Víctor Fernández
«El CCCB debe ofrecer nuevas cartografías para entender el mundo en el que vivimos»
Judit Carrera, Directora general del CCCB, "El del Hermitage es un proyecto privado basado en un modelo que no necesita Barcelona, como es el de la franquicia"
Acaba de aterrizar en la dirección del CCCB, centro en el que durante trece años ha sido la responsable de conferencias y debates, así como de educación y del Arxiu CCCB.
Acaba de aterrizar en la dirección del CCCB, centro en el que durante trece años ha sido la responsable de conferencias y debates, así como de educación y del Arxiu CCCB.
¿Cómo ha sido la llegada a la dirección general de una casa que usted conoce tan bien?
Ha sido un aterrizaje suave e intenso. Suave porque hace años que trabajo aquí y conozco muy bien la institución, por lo que no han habido grandísimas sorpresas. También ha sido intenso porque hace un mes y tres semanas que estoy en esta responsabilidad, comenzando a situarme. El pasado miércoles teníamos un consejo general, que es nuestro órgano rector, que es el que debía aprobar nuestro presupuesto para 2019 y nuestro programa. Así que ha sido un mes y medio muy intenso.
¿Qué le animó a presentarse para ser directora?
Me movió sobre todo la pasión hacia el CCCB, un modelo cultural muy singular, no solamente en Barcelona sino en Europa. Eran las ganas de dar un paso adelante movida por cierto espíritu de relevo generacional en el centro. Es un momento de transición, hacer balance y celebrar de lo que ha sido un modelo de éxito. Tenemos que ver cómo podemos proyectar de manera renovada este legado hacia el futuro.
¿Cuáles son las líneas de futuro del CCCB?
Lo que he hecho es sobre todo contrastar cuál es el contexto en el que se tiene que mover el CCCB. El contexto de 2018 no tiene nada que ver con el de mediados de los 90, cuando nació el CCCB. Eran años de cierto optimismo: habían caído el muro de Berlín y el régimen de apartheid en Sudáfrica; parecía que se imponía un mundo sin fronteras en el que se imponía la democracia en todo el mundo; comenzaba la globalización e internet... Era un mundo de certezas, de crecimiento y, a nivel local, eran años olímpicos, de apertura al mundo, del inicio de la implantación de los equipamientos en la ciudad. 25 años después el mundo es un lugar mucho más incierto donde las grandes categorías del saber no nos sirven porque han caído las grandes instituciones básicas como la familia y el trabajo. Los avances progresos y tecnológicos, por otro lado, han transformado la manera que tenemos de entendernos como seres humanos. Por eso, lo que tiene que hacer el CCCB es interpelar este nuevo contexto incierto e imprevisible, donde se generan muchos más interrogantes. El CCCB debe ofrecer nuevas cartografías para entender este mundo en el que vivimos.
¿Hay algún tema que necesite estar hoy en el CCCB en debates o exposiciones?
Me gustaría que el CCCB ofreciera una mirada renovada sobre el modelo de la Ilustración que yo asumo como propio, pero que hay que actualizar a la luz de los nuevos acontecimientos, como la renovación tecnológica o los procesos científicos. Temas como la robótica, la inteligencia artificial o el prolongar la esperanza de vida tienen un gran impacto en el mundo de la cultura. También pienso que debe impulsarse todas la cuestiones relacionadas con el mundo del género, del cuerpo, de la intimidad, del feminismo... Todo esto se ha tocado en exposiciones y en debates, pero ha sido de una manera incipiente y ahora hay que impulsarlo. Igualmente también tenemos que promover la línea de reflexión sobre el mundo poscolonial. El hecho de que en Europa tengamos sociedades cada vez más plurales, con poblaciones que vienen de otras partes del mundo hace que nos enfrentemos cada día con la diferencia radical. Son temas que me gustaría relanzar.
¿Es clave el diálogo con el Macba, su vecino?
Sí y tenemos una relación excelente cib algunos proyectos de colaboración en común. Ya me he reunido con su director Ferran Barenblit y, por tanto, hay mucha cordialidad, pensando en algunos proyectos comunes, sabiendo que somos dos instituciones diferentes en sus finalidades y objetivos. El Macba es un museo de arte contemporáneo con una colección de arte. Nosotros somos una institución temática sin colección, en la que nuestra manera de abordar el mundo es a través de lenguajes y disciplinas. Para mí también es importante que compartimos un barrio como el Raval.
¿Qué papel debe tener el CCCB en el Raval?
Para nosotros es una identidad muy fuerte del CCCB. No estamos en un barrio cualquiera. El hecho de estar ante un barrio muy complejo que plantea algunos de los retos más importantes que tiene ante sí la humanidad y el responder a estas poblaciones en ese entorno, son responsabilidades y estímulos.
¿Qué le parece el proyecto del Hermitage de Barcelona?
Es un proyecto que parte de una colección de arte, algo que no tenemos nosotros. Mi posición es muy clara: los equipamientos públicos de la ciudad han sufrido mucho en los últimos años. Los esfuerzos de la ciudad deberían centrarse en alimentar estas instituciones ricas y variadas. Es un proyecto privado basado en un modelo que no necesita Barcelona, como es la franquicia.
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