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Finales «inesperados»

«Hay una ecuación clara que se hace con los dedos de las manos: 400 bombas, 1.800 millones de euros, cinco corbetas y 6.000 empleos».

Susana Díaz estaba en Carcassone cuando Cs anunció la ruptura del pacto de investidura (Foto: Efe)
Susana Díaz estaba en Carcassone cuando Cs anunció la ruptura del pacto de investidura (Foto: Efe)larazon

«Hay una ecuación clara que se hace con los dedos de las manos: 400 bombas, 1.800 millones de euros, cinco corbetas y 6.000 empleos».

Aseguran los expertos que las aves migratorias que cruzan el Estrecho de Gibraltar se están a costumbrando a los cambios. No especifican demasiado a qué modificaciones se refieren ni en qué o cuál sentido se enfoca esta capacidad adaptativa. Flexibilidad de comportamiento y aprendizaje, es decir, lo hacen sin más y punto. Para poner el pico hacia el norte o hacia el sur hace falta cierta astucia y muchas horas de vuelo que permitan no errar en las corrientes que llevan a uno u otro continente. La cuestión es adaptarse, aguantarse, no moverse demasiado y soportar el tirón. Ya saben, «be water, my friend».

Cuestión de paciencia

Cs bajó el telón el viernes. Le tocó, de momento, protagonizar la última escena de la relación entre el PSOE-A y Cs. La gran sorpresa dejó atónitos a los andaluces que no se esperaban que hubiera esta ruptura después del verano. Dicen los psicólogos que las separaciones y los divorcios aumentan en septiembre porque durante los meses de julio y agosto las parejas pasan mucho tiempo juntas y se dan cuenta de que no se soportan. Ya nada será igual y Juan Marín rompió las fotos y los recuerdos de estos años de concordia delante de la plana mayor de su partido en Málaga. Los socialistas «han agotado la paciencia de los andaluces y de Cs». Es decir, que Susana Díaz no ha pasado por el aro ni ha asumido las exigencias de los naranjas. Solicitudes inmediatas que han caído como un jarro de agua fría en las conciencias de Cs, que no puede soportar ni un minuto más ser el sostén de un Gobierno andaluz del que cuelgan graves escándalos de corrupción (eternos ERE y comisión de investigación de la Faffe). El guion de la obra se ha cumplido, las amarras han sido cortadas y el juego de la campaña electoral comienza ya a desplegarse en la arena política andaluza. La cuestión es dirimir a quién le vendrá mejor esta cita con las urnas cuando tiene que jugarse una partida que parece que ganará de nuevo el PSOE. Quizás eso sea lo de menos, pero servirá para calibrar las fuerzas de cada partido de cara a las elecciones generales. A Díaz le vendrá bien un escenario en el que Cs y PP-A se enfrasquen en una lucha por lograr ocupar el sitio de la derecha en Andalucía. Albert Rivera sabe que cuenta con un buen banco de pruebas para saber si es verdad que ya se han convertido en una alternativa a los populares o todo es cosa de los analistas políticos. El choque no será entre Marín y Díaz, sino entre Rivera y Pablo Casado, que también es consciente de que se juega los cuartos en su primer combate de verdad –sin convalidaciones– para ver cómo de tocados están los populares tras la salida del Gobierno central. Ya no está Mariano Rajoy, los vientos que dejó su ascenso al poder se han calmado y hasta Soraya Saénz de Santamaría puede que se retire de la escena política, en la que ahora se encuentra esquinada, seria y azul. En manos de Casado y de Juanma Moreno estará recuperar para los andaluces una marca política que debe aspirar a mucho más que al papel de luchador por la medalla de plata. Las cábalas y los posos de café señalan al 25 de noviembre como la fecha en la que habrá que ir a las urnas. Presupuesto hay hasta Nochevieja, con lo que se puede alargar el proceso dos meses más desde el arranque del año. Ironías del destino, un 25 de noviembre de 1915 presentó Albert Einstein la Teoría de la Relatividad. Es decir, ya saben.

Humo y drama en Matagorda

Con regularidad, sin necesidad de que salte el levante, el pulso de la realidad de España se toma en la Bahía de Cádiz. Si no se ven columnas de humo sobre sobre las aguas de Matagorda es que todo va bien, la economía está saneada y las coplas en el Teatro Falla serán benévolas con los políticos. Eso significa que hay carga de trabajo en los astilleros y que en los gabinetes no se bebe tila. Han bastado unas bombas, cómo no, para que los gaditanos hayan salido a la calle para a exigir a Pedro Sánchez que no juegue con sus puestos de trabajo negándoles los proyectiles al reino de Arabia Saudí. Hay una ecuación clara que se hace con los dedos de las manos: 400 bombas, 1.800 millones de euros, cinco corbetas y 6.000 empleos. Puede que al final, porque el Gobierno ya está empezando a ver lo que es la realidad, el pueblo de Yemen se convierta en el perdedor de esta macabra cuenta de la vieja.

En Cádiz, Cádiz, el alcalde cuenta los días que faltan para que el carnaval se cuele con un niño debajo del brazo. Kichi y Teresa Rodríguez hacen números y les sale que el bebé vendrá al mundo el 28 de febrero del año que viene, en plena efervescencia de pitos de caña y serpentinas. Una patera en la dominguera Valdelagrana hace entender que África, 2.500 millones de personas antes de 2050, ha decidido dejar de mirar y venir por su parte del pastel. No todo iban a ser barcos de guerras y árabes ricos. Nos tocan también barcas repletas de gente desesperada a la que no hay que contentar. Pero no se preocupen, es cuestión de adaptarse, como los pájaros que cruzan el estrecho.