en el champán.
Si viviéramos en un planeta sin atmósfera el fuego se quedaría pegado al suelo, atrapado por la gravedad. Al fin y al cabo, el fuego tiene cierta masa, está compuesto de plasma (un estado de la materia) y cargado de moléculas procedentes de los materiales combustibles (papel, gasolina, madera, la cera de una vela.). Hay otra forma de ver al asunto. Una llama es una cantidad de moléculas de gas excitados por la energía calorífica de la combustión. Los electrones de esas moléculas cambian de estado energético y en ese cambio dejan escapar un fotón. El fotón puede ser visible o no. Cuando se emite en una determinada longitud de onda produce luz. Por eso las llamas, además de calentar, iluminan. Pero todo el proceso implica la presencia de moléculas y átomos (de oxígeno, de carbono, de lo que sea...) Y por lo tanto la existencia de una masa. Es decir, de un peso.
Un científico francés quiso poner al fuego en una balanza. A partir de cálculos matemáticos derivados de las diferencias de densidad del aire caliente determinó que la típica llama de un centímetro que vemos en el calentador de gas de casa pesa 0,1 microgramos. Veinte veces menos que un grano de arena. Ése es el peso de la «flama».
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