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Cifuentes: «No me he planteado jamás dimitir. ¿Por qué iba a hacerlo?»

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha defendido hoy en la Asamblea regional que su máster es "perfectamente real y legal".

La presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, comparece en un pleno extraordinario de la Asamblea de Madrid. EFE/ Zipi
La presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, comparece en un pleno extraordinario de la Asamblea de Madrid. EFE/ Zipilarazon

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha defendido hoy en la Asamblea regional que su máster es "perfectamente real y legal"aunque ha reconocido que no asistió a clase.

Dos semanas. Ha sido el tiempo que se ha tomado la presidenta de la Comunidad de Madrid para cuidar todos los detalles de una defensa que, durante el Pleno extraordinario que tuvo lugar ayer en la Asamblea de Vallecas, mostró a una Cristina Cifuentes segura de su inocencia y contundente en sus intenciones de permanecer al frente de Gobierno autonómico: «Esta comparecencia no va a dar el resultado buscado y esperado por la oposición. Me reafirmo hoy más que nunca en mi deber de gobernar para los madrileños», aseguró sin titubeos frente a una oposición más incisiva que nunca. Ella, con la recriminación unánime del resto de grupos a sus espaldas, repitió una y otra vez: «Concluí mi máster en 2012. Y está demostrado». Más tarde, en un cara a cara que la Prensa venía reclamando desde que el pasado 21 de marzo «eldiario.es» lanzara contra ella una acusación de falsificación de su currículum, la jefa del Partido Popular madrileño reiteró su versión, afirmando que la comparecencia de ayer no fue sino un último intento de tantos por «desestabilizar» y «desprestigiar» a su persona: «Es el precio que debo pagar por combatir la corrupción en todo momento», espetó reconociéndose una vez más abanderada de la «tolerancia cero a la corrupción».

Tal y como la propia Cifuentes reconoció en su primera intervención, la de ayer fue una sesión plenaria insólita, aunque no de la misma forma para todas las partes: mientras la oposición encontraba en la gran repercusión mediática que tuvo la llamada a comparecer una prueba más de la «falta de credibilidad» que de la presidenta regional, ella tachó el acto de «excepcionalmente preocupante» por evidenciar el «nivel de deterioro que ha alcanzado la clase política» que la acompaña: «La política, como la vida en general, debería basarse en unos principios y aquí se han traspasado todas las líneas rojas. Se ha intentado derribar a la persona, y no al adversario político», lamentó respaldada en todo momento por los aplausos de su bancada.

La petición de dimisión

Tanto PSOE como Podemos, y también Ciudadanos –en un tono especialmente sarcástico–, formularon una a una todas las incógnitas que consideraban aún en el aire en torno al «caso máster», siempre con un telón de fondo que, en mayor o menor medida, sugería la necesidad de un paso al frente de la presidenta: «Señora Cifuentes, ¡dimita!», exigió Lorena Ruiz-Huerta, portavoz de Podemos en Madrid.Y aunque cuando tomó la palabra por primera vez la presidenta regional no entró en mayores detalles que en los que ya había ahondado a través de un comunicado el día en que saltó el escándalo –recurriendo de nuevo a los mismos documentos que ya había remitido a los medios sin apenas novedades–, durante su segunda intervención, Cifuentes contestó a todas las preguntas de sus oponentes políticos usando como argumento común la normalidad de todo el procedimiento que tantas sospechas ha despertado: «Queda rotundamente desmentido que haya sido una forma de actuar inusual o fruto de un trato de favor hacia mi persona», concluyó tras enumerar varios casos similares al suyo incluso, leer textualmente algunos correos electrónicos de diferentes profesores del centro solicitando cambios en las calificaciones de otros alumnos de la Universidad Rey Juan Carlos.

Pero, pese a los esfuerzos de Cifuentes por limpiar su imagen asegurando que su título es «oficial y legal» y que no ha incurrido en ninguna «falsedad ni falsificación» a la hora de conseguirlo, para el resto de grupos del parlamento autonómico esto «no es suficiente». En este sentido, el fantasma que no dejó de ensombrecer las declaraciones de la presidenta fue el texto del TFM que, aunque ahora se conoce la temática –los medios volvieron a incidir en esta cuestión y, esta vez sí, Cifuentes supo responder–, sigue sin aparecer por ninguna parte, ni impreso ni en formato digital, ni de manos de la autora ni del centro universitario a quien delegó su búsqueda. Para terminar con su acto de defensa, Cristina Cifuentes aseguró que «el TFM es lo de menos», pues algo nuevo que reprocharle habrían rebuscado sus adversarios.