Trabajo

«Maternalista y portavoza»

La Razón
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La jerezana Irene Gómez, licenciada universitaria con un máster en Medicina de Urgencias y Emergencias, se autodefine en su página web como «andaluza de pies a cabeza», pero es mucho más que eso porque se ha revelado como una inspiración para miles de mujeres vapuleadas tras haberse rebelado contra ese feminismo paternalista (¿por qué el DRAE no recoge la palabra maternalista?) que las victimiza y entontece por mero afán crematístico: la igualdad activista es un negocio pingüe y generosamente subvencionado. La última conquista de este hembrismo rabioso ha sido dejar sin sustento a las azafatas que trabajaban en los grandes premios de motociclismo, una iniquidad movida por la pura envidia de quienes no están capacitadas para ejercer dicha labor. (Ciertas señoras reclamando la supresión de semejante profesión supone un delirio comparable al de una asociación de mancos exigiendo la prohibición de las guitarras.) Personas, preciosa voz femenina que hasta en boca de una portavoza sonaría bien, como Irene Gómez puntualizan lo siguiente ante la catarata de insultos que escuchan de boca de sus presumibles defensores: «Nadie nos obliga, no sufrimos, conocemos las condiciones de este trabajo antes de firmar. Nos piden un nivel cultural e idiomas. No sólo aguantamos el paraguas, sino que atendemos a un público exquisito como son los invitados de nuestra escudería. No confundamos el trabajo de la azafata de moto GP con la azafata que envían las discotecas de los alrededores del circuito. Nosotras somos las que estamos en el box, en el paddock, en la parrilla de salida... Somos las que estamos cuidadas y protegidas por la escudería y por la empresa organizadora del Mundial». ¿Qué más da? Al paro con ellas, a mayor gloria del feminismo excluyente y misógino.