Teatro

Portugal

Teatro para cambiar el mundo

Los chilenos de La Re-sentida llegan a la Verde de Canal con «Trantando de hacer una obra que cambie el mundo»
Los chilenos de La Re-sentida llegan a la Verde de Canal con «Trantando de hacer una obra que cambie el mundo»larazon

Aunque suene a perogrullada, nueve ediciones después se puede decir bien alto que el Festival de Otoño vuelve exclusivamente a otoño. Se acabó el certamen inmortal, que comenzaba con los primeros fríos y terminaba bien entrada la primavera del año siguiente, para recuperar un formato que no se tocaba desde 2009. El estilo, el mismo: dos semanas de vanguardia pura. Toda la que propongan los patrios Adolfo Simón, Elena Córdoba, Cuqui Jerez... y los internacionales Simon Stone, Sergio Blanco y Krystian Lupa, entre otros muchos.

Para abrir boca –hoy, mañana y pasado– dos nombres. De aquí y de allá: un joven veterano de la escena española que vive y trabaja en Portugal desde hace años, Pablo Fidalgo, con «Anarquismos (Por el medio de la habitación corre un río más claro)»; y el imprescindible de la escena iberoamericana Marco Layera, con «Tratando de hacer una obra que cambie el mundo». Es este último la cabeza visible de la compañía La Re-sentida, «los punks del teatro chileno», los apodan. Y, con esas, el director comienza su queja casi constante: «Nunca nos ha agradado eso. Yo nos llamaría obreros teatrales porque esos títulos solo sirven para crear prejuicios y una expectación absurda en términos publicitarios». Es ese «dolor», dice, el que mueve a Layera y los suyos. Es el chispazo que necesitan para «sentirnos vivos y hacernos preguntas». De momento, en Madrid presentan (en la Verde del Canal) un montaje que cuenta la historia de un grupo de actores que lleva años encerrado en un sótano ajeno a la realidad y obsesionado con crear una función que cambie la realidad. Pero todo se viene abajo cuando el nuevo gobierno erradica la pobreza y las injusticias. Una utopía que obligaría al chileno a cambiar su teatro, «haría otra cosa», pero que, por el momento, no parece que tenga que preocuparle.

Por su parte, Fidalgo llega con una «performance» que desarrolla en la Cuarta Pared su tesis de que «la anarquía desapareció de la Historia, pero permaneció en los cuerpos». Por ello, el también poeta se propone dar con esos «gestos al margen», explica. Fuera de toda norma, de modas, de lo políticamente correcto, de los sistemas de producción... «Es una pieza que va a contracorriente y despierta reacciones viscerales».