Política

Huelgas

La huelga masiva de médicos pone a prueba al Govern en su «otoño caliente»

Los facultativos piden a Torra revertir los recortes de Mas y recuperar a 920 profesionales perdidos desde 2010.

Una de las últimas protestas protagonizadas por el personal sanitario en Cataluña coincidiendo con la crisis.
Una de las últimas protestas protagonizadas por el personal sanitario en Cataluña coincidiendo con la crisis.larazon

Los facultativos piden a Torra revertir los recortes de Mas y recuperar a 920 profesionales perdidos desde 2010.

El anunciado «otoño caliente» del independentismo se le gira en contra al Govern. Hoy empieza su «semana horribilis» con una huelga masiva de médicos a la que están llamados hasta 15.700 profesionales del sector público en la atención primaria y del concertado en la hospitalaria, primaria, sociosanitarios y de salud mental. Un paro inédito desde los recortes de 2010 ordenados por el Ejecutivo de Artur Mas, el precedente de Puigdemont y Torra en el Palau de la Generalitat. Al cierre de esta edición, la protesta seguía convocada pese a las negociaciones y los intentos «in extremis» del Govern para frenarla.

Los estragos de la crisis y la convulsa situación política que vino después han enquistado la situación en un sector que denuncia pérdidas notables. En concreto, Metges de Catalunya, el sindicato mayoritario, cifra en 920 los profesionales perdidos en los últimos años ocho años y piden recuperar el 30% del poder adquisitivo recortado para restaurar la situación económica previa a la crisis. Demandas sectoriales que repercuten también en la atención a los pacientes: los facultativos de los ambulatorios reclaman insistentemente ampliar la plantilla y espaciar las visitas para tener más tiempo por persona.

En concreto, piden fijar un máximo de 28 consultas al día –23 presenciales y cinco no presenciales– y disponer de 12 minutos de tiempo por visita. También exigen cumplir con los terminios legales de referencia y poder garantizar consultas ordinarias programadas en 48 horas, 30 días de demora en derivaciones preferentes y 90 días en ordinarias.

Por todo ello, Metges de Catalunya ha convocado a los médicos de atención primaria del Institut Català de la Salut (ICS), –de familia, pediatras, odontólogos y ginecólogos– y a los más de 10.000 facultativos de la sanidad concertada con el Servei Català de la Salut (CatSalut) –de 53 hospitales de agudos, 86 equipos de primaria, 50 centros sociosanitarios y 25 de salud mental– a un paro que está previsto que se alargue toda la semana con la consiguiente convocatoria de servicios mínimos.

El principal problema que denuncia Metges de Catalunya es la «precaria» situación económica que sufre la atención primaria. Los datos acompañan sus quejas: el primer nivel asistencial ha pasado de recibir un 18,4% del presupuesto en 2010 al 16,9% actual cuando los estandartes profesionales recomiendan que sea al menos una cuarta parte (25%) de los recursos destinados al ámbito sanitario.

En la negociación de última hora de ayer, los facultativos exigieron las dos condiciones que para ellos son irrenunciables: la reducción del número de visitas diarias por médico y que éstos puedan atender un mínimo de 12 minutos a cada paciente.

El sindicato ha tildado la situación del sistema «extremadamente crítica» provocada por los «graves problemas de déficit de personal y por la elevada presión asistencial que soporta el colectivo». Un problema crónico que, según el sindicato, «amenaza el mantenimiento de la calidad de la atención y mina la salud de los médicos, cada vez más afectados por el agotamiento y el estrés».

El conflicto con el personal sanitario es uno de los varios a los que deberá enfrentarse el Govern este final de año. El Ejecutivo tiene volver a lidiar con las protestas sociales después de una época monopolizada por el «procés»: esta seman,a los profesores convocados por la Ustec tienen previsto parar el jueves para reclamar también que se reviertan los recortes derivados de la crisis, se recupere el horario lectivo anterior y se reduzca el número de alumnos por año.

El Ejecutivo de Torra, nada acostumbrado a lidiar con este tipo de conflictos, afrontará también la revuelta de los trabajadores públicos, en pie de guerra por la devolución de las pagas extra pendientes.