Educación

Un monitor para más de veinte alumnos con necesidades especiales

Educación no ofrece soluciones ni diálogo a padres «indignados» de un colegio de Triana

La Razón
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Dos meses después de arrancar el curso escolar, la Consejería de Educación continúa sin aportar soluciones al alumnado del colegio José María del Campo, en el barrio sevillano de Triana, donde sólo hay contratado un monitor para atender a más de veinte menores con necesidades educativas especiales.

Dos meses después de arrancar el curso escolar, la Consejería de Educación continúa sin aportar soluciones al alumnado del colegio José María del Campo, en el barrio sevillano de Triana, donde sólo hay contratado un monitor para atender a más de veinte menores con necesidades educativas especiales. Yolanda Morales, madre de una niña afectada por esta vulneración de derechos, inició en el mes de octubre una recogida de firmas en chance.org en la que solicitaba «comprensión y respeto» frente a las trabas administrativas que sufrían las familias. Paralelamente, realizó las gestiones oportunas para buscar soluciones en los responsables políticos, sin hallar respuesta.

«Es penoso, vergonzoso, indignante y no sé cuántos calificativos más. La delegada de Educación no atiende mi petición de entrevista, tampoco lo hace el jefe de inspección ni el de zona, pese a haber presentado más de diez escritos en estos dos meses de curso», explica Morales, que lamenta que se atiendan otras necesidades del centro y «no precisamente las de los que más ayuda necesitan». Recuerda esta madre que «estos niños y niñas tienen derechos reconocidos en sus propios dictámenes de escolarización que no se están cubriendo»; y no sólo explica el insuficiente número de monitores, sino la ausencia de profesorado terapéutico y logopeda para cubrir las horas necesarias. «Parece que se hace un favor a las familias que están obligadas a tener a sus hijos escolarizados, mientras que la Administración no cumple con sus obligaciones y en lugar de favorecer la inclusión, con su trato y abandono, no hace más que fomentar la exclusión de estos niños y niñas», detalla esta madre, que tampoco encuentra demasiado apoyo en el AMPA del centro. Su hija padece el síndrome de Berardinelli-Seip, no tiene grasa corporal y eso le obliga a levantarse constantemente, ya que de lo contrario sus articulaciones sufren dolor. Cuando arrancó el curso no se le permitía levantarse y el centro, pese a su dictamen, no contaba con el mobiliario adecuado.