Ayuntamiento de Madrid

Versos ilegales en los pasos de peatones

La iniciativa de Boa Mistura impulsada por Carmena no cumple con la Ley de Seguridad Vial ni con las ordenanzas municipales

El colectivo Boa Mistura ya pintó en 2014 versos en los cruces de peatones de forma ilegal, puesto que Botella les negó la autorización / Boa Mistura
El colectivo Boa Mistura ya pintó en 2014 versos en los cruces de peatones de forma ilegal, puesto que Botella les negó la autorización / Boa Misturalarazon

La iniciativa de Boa Mistura impulsada por Carmena no cumple con la Ley de Seguridad Vial ni con las ordenanzas municipales

Ni originales, ni legales. La iniciativa «Versos al paso» que el colectivo Boa Mistura con el respaldo del Ayuntamiento de Madrid lleva a cabo estos días en más de un millar de pasos de cebra de la capital no cumple ni con la Ley de Seguridad Vial ni con las propias ordenanzas municipales. Es más, Boa Mistura es perfectamente consciente de la ilegalidad de su proyecto, que pasa por pintar en la calzada de los cruces de peatones, puesto que ya se lo propuso a la anterior alcaldesa, Ana Botella, que lo rechazó por no ajustarse a los reglamentos de tráfico. Ante la negativa del Consistorio, Boa Mistura pintó ilegalmente los versos en una iniciativa muy efímera, y que costó a los madrileños el repintado de todos los pasos de cebra, que denominó «Te comería a versos», en octubre de 2014.

Esta vez, el Gobierno de Ahora Madrid ha dado alas a un proyecto que no cumple con las normas y que, además, vuelve a traer a la actualidad la falta de respeto por las normas de Seguridad Vial que ya demostró el equipo de Carmena cuando, el año pasado, quiso que los cruces de peatones se pintaran con los motivos de la bandera LGTBI por el World Pride, a lo que se sumó la iniciativa de modificar los semáforos para hacerlos inclusivos con carácter permanente. El equipo de Ahora Madrid planteó cambiar los pasos de cebra del clásico blanco y negro a los colores del arcoíris, algo que ya había acarreado denuncias en otros ayuntamientos puesto que es ilegal. Y es que no sólo los municipios no tienen las competencias sobre las señales de tráfico, sino que, además, y en el caso de la capital, las ordenanzas municipales lo impiden expresamente.

En concreto, la ordenanza de circulación madrileña señala que la autoridad encargada de la regulación, ordenación y gestión del tráfico –la Policía Municipal dentro del Área de Gobierno de Seguridad, Salud y Emergencias– será la responsable de la señalización circunstancial.

Es decir, se ocupa de la señalización variable para situaciones excepcionales, aunque son los responsables de las obras quienes deben cumplir con la legislación a la hora de repintar provisionalmente la calzada. Además, el Ayuntamiento, como titular de la vía, es competente para ordenar la retirada inmediata de la señalización vial cuando no cumpla con la normativa. Es más, el artículo 58.2 de esta ordenanza especifica que «se prohíbe modificar el contenido de las señales o colocar sobre ellas o en sus inmediaciones placas, carteles, marcas u otros objetos que puedan inducir a confusión, reducir su visibilidad o su eficacia, deslumbrar a los usuarios o distraer su atención».

Habida cuenta que el punto anterior de dicho artículo señala, a su vez, que no se pueden realizar modificaciones de la señalización sin la autorización del titular de la vía, y que el Ayuntamiento ha promocionado la iniciativa, se trata de un claro fraude de Ley a las ordenanzas municipales. Todo ello sin tener en cuenta los incumplimientos de la regulación prevista a nivel estatal, cuyas consecuencias son más graves si cabe. Y es que el Real Decreto 1428/2003 de 21 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento General de Circulación, que desarrolla la Ley de Seguridad Vial, deja claro en sus artículos 168 y 172 cómo deben ser las marcas viales: su color, la forma, el diseño, el significado y las dimensiones que figuran en el Catálogo oficial de señales de Circulación. El 168, en concreto, especifica que las bandas blancas trasversales en la calzada que conforman el paso de cebra y que indican un paso para los peatones deben ser de color blanco. «No podrán utilizarse líneas de otros colores que alternen con las blancas», una práctica que comenzó a extenderse hace unos años en distintos municipios en los que empezaron a verse pasos de cebra en los que las franjas blancas alternaban con otras de color azul. La DGT hace unos años tuvo que remitir informes a los Consistorios advirtiendo de esta circunstancia. Muy beligerante con estas iniciativa fue también el presidente de Automovilistas europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, quien entonces ya criticó que los cambios en las señales suponía «autoatribuirse competencias que no vienen encomendadas ni por el art. 25 de la Ley 7/85, ni por el art. 7 de la Ley de Circulación, y que además infringe el art. 149 de la C.E.».

Lo cierto es que la poética iniciativa de Carmena estaría incurriendo en un incumplimiento de la normativa nacional e internacionl al modificar el contenido de la señal de paso de peatones con versos ya que otro artículo, el 142, del Reglamento General de Circulación, especifica que las señales o las marcas viales no se pueden modificar si es que con ello «se induce a la confusión o distrae la atención de los usuarios de la vía, sin perjuicio de las competencias de los titulares de la vía». La normativa española está basada, además, en acuerdos internacionales.

¿Por qué no se deben modificar ni los pasos de peatones ni ninguna otra señal de tráfico? «Porque las normas de circulación y las viales están reguladas por convenios internacionales, tienen su sentido, no están hechas pensadas arbitrariamente, sino para que las reconozcamos cuando circulemos en cualquier país del mundo», explica a LA RAZÓN Ramón Ledesma, consejero asesor de Pons Seguridad Vial.

«No se deben hacer alteraciones porque pueden poner en riesgo la seguridad vial y unos versos en el pavimento pueden generar distracción en el peatón» que, en lugar de estar atento al tráfico puede estar más pendiente de encontrar el sentido del verso que de mirar a los dos lados de la carretera para evitar un posible atropello de un conductor despistado que no se detiene ante un paso de cebra.

Ledesma ha advertido, además, de las repercusiones que podría tener para el Ayuntamiento madrileño no respetar las normas de circulación establecidas a nivel nacional, no solamente en sus propias ordenanzas municipales. Así, en un momento dado, «no sólo podría tener consecuencias penales alterar las señales, sino también se podría estar cometiendo una infracción administrativa para lo que se contemplan multas que oscilan entre los 3 y los 20.000 euros». A eso se añade otra circunstancia y es que la pintura blanca que se emplea para los pasos de peatones es especialmente escurridiza para los usuarios de las motocicletas con lo que, incorporar poesía al pavimento podría añadir más inseguridad a la vía para el cada vez mayor número de motoristas en el momento de la frenada para dar paso al peatón.

Imagen: El paso de peatones que hace años se proyectó para la Red de San Luis y que también incumplía la normativa

De la guerra por las tapas de alcantarilla a las propuestas para Gran Vía

Cambiar la cara de la ciudad es una gran tentación por su visibilidad y popularidad pero, en muchas ocasiones, los gobernantes se olvidan de la normas que rigen esos cambios. En plena «guerra» entre el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón y la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, el Ayuntamiento «incautó» las tapas de alcantarilla que el Gobierno regional había pintado de azul para promocionar el Canal de Isabel II, por ser ilegal tanto su cambio como su color. Aguirre contestó acusando de robo de alcantarillas a Gallardón. En 2009, en el marco del centenario de la Gran Vía que se celebraba el año siguiente, Gallardón planteó una mesa de debate para cambiar la mítica calle. Así, el arquitecto Miguel de Oriol e Ybarra propuso crear un jardín con un único carril de tráfico, muy del gusto de Carmena, y las arquitectas Cristina Chávez y Adriana Arranz, apostaron por un paso de peatones espectacular en la Red de San Luis.