«La broma se ha terminado». Así presentó el candidato el PP catalán , Xavier García Albiol, la proposición de Ley de Reforma del Tribunal Constitucional (TC) para permitir a esta instancia multar y suspender a los gobernantes que no acaten sus resoluciones, y con la que el Gobierno pretende cortar de raíz las aspiraciones independentistas de Junt pel Sí. Una proposición que, según los populares, viene motivada por los varios casos de «desacato» al alto tribunal que se han producido en lo últimos tiempos, en velada alusión a la Generalitat y la consulta soberanista del 9-N.

El hecho de que haya sido Albiol uno de los presentadores de la medida junto al portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, fue tachado por la oposición como «una medida electoralista» ante la cercanía de las elecciones catalanas. «Simple casualidad», respondió Hernando aunque reconoció que se trata de una propuesta de ley trabajada conjuntamente con el PP catalán y que ha sido presentada «después de meditarla largo tiempo».

Sin embargo, los populares no lograron el respaldo de ningún grupo parlamentario para esta reforma del Constitucional. Una decisión «sorprendente» para Albiol, que en declaraciones en el teatro del Liceu de Barcelona criticó tanto el posicionamiento del PSC como de Ciutadans. «Forma parte del guión que el independentismo censure la reforma», afirmó, pero aseguró no entender la negación rotunda de los partidos no nacionalistas. «Rivera mucho hablar, pero a la hora de la verdad le tiemblan las piernas», señaló para a continuación lamentar la «confusión» de los socialistas, que han entrado en una «dinámica de posicionarse en contra de todo» y de estar «instalados en el no».

Albiol también quiso dirigirse directamente a Unió que, en su opinión, «está disimulando» el haber sido uno de los responsables de la deriva soberanista, aunque aplaudió que el líder de los democristianos, Josep Antoni Duran, haya roto con los convergentes: «Que Duran, a su edad, haya visto la luz, me parece fantástico, pero mira que le ha costado entenderlo después de estar 30 años apoyando a Artur Mas, Jordi Pujol y trabajando a favor de la independencia», afirmó.

Más contundente se mostró el candidato popular a las elecciones del 27- S con Artur Mas tras unas declaraciones en las que el president afeó al Gobierno querer sacar adelante una reforma del TC que puede llegar a inhabilitar a determinados cargos públicos de una forma «esperpéntica», «inquisitorial» y que «sí que recuerda a los años 30», en una clara referencia a la carta en la que Felipe González «compara el procés con el nazismo», según criticaron desde el ala dura independentista. Albiol le respondió ayer asegurando que «garantizar el cumplimiento de la legalidad sacando adelante esta ley no es una cosa de los años 30» y, que al contrario, saltarse la ley «si es propio de dictadores bananeros».

Paralelamente a las infinitas guerras dialécticas, la reforma del TC sigue su curso para ser tramitada de forma urgente para que pueda estar vigente el 29 de septiembre, dos días después de la celebración de los comicios catalanes. Sin embargo, desde el Gobierno quisieron dejar claro que la vía abierta al TC para suspender a los gobernantes es un camino distinto al artículo 155 de la Constitución, que permite al Estado recuperar competencias autonómicas en el caso de que incumplan la ley.