Seguridad Vial

Los motoristas reclaman su espacio en la aceras

Defienden que los ayuntamientos deben proteger a estos vehículos porque son más «eficientes» que el transporte público y permiten mejor movilidad

Imagen de una fila de motos aparcadas en semibatería
Imagen de una fila de motos aparcadas en semibateríalarazon

Defienden que los ayuntamientos deben proteger a estos vehículos porque son más «eficientes» que el transporte público y permiten mejor movilidad.

«La moto es parte de la solución de la movilidad de las ciudades». Con esta contundente afirmación defienden las asociaciones y entidades de usuarios de las motos la protección de este tipo de transporte por parte de los ayuntamientos de las grandes ciudades, después de que los consistorios de Barcelona y Madrid hayan apostado por aplicar de forma restrictiva la normativa relativa al estacionamiento de estos vehículos.

El caso es que el gobierno de Ada Colau ha apostado desde el inicio de su mandato por el viandante y, por lo tanto, por liberar las aceras de motos y ciclomotores para garantizar un espacio seguro y confortable para los peatones. En esta línea, el consistorio ha optado por aplicar la norma relativa al estacionamiento de estos vehículo, vigente desde 1999 pero que hasta el momento se aplicaba con cierta laxitud, de forma tajante. Es decir, que tal y como señala la ordenanza, las motos y motocicletas deben aparcar preferiblemente en las zonas habilitadas para ello en la calzada y de no ser posible, podrán estacionar en las acercas siempre que éstas tengan más de tres metros de ancho. En el caso en que la acera supere los seis metros, se podrá aparcar en semibatería cuando haya más de tres metros libres de paso. Si la acera tiene entre tres y seis metros, entonces el estacionamiento deberá ser en paralelo a la orilla y dejando 0,5 metros de distancia del límite. Además, también se podrá aparcar entre las parrillas de los árboles, pero siempre habrá que hacerlo a un mínimo de dos metros de los pasos de peatones y las paradas de autobús.

Así pues, desde hace una semana, el consistorio y la Guardia Urbana se han puesto serios en el cumplimiento de la norma y han iniciado una campaña destinada a sancionar a los infractores, con multas que alcanzan los 50 euros por estar considerada una infracción grave, no sin antes haber dado a conocer esta medida así como la normativa en materia de estacionamiento a los usuarios de las dos ruedas mediante una campaña de información que arrancó en el mes de diciembre. Hasta aquí todo bien. La aplicación rigurosa de la ordenanza parece ser aceptada por todo el mundo; lo que no ha sido tan bien recibido ha sido la creación de unas nuevas zonas en la que, según la normativa, debería estar permitido el estacionamiento de motos y motocicletas, sin embargo la señalización vertical así lo prohíbe.

Según el ayuntamiento, se trata de actuaciones específicas en lugares en los que se han registrado más quejas o una mayor saturación de motos. En este sentido, Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Mutua Motera, admite que «es correcto que se aplique la norma tal y como está redactada», sin embargo puntualiza que «lo que no nos parece bien es que más allá de la norma se creen zonas donde se prohíbe el estacionamiento, trampeando la norma a través de la colocación de señales verticales que prohíben aparcar en aceras donde teóricamente está permitido, así como que se intente modificar la ordenanza para que las motos queden definitivamente fuera de las aceras», tal y como se hizo saber la semana pasada a representantes de la entidad durante la reunión del pacto de movilidad. Y es que como recuerda Reyes, «las motos ayudan a una movilidad sostenible en las ciudades y son el vehículo con motor a combustión más eficiente». «Según un estudio de la OCU, en el que se valoró todo el proceso de fabricación, uso y reciclaje de los vehículos de motor a combustión, la moto es incluso más eficiente que el transporte público», apunta el presidente de la asociación para a continuación señalar que «la moto es la solución más inmediata para los retos que afrontan las ciudades, por lo que ésta se debe promover y proteger, y cualquier medida restrictiva es un error importante, tanto para el medio ambiente, como para la movilidad e incluso para la productividad». «Tal y como muestra un estudio, quien va en moto se ahorra una hora al día de media en Europa», añade.

Si tenemos en cuenta que solo en Barcelona hay 295 mil motos censadas y que se mueven por la ciudad en torno a 400.000 –algunas llegan de las localidades cercanas–, mientras que solo existen 70.387 plazas habilitadas para el estacionamiento de estos vehículos –65 374 en calzada y 5.013 en las aceras–, existe un claro déficit de zonas en las que estos vehículos pueden aparcar legalmente, pese a que durante el actual mandato ya se ha producido un incremento del 9% en el número de plazas y la previsión es seguir haciendo nuevas. «Aunque reconocemos que ha habido un esfuerzo importante por parte del ayuntamiento para habilitar nuevas plazas de moto, no es suficiente, y el echar a este vehículo de las acera implica normalmente que las motos deban buscar aparcamiento, de manera que sus usuarios ya no pueden ahorrarse esa hora y se aumenta la contaminación», comenta Reyes, quien apunta que «eso perjudica a la ciudad».

Ante este panorama, la Asociación Mutua Motera, desde la que se recuerda que «los motoristas pagan una media del 60% más en impuestos que el resto de vehículos, porque éstos se calculan en función de la cilindrada», ya ha anunciado que solicitará una reunión con la concejala de movilidad y medio ambiente para exponer su postura y reclamar una estrategia a largo plazo, de la que considera que carece el Ayuntamiento.

Por otra parte, desde el Racc, Lluís Puerto, portavoz de la entidad, recuerda que el «elevado volumen de motos, las cuales contribuyen a que la movilidad de la ciudad sea más fluida, no está cubierto con plazas de aparcamiento en la calzada ni en una cuarta parte, lo que provoca que muchos usuarios estacionen en la acera». En este contexto, considera que «la aplicación con rigor de la normativa tiene sentido en las zonas con más circulación de peatones y donde a la vez hay una gran acumulación de motos». «Son zonas concretas de la ciudad donde es necesario proteger el espacio del peatón», apunta Puerto, quien sin embargo señala que «allí donde se aplique la normativa con rigor, el RACC reclama que la señalización sea excelente, ya que la ordenanza se rige por los metros de ancho de cada acera, lo que fácilmente puede provocar dudas en el motorista». Además, la entidad pide que «en las zonas donde no hay un problema de acumulación de motos ni un tráfico elevado de peatones no se sancione indiscriminadamente, menos aún si la señalización no está y las plazas en calzada tampoco».