Andalucía
Cuatro capitales encomiendan sus alcaldes a la decisión de Cs en Madrid
Los candidatos naranjas aguardan las directrices del comité de pactos para sentarse con PP y PSOE
Los candidatos naranjas aguardan las directrices del comité de pactos para sentarse con PP y PSOE
Susana Díaz empezó la semana post-electoral viajando a Madrid para escenificar el supuesto fin de la guerra con Pedro Sánchez. En las generales primero y en las municipales después, los socialistas han reforzado su posición en Andalucía y su secretaria general ha enfundado las armas para mejor ocasión. Desde Ferraz han querido recordarle a Díaz que todo ha sucedido inmediatamente después de que los andaluces rechazaran su opción de gobierno con el peor resultado de su historia. Enfrente, el PP, también con su resultado más negativo, obtuvo este año el trofeo de la Junta que se le había negado durante casi cuarenta años. Una situación que no habría sido posible sin el concurso de dos partidos cuyo apoyo de nuevo se antoja clave en los ayuntamientos de las capitales: Cs y Vox.
Desde el 2 de diciembre hasta el 26 de mayo las circunstancias han cambiado para todos. Empezando por el final, Vox ha perdido miles de votos respecto a las elecciones andaluzas y a las generales: 125.000 frente a los 600.000 que había logrado solo un mes antes. Si la comparación se lleva a cuatro años atrás, el partido de ultraderecha sale reforzado porque ha conseguido colarse en ayuntamientos importantes como los de Sevilla, Granada, Córdoba o Jaén. La diferencia con el llamado «pacto a la andaluza» que engendró la nueva Junta es que ahora Vox quiere estar en el centro de la foto. Su condición primera será formar parte de gobiernos tripartitos. PP y Cs son las únicas alianzas posibles para los ultraderechistas. Los tres se necesitan para convertir en alcalde a los candidatos populares.
El papel de Cs sigue siendo el mismo que cuando se alcanzó el acuerdo en la Junta: formar parte de los gobiernos con un acuerdo programático común. Pero el mayor protagonismo de Vox cambia sustancialmente el proceso. Por eso, Cs ha decidido dejar pasar una semana para decidir si toma el camino de la derecha o de la izquierda. En Andalucía y en España, Albert Rivera vetó expresamente tanto a los candidatos socialistas. Pactar con Díaz o con Sánchez no entraba en sus planes. En Andalucía adquiría cierto sentido al apelar a la necesidad de un cambio de partido tras 37 años ininterrumpidos de gobiernos del PSOE. ¿Y en los ayuntamientos? El PP se ha mostrado públicamente partidario de hacer una causa nacional del pacto con Cs, «exportando» la fórmula de la Junta, algo que Vox no va a permitir sin obtener cargos de relevancia. Apelar al cambio en ciudades como Granada donde el PP gobernó durante trece años –Cs apoyó primero a los populares en 2015 y al año de la legislatura dio su apoyo al PSOE– o en Málaga carece de sentido. En esos casos, la continuidad sería la clave. En la capital malagueña, el popular Francisco de la Torre necesita precisamente los dos votos de Cs para obtener la mayoría; si se alía con el PSOE, requerirían el respaldo de Adelante para que triunfase el bipartito. El final de la legislatura, en el que Cs dio por roto el pacto con el PP, vislumbra dificultades para dirimir la Alcaldía. Si todos se votan a así mismos, De la Torre cumplirá dos décadas como alcalde. Sobre su decisión, fuentes de Cs en Málaga se limitaron a indicar a LA RAZÓN que están «pendientes de que el comité de pactos dé indicaciones». En Granada, su candidato, Luis Salvador, fue más claro: «Negociaremos un acuerdo programático y una estructura de Gobierno. La fórmula no será apoyar a un partido, si no hacer un Gobierno de coalición».
Salvador reconoció que no darán ningún paso hasta que Madrid lo determine, porque no descartan que se imponga «un veto a un partido», como ya ha ocurrido con el PSOE en los anteriores comicios. «Sabemos que existen las dos opciones y existen presiones en la calle de todo el mundo. Nosotros tenemos que abstraernos de eso», explica.
No obstante, asegura que «las negociaciones de Granada serán en Granada, después de que se apruebe en Madrid las líneas generales». Esa tutela ya la ejercieron los dirigentes nacionales de Cs y el PP cuando se suscribió el acuerdo para el Gobierno andaluz, dejando el futuro de las capitales andaluzas en manos de Madrid. Según Salvador, «presentaremos un informe de lo que entendemos que es lo mejor para Granada y en conjunto con ellos tomaremos la decisión más oportuna». Respecto a la hipótesis de compartir gobierno con la ultraderecha, Salvador lo equipara a Podemos aclarando que «los dos tienen cosas que no cuadran con nuestra política, pero estamos en política municipal».
En Córdoba, la candidata naranja, Isabel Albás, prácticamente descarta a los socialistas criticando que «las políticas del PSOE han sido nefastas para la capital. Si su planteamiento es ese, no lo quiero ni en pintura». «Se trata de hacer lo mejor para Córdoba. Todos los partidos han gobernado y no han tenido buenos resultados», por lo que insta a «dejar las ideologías a un lado». La opción más viable es unirse a los populares: «PP y Cs sumamos catorce concejales y Vox no sé que hará, pero no lo necesitamos», asegura rotunda, pese a que todavía estarían a un concejal de la mayoría –Vox tienen dos–. La estrategia parece clara: borrar ideologías para justificar cualquier alianza.
La aspirante de Cs en Jaén, María Cantos, se mantiene a la expectativa de que la dirección nacional «se ponga en contacto con nosotros». No obstante en todas las ciudades están trabajando ya en el informe que trasladarán al comité de pactos para que valore la idoneidad de aliarse con PSOE o PP. En el caso de Jaén, si finalmente opta por «abrazar» la opción socialista, se bastarían PSOE y Cs para gobernar en coalición; si se decantan por el PP, les faltarían dos concejales para alcanzar la mayoría absoluta y ahí es donde entraría en escena Vox, que ha logrado precisamente dos ediles. «Veto como tal no existe a Vox, pero sí es cierto que habría muchísima dificultad para llegar a cualquier tipo de acuerdo porque nuestras políticas en temas como la igualdad son muy distintas. Pero el apoyo estamos dispuestos a recibirlo», resume Cantos. En ningún caso baraja incluirlo en el Gobierno y remite al pacto en la Junta para descargar toda la responsabilidad de los contactos con la ultraderecha al PP. Mientras esperan la llamada de sus superiores, en Jaén trabajan elaborando el documento que presentarán a los dos partidos con posibilidades, con una directriz clara: «Queremos cambiar el organigrama del Ayuntamiento» y «asumir concejalías que cambien la vida a la gente». «El lastre de Cs porque decían que “se van con unos o con otros”, la gente debe darse cuenta de que eso no es un defecto, si no una virtud porque Cs puede actuar de índice corrector. Puede pactar naturalmente para un lado o para otro», mantiene.
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