Caridad

Una solidaridad muy repartida

La Razón
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El calor, el inicio del curso y la proliferación de otras ayudas provocan un descenso «temporal» de usuarios en Casa Caridad

Valencia- «¡Qué más quisiéramos que hablar de brotes verdes!». El vicepresidente de Asuntos Sociales de Casa Caridad, Luis Miralles, no se atreve a explicar el porqué del descenso de usuarios que está experimentado este ONG en las últimas semanas. Al menos cree que no se debe a un solo factor, sino a la conjunción de varios de ellos. El inicio del curso escolar -los niños que pueden acuden a los comedores de los colegios- las altas temperaturas que se han experimentado durante el mes de octubre y que han cambiado las fechas de recolección de frutas y verduras -muchos de los usuarios se dedican cuando pueden a estas labores- y el incremento de la solidaridad ciudadana, serían las tres principales causas de este descenso que Miralles prevé temporal.

«Los bancos de alimento se han popularizado. Los valencianos son gente muy generosa y hoy en día cada vez es más frecuente ver recogida de comida o ropa en los barrios, en las fallas... Hay mucha gente buenísima, pero el punto profesional lo da Casa Caridad».

Un altruismo que se extiende también al voluntariado. Según cuenta el vicepresidente de Asuntos Sociales existe mucho interés por participar en las labores de Casa Caridad. «Cada vez más».

Ellos por su parte, «con brotes verdes o sin ellos», seguirán ayudando al que lo necesite. Su éxito será desaparecer, bajar la persiana porque ya no se les necesite.

Sin embargo, de momento, se adaptan a los tiempos mientras planean a largo plazo. «El peligro cuando pase la crisis es que muchos de los afectados que hayan salido del circuito laboral queden finalmente de él, en riesgo de exclusión social». Sus labores de intermediación y talleres laborales van encaminados a evitarlo.