Economía

«Las reglas tradicionales son muy difíciles de aplicar a la economía digital»

«La presión fiscal es una cuestión política: los países que tienen un tipo más bajo son aquellos que tienen menos ventajas en otros terrenos, porque son pequeños o periféricos, por ejemplo», asegura Raventós

Stella Raventós, abogada especialista en fiscalidad internacional
Stella Raventós, abogada especialista en fiscalidad internacionallarazon

«La presión fiscal es una cuestión política: los países que tienen un tipo más bajo son aquellos que tienen menos ventajas en otros terrenos, porque son pequeños o periféricos, por ejemplo», asegura Raventós.

En 2017, Stella Raventós fue nombrada presidenta del Comité Fiscal de la Confederación Fiscal para convertirse así en la primera mujer española en acceder al cargo. En marzo de ese mismo año, entró en el despacho de abogados Dunbury como socia.

–¿Durante su carrera, se ha visto en algún momento minusvalorada por ser mujer?

–En general no, pero sí que alguna vez algún hombre, si le has de poner en su sitio, sobre todo en España, al principio notas una ligera reacción y luego, si eres profesional, acaban convenciéndose de que no hay diferencias. A mí me educaron mis padres como una profesional, no como una mujer, y fui a un colegio que educaba a las mujeres para salir al mundo y yo nunca afronté mi vida con la posibilidad de sentir la carga de ser una mujer. Alguna vez me han confundido con la secretaria de mi socio, pero me lo tomé como una anécdota. El hecho de ser una mujer profesional o equipararse a los hombres se demuestra con el trabajo.

–Cuando en 2001 entró a formar parte del Cercle del Liceu para convertirse así en una de las primeras mujeres en formar parte de esta institución se encontró con la reticencia de algunos de los hombres que ya formaban parte. ¿A qué achaca esto? ¿Han cambiado las cosas?

-Yo no lo entendí, entre otras cosas porque las mujeres de hecho ya entraban en el Círculo, lo que no podíamos ser socias. Quizá tuvieron miedo de que cambiáramos la esencia del club, cosa que no ha ocurrido porque todas las que queríamos entrar somos profesionales o empresarias, con lo que nadie va allí a hacer calceta. Si ahora se repitiera la votación, creo que nadie pondría una bola negra a nadie por el hecho de ser mujer.

-¿Los paraísos fiscales tienen los días contados como consecuencia del esfuerzo que están realizando muchos países por acabar con la falta de transparencia de estas jurisdicciones?

- El mundo ha cambiado completamente y ha dado un vuelco en este sentido. La transparencia se impone. Siempre habrá algún rincón recóndito donde la buena gobernanza fiscal no exista, pero desde luego ha cambiado mucho y los paraísos fiscales se han comprometido, pero ahora vamos a ver cómo se desenvuelve este compromiso. Esto se debe a la iniciativa internacional, a las sanciones que ha impuesto Estados Unidos a muchos bancos y, sobre todo, a la crisis, que fue lo que desencadenó el cambio.

- ¿Cómo puede explicar que la Unión Europea permita tipos impositivos tan diferentes en lo que se refiere al impuesto sobre el beneficio de las empresas? ¿Al final no es una discriminación por competencia?

-La cuestión depende del funcionamiento de la Unión Europea. En materia de impuestos directos no está prevista la armonización, solo está prevista en materia de IVA e impuestos indirectos, y nunca se ha contemplado una armonización de tipos porque los estados miembros se opondrían con todas sus fuerzas. Cualquier estado podría poner el impuesto al 12,5 que tiene Irlanda. La presión fiscal es una cuestión esencialmente política: hay países como Irlanda que dan prioridad a que muchas de las inversiones pasen por ahí, a tener más empleo gracias a las sedes de las multinacionales y a tener un tipo más bajo; otros países, que quizá tienen más ventajas en otros terrenos, tipo Alemania o Francia porque están en el centro del continente y son grandes actores económicos, no van a perder por tener un tipo más alto. Normalmente, los países que tienen un tipo más bajo son países que tienen menos ventajas en otros terrenos, porque son pequeños o periféricos, por ejemplo, y cada estado lucha como puede.

–Está a debate el tema de la fiscalidad de la economía digital. ¿Es necesario crear una fórmula nueva para gravar sobre esta economía?

-Este debate está sobre la mesa, de hecho la Confederación en abril hace el foro anual sobre este tema. El gravamen de la economía digital va a dos velocidades. Por una parte, la de corto plazo: los países europeos tienen la sensación de que los gigantes tecnológicos no pagan los suficientes impuestos en Europa y a esto le quieren poner remedio con una serie de medidas a corto plazo, especialmente en lo que se refiere a beneficios derivados de la publicidad. Es casi una medida de emergencia, a la que parece que la OCDE se opone. A largo plazo, es la OCDE la que está preparando propuestas, pero estas necesitan nuevas reglas, en mi opinión. Las reglas tradicionales son muy difíciles de aplicar a la economía digital, porque se basan en una presencia física. La única manera de gravar las rentas de una empresa en otro país, según la fiscalidad tradicional, es que esa empresa tenga un establecimiento permanente ahí y ello requiere una presencia física y hoy en día una empresa puede actuar en otro país sin tener nada allí. Por eso hay quien habla del establecimiento permanente virtual, pero esto hay que definirlo.

-También se habla mucho sobre las criptomonedas. ¿Va a ser un problemas para las haciendas europeas?

- Es cierto que hay un mundo paralelo y ese control ha de ser por la fuerza tecnológico. Desde el punto de vista fiscal, las reglas ya están, el impuesto existe, otra cosa es detectar esa ganancia de capital a través de las criptomonedas.

-¿Tiene sentido una hacienda catalana? ¿Cómo se ve esto a nivel internacional?

- Cualquier estado ha de tener una hacienda. Si llega a haber un estado catalán, tendrá que tener una hacienda y si no llega a haberlo, no. Internacionalmente eso todavía no se contempla porque falta la primera realidad, que es la creación de un estado.