Ciencia

«Einstein abrió una puerta para comprender la naturaleza»

Jorge Bolívar
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Hace 100 años que Albert Einstein cambió la manera con la que ahora vemos el mundo. La Teoría de la Relatividad se explica con una fórmula aparentemente sencilla a la que llegó después de tres años de intenso esfuerzo intelectual y desde entonces ya nada es igual en el mundo de la ciencia. Jorge Bolívar, con «El día que descubrimos el Universo» (Guadalmazán), cuenta al lector de andar por casa cuáles son las claves del paradigma más importante de la ciencia en los últimos 200 años.

–¿Un siglo es mucho o poco para un teoría científica?

–Pues en realidad es relativamente poco. Ten en cuenta que el modelo que sustituye esta teoría, la Mecánica de Newton, duró más de 300 años, lo que ocurre es que desde que Einstein formuló su teoría los avances científicos han sido enormes y se ha podido demostrar mucho de lo que se avanzaba hace 15 años.

–Y ese día descubrimos el Universo. ¿No nos bastaba con mirar las estrellas?

–El problema que tiene el estudio del Universo desde los orígenes de la Humanidad es que nos quedamos con lo que los sentidos observan, nos fiábamos de que lo que nos decían era verdad y por tanto el Universo era así. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que eso no era cierto, nos estaban engañando, porque lo que los sentidos nos cuentan lo hacen porque están acostumbrados a hacerlo en el ámbito inmediato donde nosotros nos movemos. Entonces nos damos cuenta de que el mundo no es como lo vemos y que nuestra experiencia es muy limitada. Einstein fue el primero en decirlo, lo cual tuvo un impacto tremendo. Cuando se presentó la teoría el 25 de noviembre de 1915, él se enfrentó no sólo a una idea muy novedosa sino a un panorama científico que pensaba que sólo se podía medir la realidad. Él dijo que no, que gracias a las matemáticas, a herramientas como la tecnología y a procedimientos científicos sí se puede descubrir la realidad. Por eso el libro se llama «El día que descubrimos el Universo», porque Einstein abrió una puerta nueva para comprender la naturaleza.

–¿Qué hay detrás de la fórmula E=MC²?

–Pues una de las verdades más importantes que la ciencia nos ha dejado. Antes de Einstein nadie podía pensar que algo tan distinto en apariencia como la materia, es decir un ladrillo, y la energía, estaban compuestos de la misma materia. Se pensaba que eran dos mundos absolutamente dispares y que no compartían las mismas leyes físicas. Gracias a Einstein sabemos que no sólo comparten las mismas leyes sino también que están hechos de la misma materia. Detrás de esa fórmula aparentemente simple hay un trabajo racional tremendo porque consigue algo, que al fin y al cabo es lo que busca la ciencia, porque logró explicar la naturaleza con las mínimas expresiones posibles. Einstein fue el que más se aproximó a este intento de contar que lo que nos rodea está regido por leyes sencillas.

–Vamos, que el mundo es más fácil de lo que pensamos.

–Es más fácil cuando llegamos a conclusiones como ésta. Por ejemplo, las teorías se han instalado poco a poco porque había muchas barreras que romper. Las primeras explicaciones del mundo eran míticas, religiosas, fantásticas; pero luego se intentó explicar lo que sucedía contando todo lo que teníamos a nuestro alrededor como es el caso de la luz. Einstein explica que todo está formado por leyes del Universo que éste se pone a sí mismo. La cuestión es que tenemos que ir descubriéndolas, pero cuando lo hacemos nos damos cuenta de que son trasparentes como un cristal y fáciles de comprender, como esta fórmula. Pasa lo mismo en el mundo atómico, que tiene unas normas muy sencillas.

–Lo complejo es llegar a lo sencillo.

–Sí, pero el objetivo de la ciencia es dar con los fundamentos básicos de la naturaleza y en ese proceso lo que hacemos es coger cada vez más fenómenos y conseguir explicarlos con cada vez menos procesos. Eso tiene mucho de milagroso, porque había mucha gente que pensaba que era imposible llegar a ciertos ámbitos y que por eso se debía dar una explicación mítica del mundo pero ahora estamos en una fase en la que casi podemos comprenderlo todo. Ahora los científicos trabajan en eso, en lograr la llamada Teoría del Todo para explicar la realidad de manera absoluta. Si eso lo consiguiéramos estaríamos muy cerca de lograr un conocimiento casi rotundo. Esto no es algo descabellado y cerraríamos un círculo precioso de lo que es nuestro conocimiento, de hecho Einstein también trabajó durante los últimos días de su vida en este asunto.

–¿Dios dónde queda en todo esto?

–Son dos mundos distintos, no tienen nada que ver. Hace unos años se hizo una encuesta entre científicos de todo el mundo y el 46% resultó ser creyente. La propia Iglesia acepta el Big Bang como el origen del Universo y simplemente dice que ése fue el momento de la Creación. Creo que el papel a Dios se lo damos los hombres, si una persona es creyente y cree que existe en su vida privada existirá, pero otra cosa es que en la ciencia cada vez es menos necesario el papel de Dios.

–¿En la vida cotidiana en qué está presente la Teoría de la Relatividad?

–Pues en la vida cotidiana no está demasiado presente porque todavía no se ha conseguido desarrollar en su totalidad, por tecnología, curiosamente la teoría roza tanto la base última de la naturaleza que no hay actualmente tecnología para usarla. De todas formas, hay aparatos como los GPS que se conectan a un satélite que se ve afectado por la relatividad del tiempo. Su tiempo va mucho más despacio que en la Tierra, por lo que tienen unos relojes con unos hertzios de frecuencia menores que los de la Tierra. Si no fuera así a la semana el GPS se equivocaría en unos 70 kilómetros. La relatividad no es percibida por nuestra vida cotidiana pero con el tiempo podremos vivirla mucho más cuando la tecnología nos permita aprovecharla: viajes en el tiempo, sistemas de propulsión, creación de nuevo combustibles...