
Terrorismo
El audio de la declaración del asesino confeso del sacristán de Algeciras: "El islam llegó con la espada y ha vuelto a la espada"
El juicio a Yassine Kanjaa, para quien la Fiscalía pide 50 años de prisión, queda hoy visto para sentencia. "Me dirigí al cura porque es enemigo de Dios", aseguró en instrucción
El juicio a Yassine Kanjaa, el asesino confeso de Diego Valencia, sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma (Algeciras), el 25 de enero de 2023 quedará hoy visto para sentencia tras el informe final de su defensa, que pide su absolución al considerar que no es responsable de sus actos por el trastorno psicótico que padece. El acusado tendrá derecho al turno de última palabra, aunque no es previsible que lo ejerza después de que en la vista oral se acogiera a su derecho a no declarar.
Ante su silencio, en la sala solo se escucharon fragmentos de su declaración judicial el 30 de enero de 2023 en la Audiencia Nacional, tras la cual el magistrado Joaquín Gadea acordó el ingreso en prisión incondicional del joven marroquí, que ahora se enfrenta a una petición de 50 años de cárcel de la Fiscalía, que considera que el asesinato del sacristán (y el intento de degollar a un sacerdote) fue de carácter terrorista.
LA RAZÓN ha tenido acceso al audio de esa declaración, en la que Kanjaa se identifica como un "mensajero de Alá" que actuó contra los "enemigos de Satán" después de tres días en los que, según aseguró al magistrado, lo "veía todo negro, veía la muerte" y pensó incluso en suicidarse. En esa comparecencia, el acusado avisó de que si no le dejaban en libertad su situación "iba a empeorar". Y al mismo tiempo, admitió que se dirigió primero hacia el párroco de la iglesia de San Isidro, al que hirió de gravedad, y posteriormente hacia Diego Valencia (a quien confundió con un sacerdote) para "cortarles la cabeza" porque eran "enemigos de Dios". Según dijo, no actuó de forma premeditada, aunque guardaba el machete en un falso techo de su habitación para protegerse, convencido de que "lo iba a necesitar".
"Soy el mensajero de Alá"
En esa declaración judicial, que se llevó a cabo con un traductor de árabe, Kanjaa empezó diciendo: "Quiero decir algo que nunca he dicho. Soy el rey Halut (sic) que está en el Corán (...). Soy el mensajero de Dios, de Alá, para sacar a la gente de esta situación, porque mucha gente no está en el buen camino". "¿Y de qué situación quiere sacar a la gente?", le preguntó el instructor. "Tienen que creer en Dios y alejarse del camino de Satán".
A preguntas del entonces magistrado de la Audiencia Nacional, explicó que entró en la iglesia de San Isidro a media tarde de ese 25 de enero "porque el señor que está ahí" (refiriéndose al sacerdote del templo) "se relaciona con Satán y él es enemigo de Satán".
Según dijo, "no había tomado" drogas ni alcohol, pero tenía una sensación extraña desde tres días antes. "¿Puede describirnos qué sensación tenía?". "Veía todo negro, veía la muerte y pensé en suicidarme". Sentía "todos los problemas del universo" encima de él. Ese mismo día quería suicidarme.
Y contó que se sentía como un enviado divino. "Alá me envió para hacer esta misión y lo hice. No sé por qué".
"Quería matar"
En un relato por momentos incoherente, aseguró que cogió el machete de su casa "después de pasar por la segunda iglesia" (la iglesia de Nuestra Señora de la Palma). "Cuando regresó a su casa dice que cogió un machete de allí. ¿Dónde lo guardaba?", le inquirió el juez. "En el techo, en el falso techo". "¿Por qué lo guardaba allí?". "Todo el mundo tiene un arma y yo la tenía para protegerme. Sabía que lo iba a necesitar", admitió antes de precisar que el cuchillo "estaba en la casa". "Alguien que pasó por la casa de okupa lo habrá dejado ahí", refirió. Respecto al móvil, explicó que lo dejó en su casa porque "se había roto la pantalla" y cree que estaba apagado.
"Cuando llegó a casa y cogió el machete ¿qué intención tenía?", quiso saber Gadea. "Quería matar y quitar de enmedio a esa gente que me hacía daño". "¿Por qué lo quería hacer?". "Porque en el islam esa gente son enemigos".
Tras referir que agredió en la calle a un compatriota marroquí porque trabajaba "con Satán", recordó que entró en la iglesia de San Isidro persiguiendo a una persona que "se escapó". "En el momento en que entra en la iglesia, nos puede explicar qué es lo que sucede", le dijo el instructor. "Me dirigí directamente al cura porque en el islam es enemigo de Dios". "¿Y qué es lo que le hizo?". "Me dirigí hacia él para cortarle la cabeza y quitarle de enmedio", agrediéndole en el cuello por detrás. "¿Tenía intención de acabar con su vida?". "Sí". De hecho, declaró que tras golpearlo una vez creyó "que estaba muerto".
"Fui a buscar al otro cura para matarle"
Posteriormente, continuó su relato, se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma. "Fui a buscar al otro cura también para matarle. Me mandó Alá. Soy un mensajero de Alá. Quería salvar a esa gente del infierno y que no siguiera a los curas". Su objetivo era el mismo: "Quería matarle y cortarle la cabeza. Degollarle".
"¿Puede explicarnos qué es lo que sucedió entonces?", volvió a preguntar Gadea. "Le quería matar ahí, pero se escapó y salió a la calle. Le perseguí hasta que le di con el cuchillo". "Mientras sucedía esto profirió alguna palabra o expresión?". "Decía Dios es el más grande".
"¿En qué momento decidió actuar de esa manera, dirigirse a los curas y cortarles el cuello?". "Ese mismo día, esa misma hora y en ese mismo minuto", respondió. "¿Había pensado antes en hacer esto que hizo?". "No".
"Si no le hubieran detenido, ¿qué es lo que hubiera hecho?", le inquirió el magistrado. "No tenía otra intención. Lo que quería hacer, lo hice. Las iglesias tienen que ser mezquitas, no iglesias".
El juez quiso saber por qué eligió un machete. "Porque el islam llegó con la espada y ha vuelto a la espada". "¿Eso donde lo ha aprendido?". "En el Corán".
"No me considero soldado ni muyahidín"
Kanjja afirmó no saber qué es Al Qaeda ni el Daesh. "Nunca he jurado lealtad con nadie, pero todos los musulmanes son hermanos", se limitó a decir antes de añadir que aunque había oído hablar de gente que se iba a Siria no conocía a nadie que hubiera dado ese paso.
En cuanto a su fotografía haciendo el gesto de la unicidad con su dedo índice (símbolo de la lealtad al Daesh), explicó que únicamente significa que "solo hay un dios y es Alá. Lo que sé es que rezando se hace este gesto".
"Además de mensajero de Dios ¿se considera un muyahidín?", insistió el juez. "No me considero soldado ni muyahidin", replicó él. "No he visto ningún vídeo de cortar cabezas". "Jesús también es mensajero de Dios. No entiendo por qué los cristianos creen en una persona, y no en Dios".
Su entonces abogada volvió sobre sus palabras presentándose como un enviado de Dios. "Ha dicho que esto le dijo Alá que tenía que hacerlo, esta misión". "Sí. Esto venía poco a poco, pero ese día fue cuando cumplió con la orden, con la misión. Había leído que había brujería y sabía que ese día llegaría".
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