Embarazo

Los prematuros, una realidad olvidada

El Clínic lanza una campaña de recaudación de fondos para mejorar los recursos de investigación en esta área

Anualmente nacen en el mundo 15 millones de prematuros
Anualmente nacen en el mundo 15 millones de prematuroslarazon

Pese a que en los últimos años se ha incrementado exponencialmente el número de recién nacidos prematuros, todo lo que rodea a estos pequeños apenas goza de visibilidad y se invierte muy poco en investigación en este ámbito.

Pese a que en los últimos años se ha incrementado exponencialmente el número de recién nacidos prematuros, todo lo que rodea a estos pequeños apenas goza de visibilidad y se invierte muy poco en investigación en este ámbito.

Anualmente, nacen en el mundo cerca de 15 millones de prematuros –que es aquel neonato que nace antes de llegar a término el embarazo, concretamente antes de la 37 semana de gestación-, y en España la proporción es de 10 de cada 100 neonatos de los cuales, cerca de un 20% son nacidos antes de la 28 semana de gestación.

Estas cifras denotan un significativo incremento de los nacimientos prematuros, principalmente por la edad con la que las mujeres son madres y el aumento de embarazos asistidos, sin embargo, paralelamente, en las dos últimas décadas se ha evidenciado un avance y desarrollo exponencial en lo que se refiere a los conocimientos médicos y el soporte técnico en el ámbito de la prematuridad. Por todo ello, el índice de supervivencia de estos neonatos ha mejorado de forma destacada, de manera que, entre otras cosas, a día de hoy la viabilidad se estima de entre 23 y 24 semanas, algo impensable hace unos años.

Pese a ello, en la actualidad existen pocos recursos para la investigación en este área, porque el mundo de los neonatos prematuros es aún muy desconocido, pero en contrapartida aún hay mucho margen de mejora y evolución. En este sentido, las pasadas Navidades, los profesionales de la Unidad de Prematuros del Hospital Clínic-Maternitat lanzaron una campaña de recaudación de fondos mediante la venta de una calendario en el que los prematuros eran los protagonistas.

Por esta unidad, en la que trabajan a diario seis enfermeras y cinco pediatras, pasan al año unos 400 prematuros, desde extremos –nacidos antes de la 28 semana de gestación–, prematuros muy prematuros –entre la semana 29 y la 31–; prematuros moderados –entre la 32 y la 34-; y tardíos, de la 35 a la 36 y todos ellos con necesidades, situaciones y condiciones específicas. «Tras el nacimiento, lo que más preocupa es la respiración, pero la realidad es que todo el sistema de estos neonatos es inmaduro», explica Ana Herranz, pediatra neonatóloga de la Maternidad, quien señala que, en este sentido, la función principal de la unidad es la de «acompañar al neonato en la maduración». Así, en un primer momento y siempre en función de las características propias de cada niño, lo habitual es que estos prematuros requieran asistencia respiratoria y alimentación parenteral, con el objetivo de ir reduciendo progresivamente el soporte en función de lo que requiera en cada momento el paciente. «No se fuerza al prematuro, sino que observamos lo que necesita y a medida que va demostrando, se le puede ir retirando progresivamente el soporte», comenta Herranz, mientras que Erika Sánchez, enfermera pediátrica y coordinadora de la unidad, señala que «es una atención totalmente individualizada».

En este contexto, en una primera fase, lo habitual es mantener al neonato en un entorno que reproduzca las condiciones del útero materno, alternado su tranquilidad lo menos posible, por lo tanto, no es hasta que el recién nacido alcanza la 34 semana de gestación que se empieza a estimularle, como una transición al mundo extrauterino.

«Están en una incubadora, recogidos, en posición fetal, aislados al máximo del ruido y de la luz, porque ello reduce el estrés que podría tener repercusión en su desarrollo, y con una mínima manipulación», señala Erika, quien sin embargo pone de relieve que «ya en sus primeros días de vida fomentamos el vínculo del neonato con sus padres y por lo tanto son ellos quienes se hacen cargo de los cuidados del bebé». Así, a las horas de la toma, espaciadas en tres horas, son los padres quienes cambian al recién nacido, le toman la temperatura y se lo pueden poner en el pecho, desnudo, piel sobre piel, durante al menos una hora. Es lo que se conoce como el método canguro. «Es muy importante crear el vínculo, que en este tipo de situaciones puede ponerse en riesgo, ya que los padres a veces tienten miedo e inconscientemente se alejan de su hijo», explica la coordinadora de la unidad; por ello, «se intenta empoderar a los padres, a los que se les permite estar en la unidad las 24 horas del día, a través de sus cuidados». Pero además esta práctica también contribuye a mejorar el bienestar del recién nacido, ya que como apunta Erika, «lo que el neonato conoce es la voz de sus padres, sus olores, y de esa manera, en contacto con ellos, se logra reducir su estrés; de hecho, en el momento en el que se pone en práctica el método canguro, sus constantes bajan».

Y tan importante como ese vínculo paterno-filial, es también la alimentación con leche materna. Inicialmente, estos recién nacidos suelen alimentarse vía parenteral, puesto que su sistema digestivo es aún muy inmaduro, pero en una segunda fase esta alimentación se lleva a cabo a través de una sonda y es entonces cuando ya se empieza a criar al prematuro con la leche materna. «Éste es el mejor alimento para cualquier bebé y más aún para un prematuro: mejora la intolerancia gastrointenstinal, es beneficioso para el sistema inmune, potencia el vínculo con la madre...», apunta la pediatra.