Comunidad de Madrid
Último verano de baño libre en el Pantano de San Juan
El Ayuntamiento tiene redactada la ordenanza para regular el embalse. Delimita dos únicas áreas para el baño y las separa de las actividades acuáticas. Prohíbe cocinar y llevar animales. Las multas van de 30 a 900 euros
El Ayuntamiento tiene redactada la ordenanza para regular el embalse. Delimita dos únicas áreas para el baño y las separa de las actividades acuáticas. Prohíbe cocinar y llevar animales. Las multas van de 30 a 900 euros.
Al Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias se le ha echado encima el verano sin regular el funcionamiento de su atracción más popular, el Pantano de San Juan. Pero está decidido a que éste sea el último de baños «libres». Conocido como la playa de Madrid, tiene unos 15 kilómetros de costa y 115 km2 de superficie en la que en julio se ahogaron dos personas. Las alarmas se han disparado porque en ninguno de los casos había vigilancia en el embalse. Y es que el pantano no tiene regulación alguna
En el caso del guineano que falleció el 18 de julio en la zona de El Muro –una de las marcadas para el baño–, el suceso se produjo en martes, un mal día para ser rescatado en este pantano, ya que los efectivos del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid, Summa 112, sólo están allí los fines de semana y festivos, días en los que se pueden concentrar hasta 3.000 bañistas.
El segundo ahogamiento se produjo en viernes y encima fue en la playa nudista, alejada de las dos áreas marcadas por el Ayuntamiento para el baño, que son las conocidas como El Muro y la Virgen de la Nueva. Aunque hay establecidas estas dos áreas de baño, en San Juan nada impide a los visitantes bañarse en cualquier otra parte de la costa del pantano. De hecho, alejarse de las multitudes de El Muro y de la Virgen de la Nueva es lo que muchos buscan: las pequeñas calas y recovecos que aportan intimidad.
Los dos sucesos de julio pusieron en evidencia que –al margen de la labor sanitaria del Summa 112– no hay vigilancia, ni socorristas, ni legislación al respecto.
El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias tiene ya redactada la odenanza reguladora de las zonas de baños de su municipio. La norma tiene fecha de 2017, pero no será hasta el próximo año cuando podría entrar en vigor. Su alcaldesa, Mariluz Lastras, quiere incluso que las playas obtengan la calificación de bandera azul, pero para eso es necesario poner socorristas todos los días, regular los apresamientos, poner baños públicos y accesos adecuados. El primer teniente de alcalde lleva más de un año trabajando con el organismo independiente que concede este calificación –la Fundación para la Educación Ambiental–, que tiene en cuenta la sanidad, la limpieza, la seguridad e información y la gestión ambiental.
Desde el consistorio quieren asumir sus competencias, sin embargo, se resisten a hacerlo en solitario. «Son muchas las administraciones que tienen algo que decir en este pantano, empezando por la Confederación Hidrográfica del Tajo, que es quien lo gestiona; así como la Consejería de Medio Ambiente, que es quien delimita las zonas en las que está permitido el baño en la Comunidad y la que vela por zonas protegidas como lo es ésta; o la Consejería de Sanidad, ya que el Summa lleva 16 años haciendo labores de socorrismo», afirman fuentes municipales. El objetivo para este verano es conseguir que Sanidad amplíe el horario del Summa, sobre todo para evitar más sucesos; y para el siguiente periodo tener aprobada la normativa que implicará el acotamiento de dos zonas de baño y la multa para aquellos que no cumplan con la normativa municipal.
Según la ordenanza, a la que ha tenido acceso este periódico, las dos zonas de baño autorizadas estarían perfectamente delimitada. Situadas en la Playa de El Muro y la de la Virgen de la Nueva, en ellas se prohibirá la navegación deportiva y de recreo, así como la utilización de cualquier tipo de embarcación tanto a motor como a vela. Así, la varada de embarcaciones deberá hacerse a través de canales que quedarán debidamente señalizados. Las embarcaciones nunca podrán operar a menos de 100 metros de distancia de las dos zonas de baño fijadas. En estas áreas, el consistorio fija además unas normas. La normativa daría a la Policía Municipal y a los operarios municipales que realicen tareas de limpieza el poder de apercibimiento a los bañistas que la infrijan.
Así, según la ordenanza municipal quedaría prohibido en la áreas de baño (tradicionalmente utilizadas para hacer picnics) realizar fuego, utilizar bombonas de gas, cocinar, acceder con embalses de vidrio, lavarse con jabón, la presencia de animales domésticos, colocar tiendas de campaña, pernoctar y pescar durante la temporada de baño, que queda fijada entre el 15 de mayo y el 15 de septiembre, además de la Semana Santa y el Puente de Mayo. La normativa también fija un régimen sancionador, que establece tres tipos de multas en función de la gravedad de la infracción. Así, las leves irán de 30 a 150 euros; las graves de 151 a 450 y las muy graves hasta los 900 euros. Si el pago es voluntario y antes de la resolución se descontará el 50% del importe total.
Para llevar a cabo esta ordenanza, el Ayuntamiento lleva más de un año pidiendo la implicación y financiación de todas las administraciones que pueden tener alguna relación con la gestión del pantano. Sin embargo, por el momento no han conseguido nada. Cada administración lanza «la pelota» a la siguiente.
Desde la Consejería de Sanidad del Gobierno que dirige Cristina Cifuentes se mantiene que su contratación es de competencia municipal y, aunque sí se han plantedo ampliar la presencia del Summa –limitada a fines de semana y festivos– lo cierto es que han dejado ya clara a la alcaldesa del municipio, Mariluz Lastras, que «el Summa no hace labor de socorrismo porque son sanitarios».
Calendario de reuniones
Este martes se reunirán, de nuevo –ya lo hicieron en febrero–, con la Consejería de Medio Ambiente, en una reunión a la que también acudirá un representante de la Consejería de Presidencia, responsables de la gestión del plan antiincendios de la región. «Hemos tenido que llenar las pistas forestales de carteles de prohibido aparcar», explican desde el Ayuntamiento: «Un día va a haber un problema de seguridad», añaden. Por este motivo también se reunieron en abril con la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, a la que le pidieron que el dispositivo de vigilancia de embalses y zonas recreativas tenga más presencia en el pantano.
En esta carrera por todos los despachos de Madrid, la alcaldesa también se ha reunido con la Confederación Hidrográfica del Tajo, responsable de dar el visto bueno a la separación entre las áreas para la navegación y las acotadas para el baño. Por el momento no han conseguido demasiado, pero aseguran que éste será el último año sin regulación.
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