Exposición
La mirada irónica de Bon
Una exposición recupera la obra gráfica de uno de los grandes maestros del humor
Una exposición recupera la obra gráfica de uno de los grandes maestros del humor.
Tal vez no les suene el nombre de Romà Bonet i Sintes, pero es muy probable que hayan visto alguna de sus obras. Con su alias Bon, se convirtió en uno de los nombres de referencia del humor gráfico catalán de la primera mitad del siglo pasado, interesando a públicos tan exigentes como Ramón Gómez de la Serna. En estos días, la galería de arte Sicoris dedica una completa exposición al artista viniendo a suplir la exposición antológica que Barcelona le debe a este maestro del dibujo, un creador capaz de sorprender con su trazo grueso y mordaz.
Una de las virtudes de esta muestra es la de poder visualizar los muchos temas y técnicas empleadas por Bon a lo largo de su trayectoria. Tuvo también la virtud de saber popularizar su trabajo, no solamente con la publicación en Prensa sino vendiendo y divulgando sus originales en un carro que instaló a las puertas del Pueblo Español durante la Exposición Universal que se celebró en Barcelona en 1929. Su popularidad se disparó. A quienes se acercaban a su curioso carro le llamarían mucho la atención sus caricaturas. Algunas de ellas están ahora en Sicoris, un pequeño catálogo de algunas de las personalidades de su tiempo.
Un lápiz punzante
El lápiz afilado del dibujante no tiene piedad en el momento de captar la muy peculiar nariz del conde de Romanones, la violencia expresiva de Mussolini, la cabeza casi en forma de pera de Gil Robles, la alegría de Julián Besteiro, la plácida vejez de Macià o la peligrosa tontería que ocultaba la maldad de Hitler. Es, visto en su conjunto, una crónica de las primeras y convulsas décadas del siglo XX, con los políticos como principales víctimas, aunque también hay espacios para creadores a los que admira como Pau Casals o Joaquim Mir, además de atreverse a caricaturizar a Alonso Quijano ya convertido en ingenioso hidalgo.
El talento de Bon se dio a conocer de manera muy temprana cuando con solamente 14 años empezó a ser una firma habitual de publicaciones como «Papitu», «L’esquella de la Torratxa», «Metralla», «En Patufet», «La Campana de Gràcia!» O «Cu-Cut». A ello hubo que sumar una importante carrera como cartelista por la que tuvo algunos destacados reconocimientos. Alguno de ellos también se ha colado en la exposición en la galería barcelonesa.
Bon tampoco dudó en el momento de ironizar sobre él mismo y su vida cotidiana. De ello hay un buen ejemplo en la serie titulada «El pare pedaç» que en su conjunto está en Sicoris. Hablamos de un conjunto formado por una docena de láminas que vieron la luz en 1952, realizadas con el procedimiento de grabado en una sola tinta. Las piezas eran posteriormente iluminadas a la acuarela a la manera de los «pochoirs» de las revistas francesas de élite. En «El pare pedaç», Bon nos permite adentrarnos en la intimidad de su casa con la frecuente presencia de sus hijos en un papel casi protagonista. Pese a que el humor es el eje de buena parte de estas ilustraciones, no faltan los tintes agridulces propios de la posguerra.
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