Empleo
El último plan minero de la Junta solo invirtió la mitad de lo anunciado
De los 103 millones presupuestados para el período 2010-2013 se gastaron 52, cumpliendo íntegramente solo con los 34 millones de subvenciones a empresas. Tras dos años en blanco, la Junta publica el borrador de la nueva estrategia minera
De los 103 millones presupuestados para el período 2010-2013 se gastaron 52, cumpliendo íntegramente solo con los 34 millones de subvenciones a empresas. Tras dos años en blanco, la Junta publica el borrador de la nueva estrategia minera
La minería en Andalucía ha sonado en los últimos tiempos más por los escándalos que por erigirse en el motor económico de la región que preconizaba la presidenta, Susana Díaz. El último se precipitó a principios del año pasado por las dudas en torno a la adjudicación de los derechos de explotación de la mina de Aznalcóllar, paralizada desde que en abril de 1998 se produjera el mayor vertido tóxico de Europa. La causa, finalmente, fue archivada al no apreciarse delito aunque no se descartaron irregularidades administrativas. De esa forma, 28 de los mineros todavía ligados a la cantera retornaron en diciembre a sus puestos como personal de Minera Los Frailes. Hasta el verano, se espera contratar a otras 200 personas para iniciar la fase de sondeo y en la campaña de investigación se prevé una inversión de siete millones de euros. Con la mina ya en plena actividad, se esperan crear 1.100 empleos. Números que los habitantes de la comarca no creerán hasta que sean reales. No en vano, la promesa de ser recontratados en la mina les ha costado 15 años.
La minería ha sido la enésima apuesta de Díaz para revitalizar la industria pero no más allá de las palabras. Su promesa empezó con la reapertura largamente demorada de Aznalcóllar, mientras permanecía parada la planificación desde 2013, cuando expiró el Plan de Ordenación de Recursos Minerales de Andalucía (Pormian). Los cuatro años de aplicación se cerraron con una ejecución media del 50,74%, según reconoce la propia Junta en el documento en el que se realizó la evaluación final, tras concluir el período para el que fue gestado. Si se suman las ayudas directas a empresas incorporadas a posteriori, 34 millones agotados íntegramente, ese porcentaje se elevaría al 65%, todavía muy lejos del objetivo anunciado
En mayo de ese año, el Consejo de Gobierno aprobó diseñar una nueva planificación que diera continuidad: el retraso ha sido tal que se ha desnaturalizado hasta el nombre con el que fue concebida: «Estrategia Minera de Andalucía 2014-2020». No fue hasta el pasado lunes cuando el Boletín Oficial de la Junta (BOJA) recogió el borrador de las líneas base del sector en los próximos cuatro años y será sometido a exposición pública durante dos meses junto a su informe de sostenibilidad medioambiental.
El anterior Plan coincidió con los peores años: en 2012 se habían perdido el 14% de los empleos y el volumen de extracción cayó un 60% respecto a 2007, según los datos que figuran en el portal de minería de la Junta. La patronal, Aminer, es optimista respecto a la evolución y sus expectativas auguran un crecimiento que sitúan en una inversión de 2.800 millones incluyendo los proyectos en tramitación, crear empleo directo para 3.500 personas –con puntas de 5.000 en determinadas fases–, así como 15.000 empleos indirectos y mil millones de inversión anual frente a los 700 con los que se cerró 2014.
El Pormian se diseñó con cuatro ejes. El primero, relativo al «fomento de la minería, innovación y desarrollo empresarial» –incluía la modernización, investigación e internacionalización de los proyectos mineros–, no dispuso de asignación presupuestaria alguna, puesto que se ligó al programa de incentivos empresariales vigente entonces. La «Integración ambiental de la actividad minera» copó el 88% de los 103,7 millones de euros de inversión previstos. Un cálculo reducido a 45,4 millones, dejando sin ejecutar la mitad de los 91,9 consignados. En concreto, en restauración medioambiental se reservaron 71,9 millones, de los que solo se gastaron 43,9, completando el presupuesto en un 61%. Para conservación y puesta en valor del patrimonio minero se consignaron 19,6 millones, pero al finalizar el plazo esa cifra se quedó en 1,5 millones, lo que supone un 8% de ejecución. El apartado de racionalización de los recursos naturales disponía de 400.000 euros que no llegaron a emplearse con tal fin.
El tercer eje debía ocuparse de la modernización de los servicios públicos vinculados al sector: de los nueve millones presupuestados, se emplearon seis. Aunque en este caso además se voltearon las previsiones y en la gestión administrativa se gastó un 119% respecto a los datos iniciales; mientras que par mejora y difusión de la gestión eficiente se emplearon 2,8 millones, el 45% de lo calculado. Por último, en el incremento de la seguridad el gasto se mermó al 42,7%, quedando en 1,15 millones. La vinculación de la oferta formativa a las necesidades del sector casi triplicó la planificación, con 376.391 euros.
En el análisis del Pormian, la Junta aclara que a posteriori se computaron aquellas partidas no previstas inicialmente, pero referidas a la minería. Esto elevaría el nivel de ejecución presupuestaria al 65%, ya que los 34 millones reservados para incentivos empresariales se agotaron. También se invirtieron 6,7 millones –lo estipulado eran siete– para racionalización del consumo de recursos naturales. La última partida proveniente de otros entes como Extenda o las direcciones generales de Calidad, Innovación y Fomento del Turismo y la de Investigación, Tecnología y Empresa aportaron otros dos millones a la puesta en valor del patrimonio minero. Con todo ello, el montante total para el Plan 2010-2013 ascendió a 146,7 millones de euros, de los que quedaron sin ejecutar 51. Esto teniendo en cuenta que el 23% fueron subvenciones a empresas.
Con la nueva Estrategia Minera de momento los dos primeros años han transcurrido en blanco. Según refiere la Junta, «viene a dar continuidad al ya finalizado Plan de Ordenación de los Recursos Minerales de Andalucía 2010- 2013». Habrá que esperar al fin de 2020 para saber si dicha continuidad se consuma también en los mínimos objetivos cumplidos.
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