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El juez libera al profesor del Valdeluz en contra del fiscal

El magistrado admite que «subsisten» los indicios que le llevaron a prisión el 14 de febrero acusado de abusos sexuales. Andrés Díez no podrá acercarse al colegio ni a la escuela de música. Las víctimas recurrirán el auto y piden una orden de alejamiento

El acusado había sido detenido por una decena de abusos a alumnas.
El acusado había sido detenido por una decena de abusos a alumnas.larazon

«Visto el estado actual de las actuaciones, la conclusión es que no existe riesgo de fuga ni peligro en la investigación por el hecho de que el imputado pueda estar en libertad. Se acredita su arraigo en España y se puede garantizar su disposición acordando comparecencias periódicas y retirando el pasaporte», y para evitar la reiteración delictiva, «y en especial, garantizar la seguridad de las víctimas», se le prohíbe acercarse al instituto y academia donde impartía clases ni a las denunciantes, ni a comunicarse con las mismas.

Éstos son los argumentos principales que esgrime el juez Hermenegildo Alfredo Barrera en el auto, al que ha tenido acceso íntegro LA RAZÓN, por el que dejó en libertad provisional al ex profesor del colegio Valdeluz de Madrid Andrés Díez, quien se encontraba en prisión provisional desde el pasado 14 de febrero, acusado de siete delitos de abusos sexuales a alumnas de este centro escolar. El martes por la tarde abandonaba la prisión de Navalcarnero, donde estaba interno. Las acusaciones particulares recurrirán esa decisión. La Fiscalía se opuso a la libertad solicitada por la defensa del docente. El pasado 6 de marzo, la Audiencia Provincial de Madrid rechazó dejarle en libertad.

En su resolución, el magistrado admite que «subsisten» los indicios que, en su día, determinaron acordar el encarcelamiento del profesor, pero que, pese a ello, hay que valorar «la investigación llevada a cabo y el hecho de que policialmente no se ha comunicado que exista abierta ninguna línea de investigación que pueda verse perjudicada por la libertad del imputado». De esta forma, analiza la doctrina constitucional sobre la prisión provisional y llega a la conclusión, una de ellas, de que esa medida restrictiva puede justificarse en un primer momento «atendiendo a criterios objetivos, como la gravedad de la pena o el tipo de delito», pero que, además, se exige que cumpla una «finalidad constitucionalmente legítima», entre las cuales está como «primordial» asegurar la continuidad del procedimiento penal. Y, añade al respecto, para valorar ese extremo, es «esencial» considerar si existe o no riesgo de fuga.

Sobre esto, alude a la necesidad de valorar tanto la gravedad del delito imputado, con la consiguiente pena posible que se le puede imponer, como el transcurso del tiempo que lleva en prisión provisional, «como factor mitigador» de lo anterior, lo que «obliga» a que transcurrido un tiempo en que lleve privado de libertad –en este caso ha permanecido justo dos meses– a «tomar en cuenta las circunstancias personales del inculpado para valorar la necesidad de mantenimiento de dicha medida».

Al final, concluye que no hay riesgo de fuga ni de que pueda destruir pruebas y que se puede garantizar su disposición judicial con la obligación de comparecer dos veces al mes, los días 6 y 20, y con la retirada del pasaporte. Y, para evitar la reiteración delictiva y garantizar la seguridad de las víctimas, no podrá acercarse a ellas en 500 metros ni comunicarse con las mismas por cualquier medio. Tampoco podrá acercarse al instituto y academia donde impartía clases de música.

Las familias recurrirán

La puesta en libertad de Andrés Díez ha causado estupor en las acusaciones, quienes van a la recurrir de forma inmediata. Así, José Carlos Velasco, que representa a una de las denunciantes, señaló a este periódico que en su recurso aludirá a la gravedad de los delitos que se le imputan y al hecho de que las medidas acordadas puedan no tener el resultado deseado, ya que no se puede descartar que intente contactar con las denunciantes «a través de terceras personas». Por ello, y para evitar «cualquier riesgo», tanto en ese punto como en la posibilidad de que eluda la acción de la Justicia, es por lo que considera que lo pertinente es que se revoque su libertad y se acuerde nuevamente su ingreso en prisión provisional.

Del mismo modo opinaron Paloma Gutiérrez y Susana Adrián, abogadas de algunas de las jóvenes, que tacharon la decisión del juez de «sorprendente» y se mostraron «muy descontentas con ella». En su opinión, existe «un alto riesgo de que el profesor pueda volver a delinquir, además de la posibilidad de fuga, puesto que el profesor es músico y puede practicar esa profesión en cualquier parte del mundo». Además, Javier, padre de una de las víctimas, aseguró a Ep que solicitará al juez una orden de alejamiento de su hija.

Las consecuencias

El director y el jefe de estudios piden que se levante su imputación

En la causa de los abusos del Colegio Valdeluz también están imputados el ex director del Valdeluz Eustaquio Iglesias y el anterior jefe de estudios Juan José de Cossío, quienes en breve solicitarán al juez que levante su imputación por un delito de omisión del deber de perseguir delitos, puesto que ambos supieron de los abusos. El abogado que defiende a los dos imputados, presentará ante el instructor la solicitud de sobreseimiento de la causa respecto a sus clientes tras las declaraciones previstas para los próximos 25 de abril y 5 de mayo.

El perfil

De «profesor favorito» al más temido por las alumnas de piano

Para muchos, la detención de Andrés Díez el pasado 11 de febrero, acusado de abusar sexualmente de varias alumnas, cayó como un jarro de agua fría. Díez llevaba 15 años como profesor de Música y Filosofía en el Colegio Valdeluz y en la Academia de Música Siglo XXI, con «actitud intachable», tal y como señalaron entonces sus colegas del claustro de profesores. De hecho, muchos de los testigos han declarado ante el juez que el docente era muy querido por los alumnos y sus padres. De hecho, fue precisamente este el motivo por el que muchas de las chicas que han denunciado los abusos ahora, no lo hicieron en su momento. «Cómo iba a decirle a mis padres que era él», afirmó una de ellas. Otra aseguró que llegaba a casa con moratones de los agarrones del profesor.