Libros
Mamá era una espía
El escritor András Forgách presenta en el BCNegra «El expediente de mi madre»
El escritor András Forgách presenta en el BCNegra «El expediente de mi madre».
A veces creemos saberlo todo y se nos escapa la realidad. eso es algo que incluso se puede aplicar a los que viven bajo el mismo techo. Un buen ejemplo de todo esto es el libro que se presentó ayer dentro de la programación del BCNegra. Se trata de una novela que se ha convertido en todo un fenómeno literario en Hungría que es de donde procede András Forgách, el autor de «El expediente de mi madre», título que acaba de publicar Anagrama en castellano y Angle en catalán.
Esta historia arranca cuando el autor descubre que su madre había trabajado como espía del régimen comunista.
Treinta años después de la desaparición del régimen comunista en Hungría, el autor, un reputado escritor, traductor y artista visual recibió una llamada que le informaba de la aparición en un archivo de unos documentos que podían interesarle. En aquellos documentos, Forgách descubrió un sorprendente secreto que sacudió su pasado y el de su familia: Su adorada madre, Bruria, espió de forma continuada para la dictadura de János Kádár, y pasó información comprometedora sobre amigos, vecinos, familiares y hasta sobre sus propios hijos.
András Forgách emprendió entonces una indagación a la que dio forma de «una novela de la realidad», en la que, según explicó ayer en rueda de prensa, explora la complicada relación de la madre con su marido, que también fue agente secreto del régimen antes de desarrollar problemas mentales.
Forgách ha tratado de «comprender los motivos» por los que tomó la decisión de convertirse en espía de su entorno más próximo y rebusca en «su fe en el comunismo, su férreo patriotismo y su antisionismo militante pese a ser judía nacida en Jerusalén».
En el libro nos encontramos con un doble rostro de la figura materna: «la madre cariñosa y la mujer entusiasta». Aseguró Forgách que «ha sido difícil escribir sobre esta historia personal» y reconoció que «hay autoridades que se han dedicado a destruir documentos, y, por tanto, lo que queda no es muy fiable».
El autor confesó que «tenía reservas, casi miedo, ante lo que la familia podía decir del libro», pero pensó que escribirlo era «lo único que podía hacer, lo necesitaba y era un gesto de responsabilidad».
A pesar de que «informador es una palabra que en Hungría es casi como decir asesino, tiene unas connotaciones muy negativas, en las investigaciones he descubierto matices que debía explicar». Forgách intentó explicar «qué significa ser un informador y qué representa perder una parte de tu vida privada en favor del interés general del país».
Sirviéndose de las armas de la investigación y la narración, el autor se sumerge en su historia familiar y en el pasado de un país sometido a un régimen totalitario cuya obsesión por el control de sus ciudadanos alcanzaba tintes grotescos, kafkianos.
Busca documentos, investiga el funcionamiento de los aparatos del Estado, abre puertas y pasadizos que conducen a secretos, mentiras y heridas sin curar, tanto en el ámbito íntimo como en el de toda una sociedad desquiciada.
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