Barcelona

Un safari artístico y callejero

Nu Díaz convierte Nou de la Rambla en una sala de exposiciones

Un safari artístico y callejero
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Desde esta semana, la calle Nou de la Rambla acoge a unos particulares nuevos vecinos. Son casi un centenar de animales pintados por la artista Nu Díaz y que se han convertido en los protagonistas de buena parte de los comercios de una de las principales vías del barrio del Raval, un verdadero ejemplo de multiculturalidad en la capital catalana. La propuesta forma parte del primer «Street Gallery», una invitación a que el arte salga de las galerías y convierta la calle en una sala de exposiciones abierta a todo tipo de públicos, además de promover que surjan nuevos coleccionistas, con obras que van de los 500 a los 2.000 euros.

El espacio escogido no es gratuito. Nu Díaz lleva 25 años viviendo en Nou de la Rambla. «Es una calle en la que hay hoteles, está el conservatorio del Liceo, pero también hay diversidad cultural», explicó esta semana la pintora a este diario. Si ha querido crear un animalario es porque «vengo del mundo digital y si quería ahora desarrollar una obra de interacción necesitaba tocar la naturaleza». Para ello se sirvió del carboncillo para trazar este zoológico que ha contado desde el primer día con el apoyo y la estima de los vecinos y los comerciantes de la zona, entre los que hay chinos, pakistaníes o indios.

Variedad de culturas

La variedad de culturas, propiedad del Raval, ha sido uno de los hilos conductores para la artista, pero también la posición geográfica de Nou de la Rambla, una zona «céntrica, al lado de la Boqueria y con el mar al lado. Está en el límite de la ciudad», según Díaz.

La autora se propuso hablar con los comercios en el momento de realizar su trabajo, buscando una complicidad que se ha acabado materializando. «Conocí muy de fondo los locales, algunos emblemáticos y protegidos, como la Pastelería Pujol donde sigue trabajando su dueño, a los 85 años, haciendo pasteles. Por eso preguntaba a los comerciantes si tenían algún animal favorito», aclaró la pintora.

Todo ello ha dado pie a numerosas anécdotas y a situaciones curiosas. Por ejemplo, en una frutería china le pidieron que dibujara un dragón, algo que no pudo ser al tratarse de un ser imaginario. La iguana fue la nueva opción, pero la dueña del comercio pensó que podía asustar a su hija, por lo que finalmente fue sustituida por una carpa. La iguana, por cierto, acabó en un hotel.

Una tienda dedicada a la realización de vestidos para novias tiene ahora en su escaparate a un imponente flamenco, mientras que en el local dedicado al cannabis hay un camello pintado por Díaz. Po su parte, el estanco solicitó al más majestuoso de los integrantes de este animalario, lo que es lo mismo que decir el león. La veterana pastelería Pujol ahora tiene como ocupante una colosal rana y que hace años ellos habían modelado en chocolate como postre.