Andalucía
Empatía por un maltratador «humano»
«No te supe perder», película netamente andaluza, se centra en un chico violento al que «se le coge cariño»
Un maltratador al que el espectador «le coge cariño». Ese planteamiento sirve al director Manuel Benito de Valle para afrontar en «No te supe perder» una historia de violencia de género de un chico y tres mujeres: su novia, su amante y la hija de esta, la única relación limpia porque el impulso sexual no la empaña. «Era un desafío manipular al público para que empatice con él. Es demasiado humano y hace cosas malas, pero no es malo», resume el sevillano.
En pequeños «flashback» aflora el pasado del protagonista, Yann, un chaval maltratado por su padre, creando una atmósfera donde él es la víctima. «Tiene a su alrededor a mujeres fuertes, pero él se justifica por lo vivido. Es un manipulador, pero a la vez piensa que todo el mundo lo utiliza», subraya Marisol Membrillo, actriz cordobesa que encarna a Lucía, la amante. Con una carrera consolidada, aceptó este papel para contribuir a que el proyecto saliera adelante. El rodaje fue corto e intenso, en un mes, con Sevilla como principal escenario. La falta de presupuesto ha alargado su estreno, un tiempo en el que el director interrumpió su trabajo para participar en otros proyectos. Durante un año adicional, Benito rodó detalles por su cuenta para completar un montaje que se demoró varios años y ha conocido numerosas versiones. «Es liberador no tener a alguien que te presione para finalizar –admite como contrapeso a las dificultades encontradas–. Ahora con un móvil y dos luces se puede contar una historia».
«Lanzarnos a hacer la película tuvo un componente de locura bella», concluye. El empeño fue compartido con Salvador Navarro, autor del guión y de la novela que inspira la cinta. Una campaña les permitió recaudar veinte mil euros. El equipo y la voluntad hicieron el resto hasta conseguir que se estrenara el pasado fin de semana en salas de cine. «Marisol es lo mejor de la película –reamarca Benito–. Mi mayor mérito como director fue apartarme y dejarla hacer».
«Como mujer era necesario contar esta historia. Te pega una bofetada porque el chico no aparece como un maltratador a pesar de que lo es. Te da pena y pone en cuestión tus propios valores», asegura la actriz. Sobre su papel, una mujer en plena madurez atraída por alguien mucho más joven, lo resume así: «Es una cosa muy sencilla y natural lo que le ocurre: se está hartando de follar y eso la rejuvenece. Cuando se encuentra con el chico no estaba pasando su mejor momento, su marido y sus hijos no la llenan en un momento en que es difícil aceptar el paso del tiempo». Ese avance inexorable supone también un contratiempo a nivel profesional para las mujeres. «Llega un momento en que somos transparentes. La profesión se vuelve para nosotras canalla y muy ingrata», critica, al tiempo que recuerda que «los artistas estamos muy valorados pero no se paga nuestro trabajo. Hay que tener cuidado con esa dinámica del gratis».
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