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La leche de mamá, el primer paso para descubrir los sabores

La leche materna sabe diferente en función de lo que come la madre, por lo que el bebé tiene más experiencias gustativas

Cuando el bebé empieza con la alimentación complementaria, no es lo más aconsejable iniciar con alimentos de sabor dulce, ya que estamos predisponiendo al lactante a aumentar su preferencia por este sabor
Cuando el bebé empieza con la alimentación complementaria, no es lo más aconsejable iniciar con alimentos de sabor dulce, ya que estamos predisponiendo al lactante a aumentar su preferencia por este saborlarazon

Algo que se ignora frecuentemente cuando hablamos de las ventajas de la leche humana es su sabor. Es el único alimento que cambia su sabor de una toma a otra. Los bebés alimentados con leche materna van a tener la suerte de experimentar con diferentes sabores a través de la leche de su madre, mientras que los bebés alimentados con leche de fórmula no probarán otro sabor durante su periodo de lactancia, por tanto, sus experiencias gustativas van a ser igual a cero. No resulta difícil llegar a la siguiente conclusión: aquellos bebés alimentados con leche de fórmula les costará más aceptar los nuevos alimentos. Los sabores les resultarán desconocidos al no disponer de esta ventaja adaptativa.

La leche materna no sabe siempre igual, cambia de sabor según la dieta de la madre, los compuestos volátiles que aportan sabor y aroma a los alimentos que come la madre pasan a la leche materna. Esta amalgama de sabores que atrapa de los alimentos favorece que el lactante se acostumbre a diferentes sabores desde edades tempranas.

Se facilita el proceso de aceptación a la alimentación complementaria, ya que los nuevos alimentos no le resultaran extraños. Esto favorece a que, en un futuro, su dieta sea más variada. A mayor variedad de alimentos que consuma la madre, mayor será el abanico de nuevos sabores que recibe el lactante.

Es sumamente importante alentar a las madres a seguir una dieta variada y equilibrada, que contenga sobre todo frutas y verduras.

La leche materna por su contenido en lactosa tiene sabor dulce. Todo lactante prefiere este sabor al resto de sabores (saldos, ácidos y amargos), que no le son tan conocidos. Aunque si se piensa con detenimiento, estos sabores también pasan al lactante a través de la leche de la madre. Estudios demuestran que esto puede tener un efecto positivo en sus papilas gustativas, haciendo que sea más receptivo al sabor de diferentes alimentos cuanto más leche materna tome y la dieta de la madre sea más variada. El bebé irá adquiriendo mayor experiencia a los nuevos sabores comparado con un lactante alimentado con fórmula.

Cuando el bebé empieza con la alimentación complementaria, no es lo más aconsejable iniciar con alimentos de sabor dulce, ya que estamos predisponiendo al lactante a aumentar su preferencia por este sabor, además de desaprovechar un periodo en el cual el bebé tiene un interés mayor por probar nuevos alimentos.

Por lo tanto, las papillas de cereales, que tan extendidas están en nuestra cultura como el primer alimento que prueba el lactante, no son la elección más recomendable. Son dulces y están compuestas con cereales hidrolizados.

Como alternativa, es preferible empezar por alimentos de sabor salado como podrían ser los cereales no hidrolizados (arroz, maíz, tapioca, quinoa, trigo...) Esto permite introducir de forma temprana alimentos que contengan hierro y zinc, nutrientes que a partir de los 6 meses necesita el lactante en mayor cantidad que la que la leche (materna o de fórmula) le aporta.

Lo más sensato es no tardar demasiado tiempo en que tome carne, pescado o huevo (alimentos ricos en hierro y zinc).

En cambio, se le ofrecen en sustitución otros alimentos cuyos nutrientes ya son aportados por la leche materna y de mucha mejor calidad.

Empezar por las frutas no tiene mucha lógica, principalmente porque son alimentos que contienen pocas calorías, muchísimas menos que la leche. Otro inconveniente es su sabor, ya que la mayoría son de sabor ácido y resulta ser más fastidioso que las acepten aquellos bebés alimentados con fórmula. A esto se le suma que a la mayoría de los lactantes el sabor les resulta «raro», ya que solemos ofrecérselas combinando diferentes frutas y esto aumenta más su rechazo.

Mi recomendación y la de muchos expertos es que el lactante debe iniciar la alimentación complementaria a partir de los 6 meses, empezando con un alimento nuevo cada vez, de este modo en poco tiempo su dieta incluirá una variedad de alimentos suficientes para que pueda comer los mismos que el resto de la familia. Resulta ilógico acostumbrarlo a un tipo de alimentos que nunca ha probado antes y que nunca más va a volver a comer. La dieta del lactante debe ser variada y equilibrada, las únicas restricciones para el bebé hasta el año de edad van a ser la sal y el azúcar, principalmente esta última.

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