Comunidad de Madrid

El cementerio de coches que invadía el monte

Además de los residuos tóxicos también provocaban contaminación visual
Además de los residuos tóxicos también provocaban contaminación visuallarazon

Los agentes forestales retiran más de 200 vehículos abandonados que provocaban daños medioambientales

Un viejo autobús con chimenea incorporada, una furgoneta –o lo que quedó de ella– que utilizaban unos cazadores para cambiarse de ropa, un coche de los años 70 reconvertido en una especie de chabola donde echar ratos el fin de semana o la cabeza de una excavadora estropeada reconvertida en caseta para guardar las herramientas de la huerta o pienso para el ganado. Los agentes forestales de la Comunidad de Madrid han retirado en los últimos años más de 200 vehículos abandonados por los montes de la región a los que se les habían dado usos de lo más variopinto o estaban totalmente abandonados. Aunque muchos se hubieran acostumbrado a ellos y formaran ya parte del paisaje, la Ley lo prohíbe. El paso del tiempo hace que la degradación y la descomposición de estos vehículos que se encuentran a la intemperie acaben provocando la emisión al medio ambiente de productos tóxicos y contaminantes, además de contaminar visualmente la Sierra madrileña. Además, estaban en zona declarada como «monte preservado» o protegido. Esta prohibición está recogida en la Ley 5/2003 de 20 de marzo de Residuos de la Comunidad de Madrid y el Cuerpo de Agentes Forestales se ha puesto manos a la obra. Las zona de principal actuación fueron los términos municipales de Colmenar Viejo y Tres Cantos y algunas zonas del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

Ha sido un verdadero trabajo de chinos. El proceso no es sencillo y el trámite puede durar días o incluso años, dependiendo de en qué terreno se encuentre y los pasos que deban dar antes de depositarlo en el desguace. Si está en terreno público, la labor se pasa a la administración que competa. «Si el vehículo se encuentra en una finca privada no siempre es fácil dar con el dueño. Dejamos una nota pero si no hay nadie, hay que ir al catastro y ver quién es el actual propietario. Después hay que hacerle entender que aunque lleve con esa chatarra ahí 30 años es ilegal. Después de que encuentre los papeles... es un proceso lento». Lo explica Álvaro Flórez, agente forestal de la comarca 15, que se tomó casi como un reto personal «desinfectar» el campo de estos dinosaurios motorizados contaminantes. Algunos casos les resultaron sorprendentemente llamativos, como vehículos comidos literalmente por la vegetación o el caso de una parcela donde un señor acumulaba 30 vehículos hechos chatarra en el mismo prado donde pastaban sus ovejas.

«Si no encontramos a nadie en la finca, se avisa al propietario del vehículo fuera de uso o abandonado. Se le da un mes de plazo y si no han comenzado a realizar el proceso, se sanciona», explica Flórez. Para llevarse del campo un vehículo abandonado es necesario que se retire mediante un gestor autorizado. Los agentes proporcionan a los propietarios el listado de gestores autorizados por la Comunidad de Madrid –cerca de medio centenar–, quienes tienen su propia flota de grúas. «Ha ocurrido algún caso de propietarios que no tienen la documentación del vehículo –los hay sin matrícula– y se han visto con el problema de no poder retirarlo porque los gestores no querían hacerse cargo». En esos casos, los chatarreros han andado rápidos. Si tienen papeles, la grúa lo lleva hasta el desguace. Pero los agentes forestales también se han visto en la situación de dar con el dueño de la finca y del vehículo y que éste se niegue a retirarlo. «En esos casos hemos tratado de hacer una labor didáctica y explicar a gente, a veces de avanzada edad, por qué es ilegal y perjudicial para el medio ambiente tener un vehículo abandonado en un medio natural». Si aún así el propietario se niega, el Área de Discilplina Ambiental tramita la sanción que corresponda y el vehículo se retira por la fuerza. Las sanciones pueden variar según la protección del terreno donde esté abandonado. La normal puede ser en torno a los 600 euros pero puede alcanzar los 1.000, según el agente forestal. Otro de los problemas con los que se han encontrado estos profesionales ha sido a la hora de acceder a un terreno privado. Por ley, tienen acceso a terrenos forestales privados, pero «no podemos romper una valla». Por eso, en ocasiones necesitan una autorización judicial para poder entrar. A lo largo de esta campaña se han encontrado con vehículos robados, calcinados o con las ruedas pinchadas... En esos casos suele ser la Policía Municipal del termino municipal competente quien se encarga de retirarlos con la grúa municipal. Ha habido muchos en aparente buen estado a los que se les ha dejado un tiempo en «cuarentena». Flórez explica que el coche «que esté más de un mes inmovilizado se considera vehículo abandonado siempre que presente desperfectos que imposibiliten moverse por sí mismo. A partir de ahí se debe tratar como residuo». A pesar de que la labor de Flórez y sus compañeros ha sido ardua y eficaz, no se muestra del todo satisfecho. Su «espinita»: cuatro vehículos que les ha resultado imposible dar con el que fuera su dueño o herederos. «He probado a llamar a los rótulos serigrafiados en las furgonetas pero nada».

Muchas veces los vecinos de las fincas colindantes te dicen que igual llevan 30 años sin aparecer por allí». «Si los residuos se encuentran en arroyos, es la Confederación Hidrográfica competente la que se debe hacer cargo (Ministerio de Medio Ambiente), sino la Comunidad o cada Ayuntamiento, explica Ramón Castillo, jefe del operativo. La realidad es que ha sido complicado luchar contra la tradicional costumbre en el mundo rural de reutilizar los vehículos al final de su vida útil para guardar cosas. La campaña ha sido impulsada por la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad, dirigida por el también portavoz regional Salvador Victoria.