Carnaval

Gran cañón

La Razón
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Se estrena este veraneante, sesenta y pocos artículos non stop, con el anuncio de un periplo por la costa occidental estadounidense con parada en la más célebre garganta del río Colorado, a su paso por Arizona. Es inexcusable aquí la referencia a la tribu de los arapahoes, pero no a los que vivieron en las Grandes Llanuras sino a la letra del «Aparajóe que joe», legendaria agrupación gaditana de la cosecha de 1998: «Pocahontas parece pava pero no es tonta. / Tiene un novio yanqui, pelirrojo de Dakota / que le llega el Cayetano hasta las botas. / Le dijo al novio muy mimosa: / ‘Esto que tú ves son las Montañas Rocosas’. / Y dijo el pelirrojo, señalándose el mandado: / ‘Y éste es el gran cañón del Colorado’». Esta joya del surrealismo sátiro es una de las muchas obras maestras que José Guerrero Yuyu legó en su andadura carnavalesca, interrumpida después de que la enésima conjura de necios (y mediocres) le endilgase un cajonazo a «Los emires por donde los mires», su hasta ahora última chirigota. Un entrevistador sagaz trataba de picarlo en la competencia, hace unas semanas, a cuenta de su escasa suerte en los concursos del Falla y la comparación con Vera Luque, de profesión amigo del alcalde y de hobby coleccionista de primeros premios. Eludió la cuestión con bienhumorada elegancia, pese a lo cual tronó el aludido como un oso pardo en las redes sociales, poniendo al periodista a caer de un burro sólo por preguntar y mostrando un complejo infantiloide, propio del lechuguino picajoso que se sabe mimado pero le molesta que se lo recuerden. El uno, siempre sonriente, es la estrella de una emisora nacional. Al otro se le ha esquinado el carácter al comprobar que los veredictos del jurado no dispensan popularidad ni talento, ni tampoco fijan en la memoria los estribillos olvidables.