Financiación autonómica

Las «dos velocidades de la Sanidad» y la necesidad de copagos para la financiación

Las opiniones de los expertos del grupo de trabajo difieren de las conclusiones de los grupos políticos

El Grupo de Trabajo para la reforma de la financiación autonómica tiene aún pendiente el documento conjunto con las conclusiones de todos los partidos
El Grupo de Trabajo para la reforma de la financiación autonómica tiene aún pendiente el documento conjunto con las conclusiones de todos los partidoslarazon

«Estos gigantes no son reales, pero ¿y los otros? ¿Los gigantes en general? ¿De dónde ha sacado el hombre los gigantes? Porque nunca los hubo ‘en realidad’...». El grupo de trabajo sobre la reforma de la financiación autonómica que se reúne hoy y vota las conclusiones el viernes dejó pasajes dignos de «Las Meditaciones del Quijote» de Ortega y Gasset. En reiteradas ocasiones, los expertos que comparecieron recordaron que, como en la fábula, «el rey está desnudo», abordando asuntos como la asimetría del estado con los regímenes forales, la insuficiencia de fondos sin una subida de tributos, la importancia de la crisis en la reducción de recursos, la necesidad de mecanismos como el copago para garantizar la sostenibilidad de la sanidad tal o la existencia de «dos velocidades» en los servicios. En sus conclusiones, los grupos políticos evitan referirse a la necesidad de establecer copagos –«repagos», señala IU– para garantizar un sistema de calidad.

«Yo creo que sí, que sí hay dos velocidades ya en determinadas cosas, y entre ellas, en la sanidad», señaló Manuel González Sánchez, catedrático de Derecho Tributario de la Universidad de Jaén. «¿Dónde están los mejores médicos? En Madrid y en Barcelona. Entonces, en ese sentido hay dos velocidades», señaló. «Yo he estado en dos ocasiones in articulo mortis y resulta que realmente tuve que huir de la sanidad pública, ¿por qué razón?, porque había un problema gravísimo, no había personas competentes y entonces, como ha desaparecido la marca España, resulta que tuve que ir a la medicina privada», argumentó ante los diputados andaluces.

Martín López, presidente del Consejo Empresarial de Economía, Financiación y Fiscalidad de Pymes de la CEA, señaló que la dificultad de establecer un copago «es política» y apostó por «dotar a las comunidades de mayor capacidad normativa para establecerlos». La profesora Ortega Almón, titular del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, recordó que «en Suecia existe copago en asistencia a urgencias, en atención médica de especialistas, etc». Lago Peñas, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo, relató que las comunidades de régimen común «tienen en general un problema de suficiencia que tiene que ver fundamentalmente con que en España queremos una cartera de servicios potente, con una sanidad universal buena, con una educación pública de calidad y con unos copagos y unas tasas ya en el escalón universitario que son bajas en perspectiva internacional. Queremos ley de dependencia, queremos unas buenas pensiones, queremos un montón de cosas pero, claro, luego no recaudamos, no tenemos recursos para eso», señaló.

Sobre el tema tan políticamente incorrecto del copago, catedráticos como Francisco Ferraro hablaron de «una oportunidad». «Creo que es algo absolutamente necesario», dijo, señalando ante las críticas sobre que supone un doble pago que «repago es casi todo», citando el IVA o el impuesto por patrimonio, y abogando por «criterios en forma de copago» que «deben de ser discriminatorios con los niveles de renta». Esta medida «ayudaría a, como mínimo, valorar el servicio que se presta» y «en segundo lugar, cuando menos, hacer que se use menos, y en tercer lugar pues ayudaría a financiarlo». «Si queremos mantener una sanidad de calidad como es la que tenemos en España, yo creo que sería muy conveniente el sistema de pago», indicó Ferraro. «Me parece que va a ser imprescindible antes o después que se haga el copago», continuó. «Si no, lo que ocurre es que nos estamos deslizando hacia un modelo que es una sanidad no universal, aunque teóricamente sí, pero que cada vez la utiliza un porcentaje menor de personas, y eso es lo que la está salvando. Eso y una casi explotación de los empleados públicos, en este caso, o al menos de algunos segmentos, que con sueldos muy cortos tienen un trabajo desmesurado, con unas responsabilidades tremendas», subrayó.

Ruiz Huerta Carbonell, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, indicó que «el sistema de copagos está extendido en todas partes, la verdad, la otra cosa es cómo se aplica, es decir, habría que aplicarlo garantizando que los sujetos que tienen especiales dificultades por renta o por situaciones de enfermedad, crónicos, que estén protegidos pero en otro caso es una vía posible».

Elena Manzano Silva, profesora de derecho financiero y tributario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura, al cuestionarse «cómo debe ser un sistema de financiación autonómica» señaló que «debe ser un sistema similar a lo que hemos tenido en los últimos años, en los que se ha garantizado esa suficiencia financiera a todas las regiones. Somos un conjunto unitario», indicó.

La colaboración como instrumento

El catedrático de Derecho Financiero y Tributario Adame Martínez indicó que «es necesario en cuestiones como, por ejemplo, el coste de la sanidad o la financiación de medicamentos, una mayor coordinación entre las comunidades, tanto a la hora de fijar el catálogo de prestaciones como de la financiación».