Literatura

Valencia

«Intento liberarme de lo que me pasa cuando me pongo a escribir»

Entrevista a David Galán «Redry», poeta

David Galán «Redry», poeta
David Galán «Redry», poetalarazon

David Galán (Valladolid, 1986) llenaba el autobús de pósits con sus primeros poemas. Era, por entonces, un chaval que, a falta de redes sociales, distribuía sus creaciones entre paisanos y compañeros de viaje. Hoy, con más de 211.000 seguidores en Instagram y bajo el pseudónimo de Redry, es uno de los mayores referentes líricos en nuestra lengua. «Abrázame los monstruos» convirtió en universales sus textos, pero «Huir de mí», que se ha alzado con el Premio Espasa de Poesía, ha esculpido su nombre en el edén de los versos de nuestro tiempo. Escribe por las noches, recita hasta llegar al trance y dedica gran parte de su extraordinaria sensibilidad a los más pequeños, ya que es maestro de Educación Infantil. Busca trabajo, por cierto.

-A todos los autores que entrevisto y que acaban de ganar un premio literario me da por preguntarles si son felices.

-Lo soy, pero desde antes de ganarlo. En el libro cuento un momento muy triste, pero no pasa nada por estar triste: son emociones y hay que vivirlas. Escribiéndolo he aprendido a valorarme, a querer lo pequeñito. Es la reflexión final. Todos los días nos levantaremos y haremos cosas rutinarias, pero van pasando cositas pequeñas que no siempre valoramos: conversaciones, tomar un café, ir a un concierto, comer con tu mamá... Hasta pisar un charco. Nuestra vida es esto, no algo muy grande que pasa. Con lo cual... Estoy muy feliz.

-¿Escribir sirve para superar las situaciones o para asimilarlas?

-Las dos cosas. Yo intento liberarme de lo que me está pasando cuando me pongo a escribir. La hoja en blanco es para mí un psicólogo con el que puedo explayarme, lo publique o no.

-¿Qué evolución encontrará aquel que leyó «Abrázame los monstruos»?

-Es una historia más concreta. «Huir de mí» es un momento concreto que quiero destripar.

-Imagino que sigue abrazando monstruos.

-Por supuesto. Y van apareciendo más. La vida se renueva y vas encontrando personas que te tocan. Era lo que buscaba con «Abrázame los monstruos», hablar de esa gente con la que tienes una conexión especial.

-César Brandon dice que usted ama como uno cree que no se pueda llegar a hacerlo. ¿Qué ha leído David Galán estos años para desarrollar estos superpoderes?

-Últimamente he leído de todo. Coges novela para desconectar un poco de la poesía, pero «Cien años de soledad», desde la primera hasta la última página, es poesía.

-Los poetas, más que disfrutar de los versos, los acaban leyendo con la ansiedad del que debe escribirlos.

-Para que te hagas una idea, no he leído mi libro. En borrador y en pantalla, muchísimas veces, pero en formato físico nunca. Y eso que es una edición preciosa.

-Me veo en la obligación de preguntar por la poesía en tiempos de Instagram.

-La eterna pregunta. Las redes son un escaparate en el que pongo pinceladas de mi trabajo. Nunca textos, sino detalles de lo que puedes encontrar en mi libro.

-Su público también valora mucho sus recitales. Cada vez se recita menos poesía en público.

-Yo agradezco mucho la labor que hacen los micros abiertos de mi tierra, de Valladolid. Hace cuatro o cinco años que un amigo me llevó por primera vez. Creía que me moría, y solo había 20 personas leyendo sus mismas mierdas, como yo. Poco a poco ganas la confianza, el disfrutarlo. Subir a un micro a emocionarte y a hacer que se emocionen con tu trabajo no tiene precio. Cuando llevas una hora recitando, entras en trance: música, gente totalmente en silencio, lo que has escrito y que estás viviendo... La conexión es total.

-¿Qué momento está viviendo la poesía en nuestro país?

-Un auge. Se está descubriendo a muchísimos autores. Espero que todos escriban porque lo sienten y no simplemente por el auge del momento. Haya o no muchas voces, si amas lo que haces, lo seguirás llevando a cabo. Yo empecé a escribir con diez años, y tengo 32. En 2001 empecé a publicar en redes, en blogs. Entonces no conocía nadie la poesía. Existía la poesía, por supuesto, pero no se movía por redes. Siempre digo que mi primera red social fue el autobús cuando iba a Bachiller: dejaba pegadas notas de papel en los asientos. Te lea o no te lea nadie, lo seguirás haciendo si te gusta. Si mañana se apagara Internet, seguiría sentándome en mi escritorio a escribir.

El libro

A lomos de una edición impecable, «Huir de mí» es un homenaje a la pequeñez de los grandes momentos que, día tras día, colman nuestra vida de recuerdos y píldoras de felicidad. Los textos que Galán propone son una llamada al agradecimiento de lo cotidiano: «La vida es esto», repite feliz el autor.