Madrid
En Lavapiés sí hay playa
Arena en el suelo, esterilla en el techo y azul en las paredes;. todo por acercar a la capital el mayor de sus anhelos: el mar
Arena en el suelo, esterilla en el techo y azul en las paredes;
todo por acercar a la capital el mayor de sus anhelos: el mar
Durante mucho tiempo, el barrio de Lavapiés estuvo sumido en el abandono, mudo y solo, y a finales de los 80, acabó convirtiéndose en el corazón del chabolismo vertical en Madrid, testigo palpitante de una vida pasada en torno a la corrala. Pronto, una generación perdida de jóvenes se encontró entre las paredes del desarrapado barrio y se unió para sembrar en el vacío de sus callejones el germen de la movilización social y cultural; más tarde, llegaron las primeras olas migratorias, que pintaron de heterogeneidad las aceras de la capital. Por todo, no es de extrañar que, hoy, el barrio de Lavapiés represente la Madrid más castiza y, al mismo tiempo, la Madrid más abierta al multiculturalismo, siempre viva y con ganas de un baile al atardecer.
En un simple paseo por la Calle Argumosa –también conocida como «paseo marítimo de Lavapiés»–, esa vitalidad se siente, y más ahora, que en pleno mes de agosto la calle puede mejor que nunca hacer honor a ese sobrenombre que tan bien representa su número 9. Porque hay playa en Lavapiés, de día y de noche, y con carta para todos los gustos: ensaladas, tostas, creps y dulces postres, también cafés y tés, pero sobre todo, refrescos, licores, vinos y cerveza, mucha cerveza. El suelo de La Playa de Lavapiés es azul y está dolido por las pisadas, como si hubiera sido arañado por la subida y la bajada de la marea; incluso, hay días en los que lo ensucia un montón de arena. El techo está cubierto por un telar de esterilla, como la más exótica de las sombrillas, y al fondo, el recuerdo del mar en otra época está pintado en la pared y colgado en un puñado de postales sin sello.
Por eso, igual que una jornada de sol y mar comienza buscando un buen rincón desde el que ver el día pasar sin nada más en lo que pensar, la mejor forma de disfrutar de La Playa de Lavapiés es llegando a primera hora de la tarde, cuando aún la terraza está por colocarse, y desde allí, en una tarde de calor abrasador, ver cómo la «playa» se llena poco a poco de familias al completo. Y es que, como cualquier bar o cualquier playa, este rincón madrileño es lugar de encuentros casuales, de charlas desenfadadas y, además también, de esencias compartidas, pues La Playa de Lavapiés reserva un espacio al arte —se expone el trabajo de artistas independientes—, así como a las impresiones de una clientela habitual, satisfecha y amiga que deja sobre un tablón mensajes de recomendación.
Lavapiés sigue siendo hoy en día el barrio con mayor cantidad de asociaciones y movimiento vecinal de Madrid, y eso se nota, porque cuando te encuentras con lugares como La Playa de Lavapiés te olvidas de que estás en la misma ciudad en la que, desde las siete de la mañana, la gente se mueve con prisa, y vive con prisa... Pero no en el número 9 de la calle Argumosa, que aquí la cerveza hay que tomarla con calma, como en la playa.
«El paseo marítimo» de Madrid
Damos la bienvenida a las fiestas de San Lorenzo, patrón del barrio de Lavapiés, y los locales de la calle Argumosa se hacen con las aceras para construir el «paseo marítimo» de Madrid. Así, los vecinos del barrio y el resto de madrileños podrán disfrutar estos días del mejor ambiente en esta zona, con música al aire libre a partir de las 22:00 horas: Dj. Ania Casares actuará esta noche y Dj. Floro lo hará mañana.
Para no perderse
La Playa de Lavapiés
Dónde: calle Argumosa, 9.
Cuándo: todos los días de
13:00 a 24:00 (jueves hasta la
01:00 y viernes y sábados hasta las 02:00).
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