La basura de Madrid, una trampa para las sillas de ruedas

Personas con discapacidad denuncian «el peligro» que genera la acumulación de suciedad en la capital. Reclaman al Ayuntamiento que «tome medidas urgentes».

«Estamos empezando a pensar que los barrenderos son una especie en extinción». Ya no son sólo los vecinos de los barrios los que reclaman al Ayuntamiento de Madrid que tome medidas frente a la suciedad de la capital. El comentario pertenece a Javier Font, presidente de FAMMA-Cocemfe (Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Madrid).

«Es cierto que el problema de descuido de la ciudad es una constante desde hace años, pero estas semanas, con la caída masiva de hojas, los problemas para las personas con discapacidad se multiplican», expone este portavoz. Él circula por la capital en su silla de ruedas y «toda la cantidad de hojas que hay me dificulta ver qué puede haber debajo, ya que ocultan raíces levantadas o adoquines rotos», sostiene Font.

Estos problemas son los que llevan a esta entidad a denunciar «la situación de peligro que está provocando» la suciedad. Porque no son sólo las hojas, «que propician resbalones», sino también «los excrementos de las mascotas o la basura acumulada».

Font explica que «nuestra sede está en la calle Galileo y la suciedad es una constante. Mientras cuidan zonas como la Gran Vía o la calle Serrano, aquí no se cuida nada». Esta Federación estima que «la solución pasa por que el Ayuntamiento tome medidas urgentes para eliminar de manera efectiva la suciedad de las calles».

Después del verano, la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, reconoció que la situación de suciedad de las calles había aumentado y que se iba a abordar el problema. Sin embargo, los vecinos no han percibido ninguna mejoría, como destacan los vecinos de Centro. «No sólo no tenemos más basura, sino que los baños de plástico que nos han colocado por las calles producen aún más basura. Muchos días aparecen en el suelo, con excrementos y para la gente mayor o con movilidad reducida es un peligro», afirma Esteban Benito, coordinador de las Asociaciones de Vecinos del Distrito Centro y miembro de la Asociación de Vecinos de Chueca.

Tanto Benito como Font no comprenden cómo se han tomado tantas medidas contra la contaminación desde el Consistorio, pero no «nos protegen de la basura que, al fermentar, genera mal olor y gases tóxicos nocivos para la salud», dice el segundo.

«A la Federación nos llaman muchas personas quejándose por esta situación. También nos contactan personas mayores que tienen miedo a salir de casa por si se caen. Con tantas hojas, los resbalones son un peligro porque pueden terminar con una cadera rota», añade el presidente de la entidad.

Y a todo esto se suma un obstáculo más: los patinetes. «Mientras no se les cree un aparcamiento dedicado en exclusiva a ellos el problema no se va a solucionar porque, por el momento, los han retirado, pero van a volver y para nosotros son todo un peligro». Font va un paso más allá: «Madrid se ha convertido en una ciudad hostil para nosotros. Recorrer las calles es toda una yincana». Reconoce que la situación actual le da «vergüenza porque vivimos un punto de abandono total».

La limpieza en las calles facilita los desplazamientos, «siendo una exigencia de todos los ciudadanos vivir en una ciudad limpia y saludable», insisten desde Famma. Se trata, además, «de una posible medida de prevención de discapacidades sobrevenidas por caídas y otros accidentes, que en el tránsito de los ciudadanos y ciudadanas de Madrid se dan». Insisten en que son los mayores damnificados por el mal mantenimiento de las vías y por «la mala gestión».

Desde la asociación de vecinos Madrid Lo Vale insisten en que «Sabanés ha sido incapaz de poner en marcha la campaña especial de recogida de la caída de la hoja en tres años». Una iniciativa que desde diversas plataformas vecinales llevan mucho tiempo reclamando. También denuncian que los contenedores de basuras están desbordados y que la acumulación de cartones está a la orden del día.

Con todo, «sabemos que en el Ayuntamiento conocen el problema y que nuestra queja por la situación de suciedad no es nueva», sostiene el presidente de Famma.

Font aporta una vivencia de hace unos días: «Una de nuestras trabajadoras tuvo que irse al hospital después de que alguien entrara en la Federación con hojas pegadas a sus zapatos. Allí se quedaron y ella, después las pisó y se cayó».