Barcelona

El PSC permite con su abstención borrar el nombre de España del callejero municipal de Sitges

La Razón
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En julio, el Ayuntamiento de Sitges decidió cambiar el nombre de la calle y la plaza de España de la localidad. Ante esta decisión, los tres concejales del PP que formaban parte del gobierno municipal junto con CiU renunciaron a su puesto.

El lunes pasado, los populares presentaron una moción para revocar el cambio de nomenclatura. Para su sorpresa, dos de los grupos de gobierno que en julio votaron en contra de cambiar los nombres, Nuevo Horizonte Sitges y Grupo Independiente de Sitges, esta vez lo hicieron a favor. Una actitud que, a su juicio, manifiesta «la incoherencia y cobardía de estos grupos que se han vendido para mantenerse en el Ayuntamiento». Los populares también cargaron contra la indefinición del PSC, principal partido de la oposición, que en esta localidad «está haciendo un giro independentista obedeciendo a las presiones de los nacionalistas más radicales». A su juicio, «el PSC no tiene una postura definida en nada, vive permanentemente en su propio desorden y es incapaz de actuar con la responsabilidad y la seriedad que los vecinos esperan de sus representantes políticos», según explicaron en un comunicado.

Los nuevos nombres de la calle y la plaza España desde julio son calle de la Bassa Rodona y plaza del Pou Vedre, a propuesta de la CUP. La medida se aprobó con los votos a favor de CiU y la CUP, el «no» del PP, el Grupo Independiente de Sitges y Nuevo Horizonte Sitges y la abstención del PSC. El alcalde de Sitges (Barcelona), Miquel Forns (CiU), decidió retirarles temporalmente las atribuciones y el sueldo a los tres concejales del PP (Jorge Carretero, Ferran Ignasi Llombart y Francisco Castillo) que criticaron la decisión del Ayuntamiento de cambiar el nombre de la plaza de España y de la calle de España que figuraban en el nomenclátor de la población. Los populares se tomaron un periodo de reflexión que culminó con su salida del gobierno municipal. El portavoz del PP, Enric Millo, calificó la decisión de Forns de «insólita, injustificada, injusta y temeraria».