PSC
El Círculo de Economía no acerca a separatistas y constitucionalistas
Los partidos de uno y otro bloque desechan la propuesta de un nuevo Estatuto que mejore el autogovern
Aunque la moción de censura contra Mariano Rajoy permitió ayer abrir una nueva etapa política en España con Pedro Sánchez a los mandos de la Moncloa, en Cataluña no parecieron calar esos aires de cambio.
Aunque la moción de censura contra Mariano Rajoy permitió ayer abrir una nueva etapa política en España con Pedro Sánchez a los mandos de la Moncloa, en Cataluña no parecieron calar esos aires de cambio. Eso es por lo menos lo que reflejaron las diferentes fuerzas que participaron en el debate político organizado en las XXXIV jornadas del Círculo de Economía de Sitges, donde independentistas y no independentistas proyectaron un tímido deseo por superar las tensiones y divisiones actuales, aunque exhibieron sustanciales diferencias en el diagnóstico y las soluciones que se deben adoptar para encontrar una solución a la crisis catalana.
La primera fuente de discrepancia surgió a raíz de si existe «fractura social» en Cataluña o no. El Círculo de Economía, que ha puesto el acento en esta edición en la deteriorada convivencia que envuelve a la sociedad catalana tras el proyecto rupturista, no consiguió acercar posturas entre las fuerzas políticas de las distintas sensibilidades. Para ERC y el PDeCat no existe esta problemática y reprochan que se intente sobredimensionar por parte de los constitucionalistas, mientras que C’s, PSC y PP consideran que es un problema de primer orden y que debe ser solventado.
Más allá de esta mirada al pasado y las consecuencias sociales que ha dejado el «procés», en el horizonte más inmediato no parece que las relaciones entre los partidos del bloque separatista y constitucionalista vayan a mejorar. Y eso que insistió el moderador del debate y ex presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, que reclamó en varias ocasiones que haya reconciliación. También lo hizo el líder de los «comunes» –la formación política que más perjudicada ha salido de la polarización de la sociedad–, Xavier Domènech, que invitó a los partidos a impregnarse del espíritu que ha reinado en la política española con la moción de censura, ya que la propuesta de echar a Rajoy reunió al PSOE, Podemos, independentistas y nacionalistas. Sin embargo, eso será difícil en el corto plazo. A pesar de que todas las formaciones coincidieron en la necesidad de regresar al diálogo, la forma de afrontarlo está muy alejada entre los distintos partidos.
Así, la líder de C’s, Inés Arrimadas, aseguró que el diálogo se debe abordar primero entre catalanes, y éste se debe circunscribir a espacios que conciten amplios consensos. «Las propuestas que se hagan deben estar dentro de un consenso amplio», afirmó y agregó que el nuevo Gobierno deberá atender la negociación con el Govern de Quim Torra y con las fuerzas constitucionalistas. Asimismo, reclamó al nuevo president que respete la legalidad y exigió al independentismo que haga autocrítica, ya que los distintos gobiernos nacionalistas que ha tenido Cataluña en las últimas décadas ha disfrutado de amplias competencias y muchas de ellas, a juicio de Arrimadas, «se han ejercido mal».
Domènech, por su parte, hizo una grata valoración de la propuesta que ha hecho el Círculo de Economía, que pasa por un nuevo Estatuto que mejore el autogovern de Cataluña y blinde algunas competencias, y consideró que esta idea podría ayudar a «acercar a mucha gente», en alusión a independentistas y no independentistas. En cambio, el presidente del grupo parlamentario de ERC, Sergi Sabrià, agradeció la propuesta pero expresó su insatisfacción al considerar que la independencia es la «mejor» solución para las empresas. y la sociedad catalana.
El líder del PP, Xavier García Albiol, se mostró escéptico a la propuesta del Círculo y a otras eventuales salidas al asegurar que el independentismo, en manos de Carles Puigdemont, va a mantener «posicionamientos inamovibles».
Finalmente, el diputado de JxCat, Lluís Font, y el líder del PSC, Miquel Iceta, consideraron que un nuevo Estatut debe ser «refrendado» por los ciudadanos catalanes.
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