Bienestar
Pasear por entornos urbanos puede ser tan beneficioso como hacerlo en la naturaleza
Un paseo por la ciudad también puede renovar cuerpo y mente

Un nuevo estudio muestra que caminar por la ciudad no solo es una alternativa eficaz al paseo por entornos naturales, sino que, bajo ciertas condiciones, puede brindar beneficios muy similares para la salud mental y el bienestar. Aunque tradicionalmente se ha subrayado el valor de la naturaleza como escenario privilegiado para despejar la mente y reducir el estrés, los datos recientes abren paso a una comprensión más amplia: las ciudades, bien recorridas, también pueden regenerar.
Investigadores coinciden en que el simple acto de caminar (ya sea en un parque, en un sendero o entre edificios urbanos) ofrece una dosis de actividad moderada que mejora el ánimo, atenúa la ansiedad y facilita la recuperación atencional. En particular, se ha observado que cuando los caminantes urbanos prestan atención a elementos naturales como árboles, parterres o parcelas verdes, los efectos positivos se acercan mucho a los que genera un entorno plenamente natural.
Más aún, los científicos señalan que ciertos espacios urbanos (plazas históricas, calles con arquitectura interesante, zonas peatonales con vegetación) provocan lo que se denomina “fascinación suave”, un estado de atención involuntaria que facilita la recuperación mental del desgaste diario. Esto significa que el entorno construido también puede activar procesos regenerativos: no todo lo urbano es igual, y la clave está en cómo se camina, qué se observa y en qué ambiente se hace.
Para quienes viven en ciudades, la buena noticia es doble: no es imprescindible desplazarse al campo para beneficiarse de un paseo que calme la mente, y además se abre la puerta a maximizar esos momentos cotidianos de “desconexión activa”. Cambiar de ruta, elegir tramos con vegetación, arquitectura visualmente estimulante o calles peatonales puede hacer que un paseo urbano pase de ser rutina a ser una fórmula de bienestar.
En definitiva, tanto la naturaleza como la ciudad pueden ser escenarios válidos para caminar, descansar mentalmente y cargar energías. Lo esencial no es tanto el paisaje como la experiencia del paseo: moverse, observar, respirar, liberar la mente. Así, la ciudad se revela no solo como un espacio de tránsito sino también como un espacio de regeneración.