Médicos

Los perros entran en el Vall D'Hebron para tratar el síndrome de alcoholismo fetal

El hospital realiza el primer estudio del mundo para evaluar la eficacia de esta terapia con niños

Los hermanos Alexey y Denís, dos niños rusos adoptados afectados por el síndrome de alcoholismo fetal, en la sesión de terapia asistida abrazan a Laica y Lila, sienten su corazón, inspiran y expiran, y así reducen su ansiedad. Miquel González/shooting
Los hermanos Alexey y Denís, dos niños rusos adoptados afectados por el síndrome de alcoholismo fetal, en la sesión de terapia asistida abrazan a Laica y Lila, sienten su corazón, inspiran y expiran, y así reducen su ansiedad. Miquel González/shootinglarazon

El hospital realiza el primer estudio del mundo para evaluar la eficacia de esta terapia con niños con síndrome alcoholismo fetal.

Se sabe que cuando una persona y un perro se miran a los ojos, sus cerebros liberan oxcitocina, la hormona de moda que persiguen los «runners» y se asocia al sexo, al amor o al vínculo entre una madre y su hijo. Se sabe porque unos científicos japoneses lo investigaron. Gracias a este y otros estudios, en el Hospital Vall d'Hebron tienen indicios de que la terapia asistida con perros puede ser beneficiosa para tratar a niños con síndrome de alcoholismo fetal (SAF), una patología que daña las neuronas de los bebés si la madre consume alcohol en exceso durante el embarazo. Para evaluar la eficacia de la terapia con perros y confirmar sus sospechas, un equipo de la doctora Nuria Gómez, psiquiatra y responsable del Programa del Síndrome Alcohólico Fetal de Vall d'Hebron ha puesto en marcha el primer ensayo clínico que se hace en el mundo. Arrancó en abril y de momento participan seis animales del Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC) y 20 niños, de entre 6 y 16 años, aunque la idea es ampliar la terapia a 120.

Denis y Alexey, de 15 y 8 años, son dos hermanos de adopción, rusos, que participan en esta terapia pionera. Un día a la semana tienen cita con Laica, Bamba, Pipa y Lila, dos golden retriever y dos cavalier King Charles «capacitados para no estresarse con unos chavales que son hiperactivos, sufren ataques de rabia y tienen dificultades en el control emocional», cuenta el responsable de la CTAC, Francesc Ristol. «Los niños y adolescentes con SAF tienen muchas dificultades para adaptarse a la vida cotidiana porque les tienen problemas para entender qué piensan y sienten las otras personas, controlar las emociones, las normas sociales, las bromas y los dobles sentidos», cuenta la doctora Gómez. «Son muy ingenuos, tienen dificultades para distinguir un amigo de un desconocido y eso les hace muy vulnerables, tuve un paciente que cambió una bicicleta de 400 euros por una chocolatina», recuerda.

Inés Benítez, la madre de Denis y Alexey, cuenta que su hijo mayor, con 15 años no recuerda qué pie tiene y no se le puede dar dinero porque lo pierde, «no sabe cómo gestionarlo». No lo parece cuando está en terapia, da de comer a los perros y ayuda a su hermano que ha tropezado con una silla. «¿Estás bien Alexey?», le pregunta. «El papel de hermano mayor sí que lo tiene asumido», dice su madre con una sonrisa.

Lo adoptó con 18 meses, en Rusia, sin saber que tenía SAF. De hecho, le diagnosticaron el trastorno con 12 años, cuando acompañaba a terapia a su hermano pequeño. En el caso de Alexey, que Inés también adoptó con 18 meses sin saber que estaba enfermo, le diagnosticaron la enfermedad enseguida porque tenía rasgos físicos. Pero a Denis no. «Me dijeron que tenía TDAH y aunque sigue el curso escolar que le toca, lo hace con mucha ayuda», explica. Para atenderlos, Inés dejó de trabajar. Ayer explicaba, contenta, que con tres sesiones de terapia ya ha notado avances. «Tienen más paciencia, ya se puede hablar con ellos, aguantan más el juego y se pelean menos. Además, el mayor, que dice que los amigos del colegio no le entienden, comenta que los perros “sí me entienden”».

Bernardita Carretero, la psicóloga que trabaja con Denis y Alexey dice que ha mejorado su autoestima, tienen menos ansiedad y un mayor control emocional y conductual. La primera fase, en la que están Denis y Alexey, son sesiones individuales para crear un vínculo con los animales. En una segunda fase se inciarán sesiones en grupos de cuatro y se trabajarán las habilidades sociales, la autoestima, la lógica, la impulsividad o la psicomotricidad.