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Política

Andalucía

Retales, rebajas, recortes

La campaña de Navidad generará más de 13.000 empleos / Foto: Efe larazon

Estas palabras seguirán vigentes a pesar de los augurios durante el recién nacido año. Uno de los grandes empresarios del país, en una comida navideña de íntimos, comentaba en la sobremesa que, cuando las cuestiones económicas se pongan verdaderamente al día, que llevará su tiempo, el cambio que se impondrá será radical. Ya estamos prácticamente viviéndolo, el mundo se dividirá en dos formas de vivir: «low cost » y lujo, y claro, está una tercera que no se reconoce, la miseria. Con lo que la clase media, que fue el gran logro del siglo XX, quedará pulverizada. Son muchos los expertos que consideran que el gran factor de estabilidad en el terreno social y económico, que significó esta ascensión de grandes capas de la sociedad a un bienestar impensable, se debió en gran manera a una especie de efecto «pon tus barbas a remojar» que provocó la Revolución Rusa. Como tantas veces a lo largo de la historia, el tremendo cambio soviético, que facilitó los que resultaron estupendos para la sociedad occidental, fueron un verdadero martirio para los rusos y los pueblos sometidos al comunismo. Claro que nada se repite, y la clase «low cost» seguirá disfrutando de buena parte del estado de bienestar, pero solo hay que echar un vistazo al nuevo comercio que va apareciendo como por arte de magia, y no solo en centros comerciales o polígonos sino en el mismo centro. En una de mis recientes caminatas, desde la calle San Fernando a la Macarena, callejeando porque siempre encuentras un rincón, un callejón, una casa desconocida. Visitar a la Señora de Sevilla, al menos a mí siempre me deja con gran subidón. Además, al igual que el callejeo, siempre te depara una sorpresa. Había mucho turismo, que incluía a bastantes ciudadanos orientales. Recordé hace algún tiempo una misa que era para un grupo de ciudadanos coreanos, este turismo crece espectacularmente. Por supuesto, el oficiante también era de la citada nacionalidad. Todas las señoras con un mismo modelo de velo blanco, seguro que de un bazar «low cost». Qué contarles de los Padre Nuestro y los Ave María en coreano... Y el apoteosis final de la salve en el idioma oriental. Ven hasta dónde llega ya la penetración de las nuevas formas de convivencia. Después de haber disfrutado de mi primera misa por «orientales» seguí caminando hasta el centro, incluyendo una visita bancaria. Porque otra de las señales del nuevo mundo es que las empresas para las que facturas van perdiendo la costumbre de pagar el día 1 de cada mes. Te pagan, pero la fecha suele ser incierta. Caminando por la calle San Eloy, casi en la esquina con la Campana, entré en una de mis tiendas favoritas, el establecimiento te ofrece desde una escobilla para el baño, a una tableta de chocolate, libros, cortinas, flores, todo tipo de bolígrafos, gafas... Los precios van de 1 a 5 euros. Caí en la tentación y por 25 euros compré parte de las existencias. Cartier, Rolex, Loewe o el mismísimo amigo de Naty Abascal, Valentino, pueden esperar. Abducido por el nuevo mundo pasé camino de casa por el nuevo centro comercial de Torre Sevilla, igualmente con el cartel de no hay billetes. Hay que mirar las caras de los visitantes a estos centros, se les ve felices, por eso compran hasta lo que no precisan. Me vi con ganas de seguir por las rutas de las compras en sus distintas formas. Me fui a IKEA, llegué con toda comodidad, a la hora del almuerzo y comprobé que los precios suelen ser estupendos. Comprobé también cómo muchos clientes, metro en mano, medían distintos muebles y sillones, apuntando en una libreta las medidas. También los vi felices. Decididamente estas firmas han inventado las compras espectáculo. Me ha pillado entre dos aguas y no creo que a estas alturas de mi vida, las compras vayan a ser mi forma de disfrutar, cosa que casi envidio. Seguiré sentándome en la butaca de un teatro o la de un cine para sentirme feliz.

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