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Tiros por cocaína en el barrio «tranquilo»

Una banda de sicarios dispara a bocajarro a dos colombianos por un ajuste de cuentas en Sanchinarro. El despliegue policial para tratar de capturar a los autores, sin éxito, mantuvo en jaque a todo el barrio

La Policía en la azotea del edificio donde se ha producido el tiroteo
La Policía en la azotea del edificio donde se ha producido el tiroteolarazon

Dos hombres han resultado heridos esta tarde al caer desde un cuarto piso tras un tiroteo en un edificio del barrio de Sanchinarro de Madrid.

Parece un barrio tranquilo, residencial, familiar... y eso es precisamente lo que buscan los grandes traficantes colombianos afincados en Madrid. Discrección para vivir tranquilamente con sus mujeres y sus hijos en urbanizaciones con piscina donde prácticamente nadie conoce a nadie. Hace ya un par de años que Sanchinarro se empezó a convertir en el barrio residencial por excelencia de los narcos; tanto que los agentes especializados en cocaína califican la zona de «nido de colombianos de alto nivel». «Todas las investigaciones sobre cocaína acaban aquí», explica un agente experimentado en la materia.

Y, aunque nunca había sido escenario de un crimen de este tipo, donde hay droga, siempre hay mucho efectivo y armas, por lo que un suceso como el de ayer, en realidad, se esperaba desde hace mucho tiempo.

Ayer, el barrio «tranquilo y familiar» despertó de su letargo. Tres disparos a eso de las 16:45 horas espabilaron de la calurosa tarde de verano a los vecinos de la urbanización del número 91 de la calle Niceto Alcalá Zamora, la principal del barrio. Una banda de sicarios, según fuentes policiales, compuesta por cuatro o cinco personas, subieron hasta un cuarto piso aunque se desconoce si la presunta «oficina de cobros» conocía a su objetivo y les abrieron la puerta sin más o, por el contrario, lograron acceder a la vivienda mediante algún otro método. Tampoco descartan los investigadores, según fuentes policiales, que el grupo de colombianos ya se conociera, se hubiese reunido para cerrar algún negocio y hubieran acabado a tiros.

En cualquier caso, entraron al domicilio, y la diferencia de pareceres terminó con pistolas de por medio. Hasta tres disparos escucharon los vecinos, según los testigos. Una de las balas fue a parar en el hombro izquierdo de uno de los supuestos inquilinos de la vivienda pero la Policía no descarta que haya algún otro herido que huyera tras la reyerta.

Cuando llegaron los efectivos del Summa al lugar encontraron a dos varones precipitados (ambos se habían tirado o les habían empujado) desde la ventana del cuerto piso hasta el patio. Fueron trasladados hasta el hospital Ramón y Cajal y La Paz (el herido de bala). Uno de ellos, según testigos presenciales tenía «las piernas destrozadas y gritaba de dolor». Se tata de un varón de 42 años y otro de 23, ambos de nacionalidad colombiana y ya habían sido detenidos con anterioridad.

La zona enseguida quedó acordonada y blindada varias manzanas dado que había amenaza de individuos atrincherados con armas de fuego en el interior del edificio. Cuando la Policía accedió a la vivienda de los hechos sólo encontraron restos de sangre y de balas pero ya estaba vacía. El impresionante despliegue policial para capturar a los autores de los disparos asustó a los vecinos de la zona que incluso llegaron a pensar en amenazas de bomba. Los agentes recorrieron en el interior del edificio (desde otras viviendas hasta la azotea) y las inmediaciones en busca de los presuntos sicarios. Participaron agentes de la UIp, de los Bronce, de Seguridad Ciudadana y de la comisaría de distrito, la unidad Cóndor (el helicóptero) y Policía Judicial. También había al menos una docena de ambulancias por si había más heridos.

Cinco horas de blindaje policial en la zona

El –para algunos desproporcionado– despliegue policial en torno a la urbanización de los hechos contó con la participación de las Unidades de Interveción Policial (UIP), los Bonce (UPR), la unidad Cóndor (el helicóptero de la Policía), indicativos de Seguridad Ciudadana, Policía Científica, Homicidios y agentes de la comisaría de distrito de Hortaleza y agentes de la Policía Municipal, que regularon el tráfico y desviaron a vecinos y transeuntes fuera del cordón policial. Había hasta siete ambulancias en preventivo.