Andalucía
«Somos personas, no sólo números de historia»
Un grupo de enfermas de cáncer se rebela después de que la Junta les haya retirado la ayuda psicológica en el hospital Virgen Macarena
SEVILLA- «Cuando a una persona de 30 años, con toda una vida por delante, con marido y sueños que hacer realidad, le dicen 'vamos a hacer lo que podamos', necesita ayuda, alguien que la oriente. La familia lo es, pero se requiere ayuda profesional. Esta es una enfermedad que genera muchas dudas. La primera: ¿voy a vivir? Si nadie te responde, entras en 'shock'». Alejandro está casado con Nieves. Forman una pareja muy joven a la que el cáncer le intenta poner zancadillas en el camino. Pero las quieren superar, las van a superar.
Junto a Nieves Flores –«una luchadora», según sus propias compañeras–, un grupo de pacientes del hospital Virgen Macarena se intenta rebelar ante los recortes de la Junta de Andalucía. La Administración ha decidido no renovar un proyecto de atención psicológica para las enfermas de cáncer después de más de un año en funcionamiento y unos resultados que avalan no sólo ellas, sino también oncólogos y cirujanos. «Nos han dicho que nos derivan a Salud Mental, pero yo no necesito pastillas. Yo necesito a Nuria Blanco, mi psicóloga. Nadie nos ha comunicado nada», explica Carolina Diego, de 31 años. En 2011 le fue diagnosticado un cáncer de mama y hace cuatro meses perdió a su madre por esta enfermedad. Motivos de sobra para su lucha.
La entrada de un nuevo psicólogo podría ser una alternativa que contemple el hospital, deslizada a alguna de ellas, pero poco solucionaría a este grupo. «Contar otra vez nuestras vidas, recordarlo todo con otra persona, sería durísimo para nosotras, no quiero pasar por eso. Nuria ya nos conoce. A nosotros sólo nos dijeron que había una unidad nueva de psicología oncológica, sin saber que se acabaría. Nuria siempre ha estado ahí, con dos sesiones semanales cuando la hemos necesitado. Siempre ha estado al pie del cañón», replica Carolina. En realidad, ha sido «nuestra confidente». «Al margen de la enfermedad, hay otros problemas que hacen que vayas recayendo. Si no es por ella, con la depresión en la que entré después de que me fuera detectado el cáncer, no me habría reincorporado el trabajo», argumenta Sylvia Sánchez, de 39 años y coordinadora de deportes en el Club Náutico Sevilla. Su principal «miedo» es recaer.
El SAS argumenta que era un proyecto con fecha de caducidad. «Esto no es como probar a poner fibra óptica, es algo muy serio, vital, es cuestión de supervivencia, y los enfermos necesitan ayuda profesional de manera urgente. Si es un proyecto en práctica, no lo hagas con este tipo de enfermos. Y si lo has hecho y da resultados, mantenlo. La vida de personas está en peligro», explica Alejandro. Su mujer, Nieves, tras un primer diagnóstico, ha sufrido una segunda recaída. Hace muy poco que ha recibido un tremendo varapalo, le han detectado metástasis en la cabeza. Pero no se pueden permitir caer en el desánimo y ahí es donde la especialista juega un papel fundamental. «Su» psicóloga le ha visitado a título personal, pues en enero ya se despidió de todas. Nieves ha solicitado a sus doctores la ayuda psicológica que recibía anteriormente. «Necesita un apoyo y seguimiento», afirma su marido, que avala el trabajo del hospital: «La labor que se ha hecho es muy importante. Se sientan regularmente oncólogos, cirujanos y la psicóloga y se crea un grupo para conocer la situación de cada paciente y la forma de tratarlos. Los médicos apoyan esta protesta. Están a favor también». El trabajo de Nuria Blanco ha quedado inconcluso. «Le han cortado proyectos que quería iniciar», dicen.
Silvia Donadios lleva seis años luchando contra el cáncer de mama. Ahora tiene 32 años y admite que lo peor es el miedo que se siente. Los cuatro meses de apoyo psicológico han sido fundamentales para salvar la enfermedad. Pretende crear una asociación de jóvenes afectadas. «Para mí, aunque soy muy positiva, la ayuda psicológica supone más del 50%. Llevo más de un mes sin ver a Nuria y lo noto», señala Silvia, que pretende acudir incluso al Defensor del Pueblo para recuperar la atención que recibían.
Ellas no son las cuatro únicas afectadas, por desgracia, pero sí las más jóvenes y «positivas». «Nuria nos presentó y no tardamos en crear un grupo de wassap. Tenemos la misma forma de pensar y queremos que las que vengan detrás también tengan la misma ayuda», comenta Sylvia Sánchez. El primer paso ha sido acudir a la prensa escrita para realizar la denuncia, aparecer en papel. No descartan iniciar una recogida de firmas, pero «nos han dicho que tendría más repercusión acudir a las radios, a los periódicos y a las agencias de información». Además, «estamos preparando una carta al presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer». No van a renunciar a pelear por lo que consideran un derecho. La política de recortes en sanidad acarrea situaciones muy desagradables, impensables hasta hace muy poco. «Es muy fuerte, recortan en todo, también en medicación», señala Sylvia Sánchez, que critica que incluso haya tratamientos con limitaciones. Por todo ello han dicho basta: «Si tienen que recortar, que lo hagan en otras cosas, porque aquí hay gente que está sufriendo mucho. Somos personas, no simples números de una historia clínica».
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